LA NACION

Falta tiza

-

Soy docente por vocación y por convicción. La elección de la carrera no fue nunca mi tercera ni mi cuarta opción. Jugué a la maestra vestida con camisas blancas de mi abuelo y los muñecos eran mis alumnos. A Dios gracias y a pesar de los vaivenes del país, mi familia trabajó incansable­mente para vivir una vida acomodada, sin ningún tipo de necesidad ni privación. Y sí, yo elegí ser docente. Me preparé en un instituto nacional de profesorad­o de alto nivel académico y nunca dejé de actualizar­me. Y más de 30 años de aula me enseñaron lo que en los libros no se puede aprender.

Fui oído y voz. Puse el alma, el corazón y los límites que hicieron falta. Cometí errores y trabajé para no volver a equivocarm­e. Fui cuidadora, compañera de juegos, consejera y madre sustituta. Los amé siempre como a mis hijos y recé en las noches por ellos. Para que tuvieran una vida y un país mejor.

La docencia es una vocación y un servicio al otro. Es empatía, es amor protector y desinteres­ado. Ser docente bajo ningún punto de vista es un fracaso. Lo que definitiva­mente es un fracaso es la clase que históricam­ente nos representa como tales. Mucha exposición, mucho discurso y poca tiza.

Marcelo Nigro

marcelonig­ro@fibertel.com.ar

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina