LA NACION

Sonríe el rugby después de un largo receso

aun con protocolos y sin público, volvió tras 21 meses el torneo de la URBA; los pumas, en cardiff, cerraron la gira con un buen triunfo sobre Gales: 33-11.

- Alejo Miranda

Obtención, imposición en el contacto, defensa. A partir de la efectiva ejecución de los principios básicos del rugby, el ABC, los Pumas cerraron la ventana de julio con una victoria contundent­e, un balance positivo y un fuerte impulso de cara a la parte más exigente de la temporada, aun con mucho por mejorar.

El selecciona­do argentino se asentó sobre las bases históricas de su juego para doblegar con autoridad a Gales, el campeón del Seis Naciones, un equipo diezmado en figuras (12 jugadores afectados a la gira de British & Irish Lions) pero sólido en funcionami­ento. El éxito por 33-11 en el Principali­ty Stadium de Cardiff refleja dominio que ejercieron los Pumas durante los 80 minutos: el scrum fue imponente, los forwards ganaron metros cada vez que tomaron contacto con la pelota con Rodrigo Bruni a la cabeza y se asentaron en una defensa hermética y agresiva, lo mejor de la gira.

Del otro lado, cabe remarcar algunas falencias en el manejo de la pelota a la hora de abrir el juego, algo que no ocurrió con asiduidad, desaprovec­hando el potencial de los backs argentinos. Aunque en materia de pérdidas de pelota y disciplina hubo un crecimient­o marcado respecto del empate 20-20 de siete días atrás (sólo siete penales), persistier­on errores no forzados que mantuviero­n al rival a tiro del partido hasta cerca del final. Falencias que, mirando el vaso medio lleno, invitan a confiar en que el techo todavía es alto.

Los Pumas cierran así una serie en la que fueron de menor a mayor, que comenzó con dudas con un triunfo agónico ante la débil Rumania, siguió con un empate agridulce ante Gales y se termina con un éxito contundent­e en la revancha que deja satisfacci­ón por el resultado pero sobre todo por la forma en que se consiguió.

El contexto no ayudó, con jugadores al final de una temporada larga, que volvieron a reunirse después de ocho meses y debieron ponerse en sintonía rápidament­e. Es la nueva realidad que le toca al rugby argentino y no es válida como excusa. La selección de jugadores, sin mucha rotación, deja en claro que Mario Ledesma no tendrá contemplac­iones. En un templo del rugby como el ex Millennium, los Pumas demostraro­n carácter y jugaron a la altura que exige la Celeste y Blanca.

Fue tan solo la séptima victoria argentina ante Gales en 23 encuentros (incluidos tres bajo la denominaci­ón de Gales XV en los 60 y 70), y el primero desde noviembre de 2012, en la misma cancha. Datos que sirven también para dimensiona­r no sólo el resultado sino el status que ha adquirido el selecciona­do en los últimos años.

El éxito ante Nueva Zelanda y el buen Tri-nations global a fines de 2020 confirmaro­n el lugar que, por jerarquía individual, le cabe a este equipo. Reafirmarl­o en cada partido no es sencillo. Este sábado lo hicieron. “Había que ganar. Nos habíamos quedado con el sabor amargo del último partido. Lejos de ser perfecto, la actitud y el carácter del equipo estuvieron y eso me pone muy contento”, dijo el capitán Julián Montoya a ESPN. “Estuvimos más finos a la hora de marcar, las formacione­s fijas volvieron a ser muy buenas y la disciplina y la salida del campo fueron mucho mejor que el partido pasado.”

En el primer tiempo, los Pumas no capitaliza­ron cabalmente una abrumadora superiorid­ad. Sólidos en la obtención, impusieron el ritmo de juego a partir de la imposición en el contacto. Cada vez que tomaron la pelota, con Bruni y Facundo Isa a la cabeza, los forwards avanzaron, ganaron la línea de ventaja y pusieron a Gales en retroceso. Así llegaron, por caso, los dos tries de ese parcial. Si bien fueron tres cuartos los que le pusieron la firma (Matías Moroni y Tomás Cubelli), fueron acciones de juego corto, pegadas a las formacione­s.

La ventaja de 17-8 no reflejó ese dominio como sí lo hicieron las estadístic­as: 71% del tiempo tuvieron la pelota en su poder, 75% jugando en territorio rival. En parte este déficit se explica por no saber capitaliza­r el envión ofensivo y aprovechar los espacios por afuera, un juego en el que a estos jugadores les sobra aptitud. También porque la defensa, sólida en general, otorgó alguna ventaja por las puntas. Así llegó el try galés, al inicio, en una contra tras un mal despeje de Nicolás Sánchez. La falta de puntería del apertura (dos penales y un drop accesibles fallados) fue otro factor.

La intensidad mermó en la segunda mitad. El cansancio y el calor (inusuales 30ºc en Cardiff ) hicieron mella en ambos equipos y los errores de manejo se multiplica­ron. Sin la contundenc­ia del primer tiempo, los Pumas mantuviero­n el control del partido. Tres penales de Sánchez (7 de 10 a los palos) marcaron distancias y reflejaron la intención de sumar a como dé lugar. Recién en una de las últimas acciones buscaron el line-out y tuvieron premio, con un maul arrollador y Matera rompiendo el in-goal a pura potencia para ponerle justicia al tablero.

En menos de un mes, el 13 de agosto, los Pumas inician la parte más exigente de la temporada: el Rugby Championsh­ip, que comenzará con dos partidos en Sudáfrica ante los Springboks. Los campeones del mundo llegarán con tres Test Matches ante los Lions sobre sus espaldas. Los argentinos tendrán un breve descanso y una mini pretempora­da. Y la certeza de una base sólida, un terreno fértil a partir del cual crecer.

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PRENSA UAR Try de Matías Moroni; los Pumas dominaron durante todo el partido ante Gales

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