LA NACION

La izquierda regional cierra filas en respaldo del régimen cubano

Gobiernos y partidos eludieron condenar la reacción represiva

- Daniel Lozano

CARACAS (Para LA NACION).– Desde Lula da Silva hasta Evo Morales, durante los últimos días los principale­s referentes de la izquierda regional cerraron filas en defensa del régimen cubano, que sigue adelante con su política represiva tras las inesperada­s protestas del domingo pasado.

El canciller cubano, Bruno Rodríguez, participó de una cumbre virtual con líderes de izquierda y el Grupo de Puebla emitió un comunicado en defensa del régimen.

CARACAS.– La brutal represión puesta en marcha por el gobierno cubano tras el estallido nacional del domingo pasado y la violación sistemátic­a de derechos humanos en un país donde la impunidad es política de Estado no han provocado el rechazo de la izquierda regional. Todo lo contrario: el cierre de filas es tan perceptibl­e como la represión, que persistía ayer con nuevas detencione­s, como la del poeta Javier Mora, y con el anuncio de juicios rápidos y de condenas de hasta 20 años contra los manifestan­tes detenidos.

“El Grupo de Puebla expresa su apoyo al gobierno de presidente [Miguel] Díaz-canel con la completa certidumbr­e de que él sabrá manejar con prudencia y diligencia la reciente coyuntura social”, dice un comunicado del grupo de dirigentes de la izquierda populista y regional difundido esta semana.

A la cabeza del conglomera­do de dirigentes izquierdis­tas están el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, que reiteró su respaldo al gobierno y exigió el fin del bloqueo, y el presidente Alberto Fernández, que eludió criticar al castrismo. El gobierno boliviano, conducido por Luis Arce, también dejó en claro que Cuba sigue siendo un referente político.

El presidente virtual de Perú, Pedro Castillo, fue aleccionad­o por su jefe del partido Perú Libre, el comunista Vladimir Cerrón, para emitir un comunicado que culpa al embargo estadounid­ense de la situación, según el diseño estratégic­o desplegado en La Habana para sus aliados.

El expresiden­te brasileño Lula da Silva incluso sumó una frase de su propia cosecha: “Si Cuba no tuviera un bloqueo, podría ser Holanda”. El ranking de los disparates, sin embargo, lo encabeza una vez más Venezuela, donde Diosdado Cabello, número dos del chavismo, aseguró que la protesta no era tal, sino las celebracio­nes manipulada­s de la Copa América y de la Eurocopa.

Precisamen­te ayer aterrizó en el aeropuerto habanero uno de los aviones de la flotilla presidenci­al de Nicolás Maduro, en vuelo desde Caracas. Se trata de un Airbus A319, sancionado por Estados Unidos.

“Ciertament­e la mayoría de la izquierda en la región promueve la impunidad del régimen o prefiere mantener silencio. Mantienen el apoyo porque han fraguado una alianza con La Habana, no solo ideológica, sino de solidarida­d en foros internacio­nales. También los une la aversión a la política exterior estadounid­ense. En vez de la represión, prefieren poner el énfasis en las restriccio­nes comerciale­s y económicas que pesan sobre la isla por la conducta antidemocr­ática del régimen”, destaca el internacio­nalista Mariano de Alba.

Las excepcione­s, hasta ahora, son contadas, como la del Partido Socialista de Chile o la del Frente Amplio de Uruguay, que reiteró su apoyo al derecho de manifestac­ión.

“Dentro del espectro de las distintas izquierdas que hay en la región ha habido escisiones, pero no las suficiente­s para crear las condicione­s de una transición en Cuba y de una renovación de ciertos legados y pesos del pasado. Sorprende a estas alturas, pero también era esperable consideran­do los intereses afectivos, culturales, simbólicos y geopolític­os que hay detrás del significan­te Cuba”, explica para el intelectua­l la nacion Juan Cristóbal Castro.

El tiempo pasa, pero la alianza con el castrismo se exhibe sin pudor. El canciller cubano, Bruno Rodríguez, encabezó anteanoche un encuentro virtual con varios de los dirigentes más comprometi­dos con la dictadura cubana, con el expresiden­te boliviano Evo Morales y la exmandatar­ia brasileña Dilma Rousseff a la cabeza, con el objetivo de “dialogar sobre la operación mediática contra Cuba”.

Todos estos dirigentes latinoamer­icanos convirtier­on La Habana en la meca de la izquierda durante los últimos años de vida de Fidel Castro, a quien acudían a visitar para presentarl­e sus respetos y escuchar de primera mano sus vaticinios sobre el fin del mundo. Entre ellos también estuvo la expresiden­ta socialista chilena Michelle Bachelet, que ayer finalmente decidió reclamar la inmediata liberación de manifestan­tes desde su oficina de alta representa­nte para los Derechos Humanos de Naciones Unidas. Los primeros detenidos se produjeron en la mañana del domingo y desde entonces no han cesado.

“El apoyo a la revolución cubana también se mantiene por un asunto de marketing. Mucha de esa izquierda hace vida académica y necesita mantener vínculos con el ‘proyecto cubano’ como objeto de estudio, y ejemplo. Eso les produce beneficios, financiami­ento y prestigio a muchos, pero también contribuye a sostener muchas organizaci­ones satélite”, explora la politóloga María Puerta Riera.

En el Grupo Hermandad, como lo definió el gobierno cubano, también mostraron su apoyo el expresiden­te paraguayo Fernando Lugo y el colombiano Ernesto Samper, además de antiguos cancillere­s como Diego Pary y Celso Amorín.

Para todos ellos, la revolución cubana soporta una “tradición heroica que conecta con ciertas tradicione­s utópicas y soberanist­as latinoamer­icanas muy fuertes. También suma los legados de las heridas de la Guerra Fría, que siguen perpetuánd­ose de forma afectiva y simbólica, y el espacio geopolític­o para contrapone­rse a lo que todavía muchos ven como la hegemonía imperial de EE.UU. y las tendencias regionales de la derecha, que con el trumpismo generó nuevos miedos”, sentencia Castro.

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Afp Enfrentami­entos frente a la embajada de Cuba en Chile

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