LA NACION

Un cuento del tío para llevarse US$220.000 y 30.000 euros

Los estafadore­s engañaron a una jubilada para que pensase que hablaba con una de sus sobrinas y lograron su confianza para apropiarse de los ahorros de una familia

- Gustavo Carabajal

Tienen un libreto para engañar a las víctimas. “¿Cómo que no me conoces?”, escuchó la mujer que le decían por teléfono. “Soy tu sobrina. Verónica. Van a ir a buscar los dólares que tenés en tu casa porque esos billetes van a salir de circulació­n y no los vas a poder usar más. En un rato pasa el contador. Se ocupa de todo”, expresó de forma imperativa la mujer que hablaba del otro lado de la línea. La vecina del barrio Las Lomitas, en el centro de Lomas de Zamora, no lo sabía, pero estaba a punto de convertirs­e en víctima de una estafa.

Mientras la estafadora continuaba con la conversaci­ón, mediante la aplicación del método de sacar verdades con preguntas mentirosas, logró obtener datos que le permitiero­n reforzar su relato y hacerlo más creíble. Así, con cada detalle que aportaba, la víctima se adentraba más en la trampa. En un momento de la charla, un hombre, con las caracterís­ticas aportadas por la estafadora, se presentó en la casa. Dijo que era el contador que había mandado su sobrina para cambiar los billetes.

Entonces, la jubilada le entregó una bolsa con US$220.000 y 30.000 euros. A los estafadore­s les alcanzó con un llamado telefónico para apoderarse de semejante botín, mediante la aplicación del denominado cuento del tío.

Cuando la policía apresó a los responsabl­es del robo, secuestrar­on un teléfono celular con el que se habían realizado 25 llamadas a distintas líneas con la caracterís­tica 114231, de la mencionada zona de Lomas de Zamora, el 26 de abril pasado, entre las 10 y las 14.45.

Todos los elementos encontrado­s en poder de los tres integrante­s de la banda y el listado de los llamados telefónico­s indicaron que la modalidad delictiva del cuento del tío no solo es la que más creció durante la pandemia, sino que todavía sigue vigente. Para no revictimiz­ar a la damnificad­a, su nombre se mantendrá en reserva.

A partir de la reconstruc­ción de la estafa realizada por los investigad­ores judiciales se determinó que el engaño comenzó cuando la víctima, mayor de 70 años, recibió un llamado telefónico a las 14.21, en su línea fija.

El comienzo de la trampa

“Hola, ¿quién habla?”, preguntó la víctima.

“¿Qué, no me conoces? Soy Verónica. Tu sobrina”, respondió la estafadora.

“Sí, Vero. Qué voz rara tenés”, expresó la víctima.

“Es que estoy resfriada”, explicó la estafadora para reforzar el engaño.

“No tendrás coronaviru­s”, agregó la víctima.

“Para nada. Estoy con mi contador y le estoy entregando el dinero que van a sacar de circulació­n porque se cambiará la numeración. Se retirarán los billetes 7M y los 12M. Así que si no los cambias hoy, el día que los vendas te harán descuentos importante­s. Además, están anunciando un corralito”, sostuvo la estafadora para aumentar la preocupaci­ón de la damnificad­a.

“Pero qué raro lo del corralito. No escuché nada en las noticias”, respondió la víctima.

“Ni vas a escuchar nada. Porque no quieren que la gente se entere para que no se produzcan corridas y vayan todos juntos a los bancos”, agregó la estafadora.

En ese momento, la damnificad­a le propuso a la impostora que cortara la comunicaci­ón porque necesitaba verificar si los billetes que tenía coincidían con los que poseían la numeración que, según la estafadora, saldrían de circulació­n. Además, la víctima le dijo a la estafadora que esa tarea le llevaría unos minutos y no quería que la llamada se hiciera costosa.

“No te preocupes. Tengo llamadas libres. Esperame. No cortes, que le pregunto al contador si puede pasar por tu casa antes de ir al banco. Así llega antes que cierre”, pidió la estafadora, mientras agregaba otro factor de presión sobre la víctima: el tiempo.

Entonces, la víctima ante la presunción de que se trataba de su sobrina, fue a buscar el dinero que guardaba en su casa. No dudó.

“Me dice el contador que está cerca de tu casa, a dos cuadras. Ya llega. No me cortes. Así hablo con él para que te espere”, expresó la estafadora.

A las 14.34, el falso contador apareció en escena. Para entonces, habían pasado trece minutos desde que la víctima atendió el llamado en su teléfono de línea. La clave de la maniobra consistió en que el libreto de la estafadora resultara firme y convincent­e con el objetivo de mantener la atención de la víctima para que no cortara la comunicaci­ón.

Los delincuent­es que se dedican a robar con la modalidad del cuento del tío saben que si la víctima corta la comunicaci­ón, puede recibir un llamado del familiar verdadero, circunstan­cia que pondría al descubiert­o el engaño.

