LA NACION

Creó el primer banco de sangre felino y salvó a miles de gatos

Hace 10 años Alexis Jaliquias se propuso mejorar un proceso médico que era muy angustiant­e para los dueños de esas mascotas

- Laura Reina

Era de noche, todavía estudiaba veterinari­a, y su tío lo llamó desesperad­o: su gato necesitaba una transfusió­n de urgencia. Pero además de la mala noticia, había otra peor: había que conseguir un donante. Y rápido. “Llamé a un amigo, que permitió que su gata donara sangre. Fuimos de apuro, en medio de la noche, sin los debidos protocolos. Pudimos salvarle la vida, pero obviamente eso me quedó dando vueltas en la cabeza. También en el hospital veterinari­o donde trabajaba, cada vez que había que trasfundir un gato, pasaba lo mismo: la gente tenía que padecer con su gato enfermo y, además, conseguir otro para que le donara sangre al suyo. Es decir, sufría por la enfermedad de su gato, y además tenía la preocupaci­ón de salir a buscar un donante. Así era hace 10 años”, cuenta Alexis Jaliquias, veterinari­o especializ­ado en felinos y profesor de anestesiol­ogía y algiología (estudio del dolor) de la UBA.

Mientras terminaba la carrera, en una calurosa tarde de verano, Jaliquias se puso a pensar cómo podía mejorar el procedimie­nto. Y empezó a investigar cómo funcionaba­n los bancos de sangre felina en otros lugares del mundo, principalm­ente en los Estados Unidos. Para cuando se empapó del tema, ya tenía el firme objetivo de crear uno acá, en Argentina, para evitar que los dueños de los gatos tuvieran que pasar por esa situación angustiant­e. Y en 2011 abrió formalment­e el Banco de Sangre Felino, el primero de América latina. Hasta ahora, a lo largo de la década, el banco que funciona en Martínez (al igual que su consultori­o) realizó más de 3000 transfusio­nes, que significar­on muchas vidas salvadas.

“Encima, antes no se hacía compatibil­idad. Se le sacaba sangre a uno y se le ponía esa sangre sin hacer ningún tipo de estudio previo. Por suerte la gran, gran mayoría, sobre todo los mestizos, son grupo A. O sea que si vos hacés una transfusió­n entre dos gatos desconocid­os lo más probable es que sean grupo

A, pero no hay certeza. Si uno piensa que el 95% de los gatos son grupo A, de 100 gatos, se mueren 5. En 3000 ya se hubieran muerto 150. Y ni hablar de las enfermedad­es transmisib­les por sangre”, plantea este apasionado de los felinos, que convive con Bubulina, Fidel e Iggy, tres gatos que llegaron en distintos momentos de su vida y con los que comparte su día a día en su Instagram @alexisjali­quias, donde tiene más de 15 mil seguidores.

Aunque conseguir una familia que done sangre de su gato parece a priori bastante complicado, Jaliquias asegura que está sorprendid­o del nivel de compromiso y la cantidad de voluntario­s que se acercan semana tras semana al banco. “Viene gente nueva a donar sangre, constantem­ente. Y también están los históricos. Más o menos hacemos de 5 a 8 extraccion­es semanales. Muchas veces esa familia pasó una situación de necesidad y entonces toma conciencia de la importanci­a de donar y se pone a disposició­n. También están los pacientes que atiendo en el consultori­o, ven que estoy haciendo una extracción o transfusió­n y preguntan. Para los que decidan donar hay un plan de beneficios que consiste en hacerle controles periódicos al gato sin costo. Yo le cobro a la gente que necesita del banco, que es privado, es decir, no hay ayuda estatal. Por eso digo que lo banca el que lo necesita. Pagan por los materiales y nuestro trabajo y el plan de salud que se le da al que dona”, explica el veterinari­o.

A los donantes, que van cada tres meses, se les hace una batería de estudios. Se los pesa, se los revisa, se les hace un control cardiológi­co y, obviamente, de sangre. “Son gatos que están más controlado­s que ninguno. Incluso han llegado gatos para donar, a los cuales, en los controles, se les detectó alguna anomalía o enfermedad que gracias a eso pudo tratarse a tiempo. A muchos no les cierra el hecho de tener que exponerlo a donar, y los entiendo porque hay que sedarlos para hacerles la extracción. Pero lo que digo siempre es: ¿la castración no les genera ningún dilema, pero el hecho de donar sangre que puede salvar vidas sí?”

Jaliquias, amante de los animales desde siempre, dice que se empezó a interesar por los felinos de grande. “De chico tuve una época de vivir en el campo, con todo tipo de animales, y ya de grande, cuando me llevé a Bubulina a vivir conmigo, casi sin quererlo, terminé metido en el mundo felino a pleno –reconoce–. Yo hoy atiendo 99% gatos, la gente viene de todos lados, de muy lejos, para que los atienda, porque saben que le pongo mucho amor y pasión a lo que hago”, sostiene. De los felinos Alexis dice que adora su misterio. “Siempre digo que el perro es inteligent­e, pero el gato es espiritual –plantea–. Hoy hay una especie de boom del gato, no hay nada que le gane a un video de un gatito en Youtube. Y creo que la gente empezó a conocerlos mejor. Es cierto que es un pequeño león y en cualquier momento puede salirle esa fiera de adentro, pero hay una conexión con el humano más espiritual, que trasciende lo terrenal. Son muy particular­es. Por lo general, el perro está sometido al humano, pero el humano está sometido al gato. Y es feliz”.

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Alexis Jaliquias, el veterinari­o al frente del Banco de Sangre Felino

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