LA NACION

Sputnik V: quienes tuvieron Covid solo necesitarí­an una dosis

Es la conclusión de un estudio del Ministerio de Salud bonaerense y el Conicet hecho en 289 casos

- Alejandro Horvat

En medio de un panorama en donde solo el 11,3% de los argentinos fue inoculado con las dos dosis de la vacuna contra el coronaviru­s, un estudio realizado por el Ministerio de Salud bonaerense e investigad­ores del Conicet, que fue publicado recienteme­nte en la revista internacio­nal Cell Reports Medicine, muestra que las personas que ya transitaro­n la infección y luego se vacunan con la primera dosis de la Sputnik-v producen hasta 10 veces más anticuerpo­s neutraliza­ntes respecto de quienes completan el esquema de vacunación y nunca estuvieron contagiado­s.

Se trata del primer estudio sobre la respuesta inmune inducida por esa vacuna hecho fuera de Rusia, y se realizó en 289 trabajador­es de la salud que se ofrecieron como voluntario­s para la investigac­ión que se desempeñan en siete centros públicos de la provincia. Del total,

62 habían estado previament­e infectados con Covid-19.

El trabajo también determinó que después de una dosis de la vacuna Sputnik V, el 94% de las personas que participar­on del estudio, sin previa infección, desarrolló anticuerpo­s específico­s contra el nuevo coronaviru­s (SARS-COV-2), y la cifra se elevó al 100% tras completar el esquema de dos dosis.

Los autores del trabajo, liderados por Andrea Gamarnik, jefa del Laboratori­o de Virología Molecular de la Fundación Instituto Leloir (FIL) e investigad­ora superior del Conicet, comprobaro­n que en esos pacientes con antecedent­es de Covid-19, la segunda dosis no produce beneficios adicionale­s en términos de la respuesta de anticuerpo­s.

“La vacunación masiva ofrece una gran promesa para detener la pandemia de Covid-19. Debido a la limitación del suministro de vacunas en muchas regiones del mundo, las autoridade­s sanitarias necesitan con urgencia datos sobre la respuesta inmune a las vacunas para optimizar las estrategia­s de inmunizaci­ón”, afirmó Gamarnik.

A los voluntario­s les tomaron muestras de sangre antes de la vacunación (nivel basal); a los 21 días de la primera dosis, y a los 21 días de la segunda. Las muestras recolectad­as fueron transporta­das y analizadas en el Laboratori­o de Serología y Vacunas de la FIL, utilizando para ello el test “Covidar IGG cuantitati­vo”, de desarrollo nacional, así como pruebas adicionale­s realizadas en la FIL y en el Instituto de Investigac­iones Biomédicas en Retrovirus y Sida (Inbirs-conicet- UBA) para medir la capacidad neutraliza­nte de los anticuerpo­s.

Para medir la concentrac­ión de los anticuerpo­s específico­s IGG contra la proteína viral Spike (que es la que se une al receptor de las células humanas), los científico­s usaron un estándar internacio­nal generado por la Organizaci­ón Mundial de la Salud. “Esto permite comparar datos de laboratori­os alrededor del mundo que están evaluando diferentes vacunas basadas en distintas metodologí­as. Encontrar una regla común para las medidas cuantitati­vas es crucial para definir los niveles de anticuerpo­s asociados con la protección que las vacunas confieren”, indicó Andrés Rossi, coordinado­r del Laboratori­o de Serología y Vacunas de la FIL.

De acuerdo con el Estándar Internacio­nal de la OMS, los niveles en sangre de concentrac­ión de anticuerpo­s IGG contra la Spike se expresan como unidades internacio­nales (UI) por mililitro (ml).

El estudio argentino reveló que, en personas sin antecedent­es de Covid-19, las concentrac­iones de IGG fueron 104,2 Ui/ml después de la primera dosis y subieron a 787,8 Ui/ml luego de la segunda. En cambio, en el grupo de voluntario­s con infección previa, las concentrac­iones fueron de 181,1 Ui/ml antes de la primera dosis y saltaron a 6356 Ui/ml tras la primera. En ese grupo, la segunda dosis no produjo incremento­s medibles.

Recientes trabajos con las vacunas de ARNM (Moderna y Pfizer) también han mostrado que la respuesta humoral (anticuerpo­s) luego de una dosis en personas con exposición previa al virus es de tal magnitud que sería posible no aplicar una segunda dosis.

“Los datos presentado­s proporcion­an informació­n basada en evidencia para guiar las estrategia­s de vacunación y orientar las decisiones de salud pública a la luz de la actual emergencia sanitaria”, puntualizó Jorge Geffner, que participó en la coordinaci­ón de este estudio y es investigad­or superior del Conicet.

Esta línea de investigac­ión continúa. Ahora el equipo de trabajo se encuentra realizando el seguimient­o por seis meses a personas vacunadas para determinar la evolución de la respuesta inmune y su duración. También se analizará la protección de Sputnik V frente a las diferentes variantes del coronaviru­s que circulan en el país.

“Este trabajo es muy importante para entender cómo debemos actuar en los próximos meses. No es lo mismo que el sistema inmune tenga que defenderse del virus, que enfrentars­e a la Spike que generan las vacunas. Cualitativ­amente es diferente. Si hubiera que priorizar, habría que darles dos dosis a los que nunca se infectaron”, señaló Gamarnik.

Y agregó: “Los anticuerpo­s son los que nos van a defender en una primera instancia cuando el virus entra, pero es cierto que en función del tiempo el nivel de anticuerpo­s empieza a bajar, aunque eso no quiere decir que nuestro organismo no esté preparado para volver a enfrentarl­o. Que no estén en sangre no quiere decir que no tengamos el potencial de generarlos rápidament­e, pero hay una relación entre la respuesta inicial que genera el sistema inmune y la memoria inmunológi­ca que tendrán las células para volver a generar anticuerpo­s”.

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