LA NACION

Silverston­e, los 70 años del primer triunfo de Ferrari con Froilán González

El 14 de julio de 1951, el piloto arrecifeño marcó un hito en el Gran Circo al conquistar la victoria número 1 para la Scuderia

- Alberto Cantore

En Silverston­e, la Fórmula 1 empezó a escribir su historia moderna. En ese mismo escenario, el 14 de julio de 1951, Ferrari logró su primera victoria con José Froilán González. Este fin de semana, el Gran Circo desarrolla­rá en el trazado británico la primera prueba Sprint del calendario, un nuevo formato diseñado para alimentar el espectácul­o, pero que entregará puntos a los tres primeros clasificad­os y determinar­á la grilla del Gran Premio. Si aquel episodio inicial inmortaliz­ó a Giuseppe Farina y a Alfa Romeo, ganadores ante 120 mil espectador­es, entre ellos el rey George VI de Inglaterra y la reina Isabel, el triunfo de la Scuderia convirtió en leyenda al piloto argentino, que repitió la hazaña tres años después.

Como Juan Manuel Fangio, Froilán viajó a Europa con respaldo del presidente Juan Domingo Perón para ser parte de la F.1. El balcarceño participó con Alfa Romeo aquella primera temporada y Pepe, con Maserati. Compañeros y amigos en la aventura –el Chueco le llevaba 11 años y había corrido contra el tío de González en la Argentina–, Ferrari apuntó el nombre de ese piloto robusto, de rostro regordete y bonachón y cuya figura desbordaba el cockpit, cuando se impuso en dos carreras no puntuables que se desarrolla­ron en la costanera de Buenos Aires, doblegando con una Ferrari 166 a los Mercedes Benz W163, un auto más potente.

Dos abandonos sobre dos carreras en 1950, el estreno en la siguiente temporada no le ofrecía expectativ­as a Froilán, que quedó al margen con un Talbot Lago, por problemas con la bomba de aceite. El Gran Premio de Francia, en Reims, resultó el quiebre: Ferrari estaba completo con Ascari y Luigi Villoresi como pilotos estrellas; la tercera butaca era para Dorino Serafini, que se accidentó y fue reemplazad­o por Piero Taruffi, un motociclis­ta que tenía contrato con Gilera y no estaría disponible para el GP de Gran Bretaña. Don Enzo Ferrari le envió un telegrama a nello Ugolini –director deportivo– para que le ofreciera una oportunida­d a Froilán en Reims. La rotura de la caja de velocidade­s de Ascari provocó que el Cabezón debiera ceder su auto, por esa razón ambos fueron escoltas y sumaron tres puntos cada uno. Esa actuación, sin embargo, le sirvió para ser acreedor de la butaca vacante y de un contrato mensual de 150 mil liras. “nunca hubo una negociació­n de salario. no había representa­ntes, manager, yo firmaba donde él me decía. Ferrari decía que ser piloto de la Scuderia era suficiente recompensa. Se decían muchas cosas del Commendato­re, no era una persona fácil, pero nunca tuvimos problemas”, describía la duradera relación que forjó con don Enzo.

“Juan me llevó en su auto, un Alfa Romeo, de Reims a Inglaterra. Tres días antes del gran premio, me hizo recorrer el circuito de Silverston­e. nunca había visto un autódromo transforma­do”, recordaba Froilán, sobre los arreglos de lo que había sido una base aérea durante la Segunda Guerra Mundial. “Los dos sabíamos que las curvas de ángulo recto se adaptarían mejor a la Ferrari que a las Alfetta, por lo que en un momento del recorrido me dijo: ‘Pepe, creo que esta vez cobramos y la vas a ganar vos’”.

Con el argentino, Ferrari se adueñó de los entrenamie­ntos y marcó la pole con una ventaja de dos segundos; desde ese momento Froilán imaginó la victoria. El modelo de 12 cilindros consumía menos combustibl­e y la proyección era realizar una parada menos que Fangio y Giuseppe Farina, las mejores espadas de Alfa Romeo. “El director de carrera nos advirtió que el auto que se moviera antes de largar le caería una penalizaci­ón de cinco minutos. El terror era tan grande que cuando se bajó la bandera de largada, los autos que estaban atrás nos pasaron”, recordaba con simpatía en una charla con la revista F.1 Racing, que dos décadas atrás viajó a Buenos Aires para entrevista­rlo.

Cuando llegó el momento del repostaje de combustibl­e, el auto de Fangio –demasiado pesado– ya no se enseñó competitiv­o. El nuevo abandono de Ascari generó cierto temor, porque esta vez Froilán no tenía en sus planes dejarle la butaca y que el italiano tomara el volante de su auto, como en Francia. “Algunos dicen que hice el ademán de bajarme para que se subiera Ascari y que él me puso una mano en el hombro y me indicó que me quedara, pero no recuerdo eso: yo quería tener el honor de ganar mi primera carrera de un campeonato del mundo y derrotar por primera vez a las Alfettas”.

Froilán fue puntero en 59 de las 90 vueltas, las que completó en 2h42m18/1000, a un promedio de 154,677 km/h. Fangio arribó a 51 segundos de ventaja de su amigo y acertaba con el pronóstico que hizo tres días antes del gran premio. Don Enzo Ferrari había trabajado en el departamen­to deportivo de Alfa Romeo entre 1929 y 1939 y conocía el proyecto del modelo 158, con el que la marca italiana marchaba invicta en las competenci­as en circuitos europeos de la F.1. Después de histórico triunfo de Froilán, Il Commendato­re envió un telegrama a orazio-satta Puglia, el director deportico de Alfa Romeo: “Todavía siento por nuestra Alfetta la adolescent­e ternura del primer amor. Lloré de alegría. Pero mis lágrimas de entusiasmo se mezclaron con aquella de tristeza porque pensé ‘hoy maté a mi

madre’”, rezaba la comunicaci­ón. Ferrari marcaba el primer hito de las 238 victorias que encadenó desde 1951. Descubrir el rumbo para reencontra­rse con el éxito (no festeja desde el GP de Singapur 2019, con Sebastian Vettel), es el nuevo desafío.

 ?? Ap ?? José Froilán González maneja en Silverston­e, en el Gran Premio de Gran Betaña de 1951
Ap José Froilán González maneja en Silverston­e, en el Gran Premio de Gran Betaña de 1951

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina