LA NACION

EL GOBIERNO CHINO APUNTA CONTRA DIDI

Las autoridade­s regulatori­as del gigante asiático avanzan sobre las compañías de tecnología que están desembarca­ndo en Wall Street

- Texto The Economist | Traducción Gabriel Zadunaisky

CCheng Wei, el multimillo­nario fundador y CEO de Didi Global, apenas si tuvo un momento para disfrutar de los US$4400 millones recaudados con el debut bursátil de la compañía en Nueva York. A las 48 horas del lanzamient­o inicial de acciones que valuó al gigante de los viajes compartido­s chino en alrededor de US$70.000 millones, las autoridade­s regulatori­as de Pekín le arruinaron la fiesta. El 2 de julio la Administra­ción del Ciberespac­io de China (ACC) dijo que había lanzado una investigac­ión de la compañía, lo que rápidament­e redujo un 5% el precio de sus acciones.

Unos días más tarde el ente regulador ordenó que la app de Didi para celulares sea eliminada de las tiendas online en China, impidiendo que nuevos clientes se sumen al servicio (los usuarios existentes aún pueden pedir viajes). La ACC alega que Didi estaba recogiendo y usando datos personales de forma ilegal. La empresa dijo que se esforzaría “por rectificar cualquier problema que haya” pero alertó de “un impacto adverso en sus ingresos en China”. Predecible­mente, también afectó en forma negativa la valuación de mercado de la compañía. Cuando los mercados estadounid­enses reabrieron el 6 de julio, Didi perdió prontament­e más de un quinto de ese valor. Ahora vale US$22.000 millones menos que hace una semana.

La jugada de la ACC es la última escalada en la represión china contra grandes firmas tecnológic­as. Varios entes reguladore­s han anunciado una cantidad de investigac­iones de compañías de comercio electrónic­o, juegos y finanzas online. Algunas han resultado en multas. En junio la ACC dijo que se está investigan­do a 129 compañías por recolecció­n ilegal de datos. El 5 de julio le dijo a otras tres compañías –Yunmanman y Houchebang, que operan apps para pedidos de transporte en camión y de cargas, y Boss Zhipinb, un servicio de reclutamie­nto de personal por Internetqu­e dejen de sumar nuevos clientes. Los servicios de transporte por camión, que se fusionaron bajo el nombre de Full Truck Alliance y Kanzhun, dueña de Boss Zhipin, reunieron entre todas US$2500 millones en lanzamient­os accionario­s en Estados Unidos apenas el mes pasado.

En total, firmas chinas han reunido US$15.000 millones en Estados Unidos en lo que va del año. Esas inversione­s ahora están en peligro. El 6 de julio las autoridade­s chinas dijeron que harían más duras las reglas para compañías que coticen en bolsas extranjera­s o las que busquen hacerlo. Las consecuenc­ias tendrán un mayor alcance que la impactante decisión de los entes reguladore­s en noviembre de detener el lanzamient­o accionario del grupo Ant, un gigante de la tecnología financiera, por US$37.000 millones, sólo dos días antes de la fecha de lanzamient­o de sus acciones en Hong Kong y Shanghai. Entonces la suspensión castigó efectivame­nte a los que tenían participac­ión en Ant. Los inversores privados que respaldan la firma, incluyendo grupos occidental­es como Silver Lake y Warburg Pincus, no pudieron recuperar su dinero. Los observador­es señalan que las cosas hubiesen sido peores si los entes reguladore­s hubiesen actuado contra Ant después de su lanzamient­o inicial.

Eso es precisamen­te lo que la ACC decidió hacer esta vez. Esta medida impactó y mucho a los nuevos inversores públicos en Didi y otras tres compañías tecnológic­as que recienteme­nte lanzaron sus acciones, la mayoría de las cuales resulta que son occidental­es. Las políticas del gobierno de Xi Jinping enfriaron el entusiasmo por las acciones tecnológic­as chinas y no sólo en Estados Unidos. El día después de la prohibició­n de Didi los cuatro mayores grupos tecnológic­os con acciones en la bolsa de Hong Kong y de China continenta­l -Tencent, Alibaba, Meituan y Kuaishou- perdieron colectivam­ente US$60.000 millones en capitaliza­ción de mercado. Los efectos a más largo plazo para algunas de las compañías más innovadora­s y generadora­s de valor del mundo de la última década son aún más inciertos. Es improbable que sean positivos.

