Violó la prisión domiciliaria y lo mataron tras un raid delictivo
Claudio Etcheverry se sacó la tobillera electrónica y salió a robar; tenía la pistola de un policía asesinado
Claudio Etcheverry tenía que estar preso en su casa de Hurlingham. Hace nueve meses fue beneficiado por la Justicia con la morigeración de la prisión preventiva con el monitoreo de la tobillera electrónica. Etcheverry, de 38 años, fue uno de los más de 4500 presos que abandonaron la cárcel debido a que sufrían una patología crónica y corrían riesgo de vida en caso de un eventual contagio de coronavirus.
Sin embargo, según confiaron a la nacion fuentes policiales, Etcheverry se quitó la tobillera electrónica y salió de su casa, situada en Ciudadela al 500, en Villa Tesei, sin que ninguno de los funcionarios del centro de monitoreo lo advirtiera. Una semana después, la Justicia dictó una orden de captura.
Pero ese pedido de detención no le resultó un impedimento para seguir robando: asaltó una vivienda en Ituzaingó y, después, se enfrentó con la policía y murió durante el tiroteo. Al revisarlo, hallaron la pistola de un sargento que había sido asesinado en un asalto; por eso, se investiga si Etcheverry fue el autor de aquel homicidio.
A partir de la reconstrucción del raid delictivo, policías de la Subestación Sur de La Matanza determinaron que Etcheverry y un cómplice –identificado como Cristian Barco, de 43 años– entraron a robar en una casa situada en Florida, entre Chilavert y Oribe, de Ituzaingó. Después de amenazar con sus armas al dueño de la vivienda y a su familia, los ladrones escaparon con tres notebooks y cuatro celulares.
La revisión del prontuario N° 1082323 deja al descubierto que Etcheverry era un reincidente serial. Fue detenido el 30 de agosto de 2002 por un robo con armas. Salió en libertad y menos de un año después volvió a ser arrestado por el mismo delito. En 2007 fue detenido cuando robaba un auto en Lomas del Mirador. Un tribunal de La Matanza lo condenó a cinco años de cárcel. Salió en libertad en 2011.
Pasó poco tiempo en las calles: Etcheverry fue detenido otra vez el 18 de julio de 2011, acusado de homicidio criminis causae. Esto significa que mató para evitar que la víctima del robo pudiera identificarlo.
A pesar de estos antecedentes, durante la primera etapa de la cuarentena por el Covid-19 fue beneficiado con la prisión domiciliaria. El hermano de Etcheverry, que concurrió a la morgue de La Matanza para identificar el cuerpo, afirmó que se había quitado la tobillera electrónica para volver a robar.
El miércoles pasado, cuando Etcheverry y su cómplice circulaban por la zona de Laferrere, un grupo de policías advirtió que el vehículo en el que viajaban los sospechosos coincidía con el Renault Kwid negro que habían utilizado los delincuentes que habían cometido el asalto en Ituzaingó. El vehículo en el que se movilizaban los asaltantes era un Kwid, pero tenía puesta una patente que correspondía a un Chevrolet Prisma.
Según fuentes policiales, cuando los uniformados dieron la voz de alto, los ocupantes del vehículo abrieron fuego. Se inició una persecución que terminó en Da Vinci y Sáenz, cuando el Renault chocó contra un poste de alumbrado.
Uno de los sospechosos se había arrojado del auto en movimiento, mientras que el conductor, Etcheverry, malherido, siguió la marcha hasta que chocó.
Al revisar el Renault Kwid, los efectivos de la Gendarmería que fueron convocados para realizar los peritajes –dado que había un fallecido durante un enfrentamiento con policías bonaerenses– hallaron una pistola 9 mm que, sabrían luego, había sido robada a un sargento de la fuerza de seguridad provincial asesinado en Rafael Castillo. A partir de esta prueba, los investigadores policiales y judiciales comenzaron a abonar la sospecha de que Etcheverry habría estado involucrado en el asesinato de ese policía bonaerense.