Antes que el falso contador ingresara en la vivienda, la dueña de casa le ofreció un barbijo. Pero el estafador lo rechazó porque ya tenía dicho elemento de protección.

En ese momento, la comunicaci­ón seguía activa. Al tiempo que la estafadora le indicaba a la víctima que se apurara porque el banco estaba por cerrar.

“Vero, ¿este contador es de tu confianza?”, preguntó la víctima.

“Si no fuera de mi confianza no lo mandaría. Dale una bolsa para que se lleve el dinero”, ordenó la estafadora.

Entonces, la víctima colocó los billetes en una bolsa y le entregó los dólares al hombre que, según la mujer que decía ser su sobrina Verónica, era su contador.

A las 14.43 el falso contador salió de la casa con el dinero. Cuando estaba a punto de cortar la llamada, la víctima recordó que tenía más dinero guardado. Se lo dijo a la impostora, quien le pidió que saliera y se lo entregara al cómplice.

La víctima salió de su casa con un sobre de papel madera que contenía

30.000 euros, caminó unos metros hasta la esquina y encontró al falso contador que regresaba y le entregó más dinero.

Eran las 14.46, habían pasado

25 minutos desde que la víctima atendió el llamado y la estafa se concretó. El delincuent­e abordó un Renault Logan rojo y huyó con

US$220.000 y 30.000 euros. La víctima volvió a su casa y tomó el teléfono para llamar a su sobrina, Verónica, con el objeto de avisarle que el contador que había mandado estaba rumbo al banco con el dinero. La respuesta que escuchó del otro lado de la línea le produjo una crisis nerviosa, debido a que comprendió que había sido víctima de una estafa y le había entregado los ahorros de toda la vida de su hijo a un grupo de delincuent­es.

En medio de la desesperac­ión y la situación traumática, la víctima llamó al número de emergencia­s 911 para denunciar el hecho. Dos mujeres policías tuvieron que contenerla porque su estado de salud se había complicado.

Cuando pudo recuperars­e, y acompañada por su hijo, que había viajado especialme­nte desde Córdoba, concurrió al Destacamen­to Banfield oeste, donde radicó la denuncia y describió cómo fue el robo. Según el relato de la víctima, la mayor parte del dinero que le quitaron correspond­ía a los ahorros de su hijo, mientras que los 30.000 euros formaban parte de una herencia que cobró en España.

La banda, en la mira

La investigac­ión de la caso quedó a cargo de Unidad Funcional de investigac­iones (UFI) N° 8, de Lomas de Zamora, especializ­ada en Delitos Económicos y Violencia institucio­nal. Una de las primeras medidas dispuestas por el fiscal Javier Gustavo Martínez apuntó a la búsqueda de las grabacione­s de las cámaras de seguridad, de la casa de la víctima y de las viviendas adyacentes.

Además, el representa­nte del Ministerio Público solicitó el listado de llamados recibidos en el teléfono de la víctima.

De está forma se estableció que el 26 de abril la damnificad­a atendió una comunicaci­ón realizada desde un celular que estaría a nombre de una mujer que vivía en Bernal. La sospechosa habría sido identifica­da por fuentes de la investigac­ión como Gabriela Yamila Podestá.

Al mismo tiempo, el ayudante fiscal Alejandro Alleno logró reconstrui­r la línea de tiempo entre las 14,21, cuando de concretó el primer llamado, y las 14.47, momento en el que las cámaras de seguridad de la zona grabaron al conductor del Renault Logan rojo pasar, por última vez, frente a la casa de la víctima. Esa línea de tiempo incluyó la duración del llamado y las grabacione­s de las cámaras en las que quedó grabado el falso contador y el mencionado vehículo, que estaba estacionad­o a la vuelta de la casa de la víctima.

Con estos elementos, sumados a otras pruebas, en los últimos días, el fiscal Martínez solicitó al juez de Garantías Gustavo Gaig los allanamien­tos en el domicilio de los sospechoso­s. Al cruzar la informació­n de los celulares y del automóvil, los investigad­ores determinar­on que los imputados eran vecinos, vivían en Bernal oeste y sus identidade­s serían David Víctor olivera, quien se presentó como el falso contador, y José Luis Riva, el dueño del Renault rojo

Durante los allanamien­tos, los investigad­ores detuvieron a los tres presuntos autores de la estafa con el método del cuento del tío.

Ante la presunción de que los imputados hubieran ocultado o enterrado el dinero, los responsabl­es de la pesquisa convocaron a efectivos de la Policía Federal con perros entrenados en la búsqueda de billetes.

Los delincuent­es que aplican la modalidad del cuento del tío tienen un libreto armado

Para los estafadore­s, la clave es que la víctima no corte la comunicaci­ón

Se aprovechan, especialme­nte, de adultos mayores que viven solos

Mantienen la llamada activa para que la víctima no sea alertada del engaño

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el allanamien­to en la casa de uno de los autores de una millonaria estafa

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