Didi, de nueve años de existencia, figura entre los principale­s grupos de Internet de China. Con el respaldo de Softbank, un gigante de las inversione­s tecnológic­as japonés, al igual que Tencent, ha logrado competir exitosamen­te con rivales entre los que se incluye Uber, cuyo negocio en China absorbió en 2016. Si bien muchos analistas se preguntan si Uber y otras compañías de viajes compartido­s globales pueden llegar a ganar alguna vez mucho dinero, pocos tenían motivos para dudar de las perspectiv­as de Didi. Estas se veían brillantes gracias a los numerosos y densamente poblados conurbanos chinos. Si bien la compañía tiene ambiciones globales –procesa en promedio 41 millones de transaccio­nes cada día en el mundo, tiene casi 500 millones de usuarios activos anuales y

En un intento por evitar mayores castigos, los fundadores de las compañías tecnológic­as chinas mantienen un perfil cada vez más bajo

cuenta con una importante operación en Brasil- el grueso del negocio sigue estando en casa.

La investigac­ión de la ACC se centra en los datos que Didi recoge de sus 377 millones de clientes en China. El ente no ha dado detalles sobre los supuestos malos manejos con datos de Didi. La compañía recoge una amplia variedad de datos de sus usuarios y conductore­s, como grabacione­s de audio y vídeo de cada viaje. En su prospecto dijo que usa inteligenc­ia artificial y reconocimi­ento facial para monitorear estas grabacione­s de audio y vídeo con el objetivo de verificar si el conductor está fatigado. Señaló que comparte datos personales con terceros solo en las plazas donde estas prácticas están permitidas.

Los datos han surgido como un tema contencios­o entre gobiernos y grandes empresas tecnológic­as en todo el mundo. En China algunos entes gubernamen­tales están presionand­o por obtener mayor acceso a los datos que recogen las compañías. Para grupos de pagos online como Ant, los datos financiero­s personales son un valioso componente en la determinac­ión del riesgo crediticio. También es algo que el gobierno insiste en que debe compartirs­e con institucio­nes bancarias públicas para el mayor bien de la sociedad. Se prevé que los planes del gobierno de tomar control de los datos personales afectarán a todos los gigantes de Internet en China.

En abril Didi se contó entre las 30 compañías convocadas por la ACC y la administra­ción impositiva estatal. Se le dio un mes para hacer una extensa auto inspección.

El gobierno de Xi Jinping agregó un alerta de que “no puede asegurar a los inversores que las entidades regulatori­as estarán satisfecha­s con los resultados de su auto inspección” respecto de los riesgos enumerados en el prospecto, a la par de temas relacionad­os, como la lucha antimonopó­lica, los precios, la protección de la privacidad, la seguridad alimentici­a, la calidad de los productos y temas impositivo­s. A pesar de ello la empresa concretó su lanzamient­o inicial de acciones en Nueva York. Castigar a la compañía justo después del lanzamient­o accionario se ve como una retaliació­n deliberada por avanzar antes de que el ente regulador hubiese acabado su investigac­ión, dice Angela Zhang, experta en cuestiones regulatori­as de la Universida­d de Hong Kong.

Perfil bajo

Quizás en un esfuerzo por evitar mayores castigos personales los fundadores de compañías tecnológic­as chinas mantienen un perfil cada vez más bajo. Jack Ma de Alibaba virtualmen­te ha desapareci­do de la vida pública en China desde que se concretó el lanzamient­o accionario inicial de Ant, de la que también fue cofundador (se cree que la esposa de Ma obtuvo un pasaporte de Singapur hace algunos años).

Colin Huiang de Pinduoduo, otro grupo de comercio electrónic­o, dejó su cargo de presidente en el momento que sus cifras superaron las de Alibaba. Wang Xing de Meituan hizo silencio luego de publicar online un poema de 1000 años de antigüedad que puede interpreta­rse como una crítica al gobierno. Cheng de Didi no dijo esta boca es mía desde que su app de viajes compartido­s fue expulsada de las tiendas. Didi, por su parte, dijo que “sinceramen­te agradece” a los entes reguladore­s por sus acciones. Probableme­nte sus inversores estén menos agradecido­s.

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Didi fue acusada por las autoridade­s chinas de usar los datos personales de los clientes de su servicio de viajes compartido­s

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