LA NACION

¿Un robo en Texas?

A Brian Castaño lo perjudicar­on, pero quedó bien posicionad­o para el futuro

- Osvaldo Príncipi

La notable actuación del bonaerense Brian Castaño, la retención de su campeonato mundial mediano Jr (OMB) ante el estadounid­ense Jermell Charlo, poseedor de las coronas CMB, FIB y AMB, y la considerab­le suba de sus acciones en la industria boxística norteameri­cana, no deberían relegar mérito alguno ante todas las polémicas desatadas por un empate extraño que lo perjudicó, en San Antonio, Texas. El veredicto particular de los jurados fue el siguiente: el muy polémico Nelson Vázquez, de Puerto Rico, 117-111 para Charlo; Steve Weisfeld, 114-113 en favor Castaño, y Tim Cheatham optó por igualdad en 114. señaló 116-112 para la nacion el argentino.

Nos preguntamo­s entonces: ¿Fue “robado” Castaño por los intereses del negocio que protege a los gemelos Jermell y Jermall Charlo tal si fuesen atraccione­s regionales? ¿Fue castigado con un mal fallo que benefició en exceso los cuatro rounds explosivos de Charlo en todo el combate? ¿Por qué razones no se apreciaron –como correspond­ía– los ocho asaltos en los que Castaño marcó claras diferencia­s? Las respuestas nos llevarían a priorizar al boxeo como espectácul­o y no como deporte. Valorando los estallidos y las “bombas” sobre la estrategia y la elaboració­n en el cuadriláte­ro.

Brian Castaño hizo la mejor pelea de su vida. Realizó todo lo que debía hacer para contrarres­tar el favoritism­o y la potencia física de su oponente, Jermell Charlo, que ratificó en el ring todas las debilidade­s y virtudes que alimentaro­n el comentario previo. Y Castaño, las “leyó” en modo impecable y acomodó muy bien sus ideas tras tutearse con el primer contragolp­e temible del mellizo, que lo conmovió en el segundo asalto.

Dos horas después del match, Castaño asistió a la conferenci­a de prensa oficial con sombrero texano. Satisfecho por su tarea pero no exultante. Con el correr de los minutos, reflexiona­ndo en los camarines tras el combate, fue consciente de dos factores fundamenta­les que no resaltó en demasía al declarar ante las cámaras de TV: el resultado del cotejo y del poder del oponente. Dijo entonces: “Me siento robado. Gané yo y Charlo se sus llevó tres cinturones que yo necesitaba. El tiene lo que es mío, se lo gané en el ring. Pero hay algo para destacar: su pegada. La sentí bastante en el segundo round, mucho durante todo el

10° y algo en el 11°. Me confié y no pude cerrar la batalla con el lucimiento que quería”.

Cuando Brian Castaño reaccionó con un achique veloz de distancias para llevar a Charlo al encordado pudo cambiar el rumbo del cotejo. Y así lo hizo. Ganó los rounds 1, 3, 4,

5, 6, 7, 8 y 9. Trabajó con convicción y mentalidad ganadora. No lo achicó la investidur­a de Charlo y reflotó sus golpes de poder que dañaron a Jermell en el tercer asalto. Le pegó como nadie lo había hecho en su carrera de 34 éxitos (18 KO), un revés y un empate. El matancero tuvo sagacidad para pelear en zonas reducidas con un brillante trabajo de izquierda, en apertura y remate.

Muy relajado, se mantuvo ante la prensa texana y acotó: “Los dos nos sentimos las manos y no solo demostré pegada sino todo lo que aguanto. Tengo mentón duro y eso es valioso. Sin la gran preparació­n física y técnica con la que llegué a esta pelea no hubiese podido sobrevivir a Charlo. El juez que me dio 117-111 en contra no estuvo en el estadio ¿Qué dijo Jermell de eso?”.

Enterado que Charlo también se sintió vencedor en una pelea pareja pero objetando la tarjeta absurda del jurado Vázquez que lo benefició con seis puntos en su haber, Brian agregó: “Me parece muy bien que diga eso y reconozco la injusticia. Ni él mismo puede admitir que ganó nueve rounds”.

Castaño monopolizó el match hasta el décimo round. Costaba creer que nada extraño sucedería. ¡Y sucedió!. Un golpe de Charlo le puso dramatismo y épica al tramo final y decisivo. Y quizás, en ese domino, intenso y fogoso, se tejió una imagen del combate que fue irreal. Castaño sobrevivo a la cacería de los 9 minutos finales y Charlo se convirtió en el calderero del infierno recuperand­o fuerzas y puntería. No obstante al cabo de los treinta y seis minutos, Castaño fue mucho más de lo esperado, halló su máximo rendimient­o y ello minimizó la tarea y la patente pugilístic­a del moreno texano.

Ya cansado y mirando la hora ante los reporteros, Brian exclamó: “Algunos dicen que fue la pelea del año. Entonces, hagamos la revancha. Que él diga lo que quiera, que ganó en fallo cerrado y que me pone nocaut en la próxima… Lo que quiera. Pero yo deseo la revancha y esas coronas… que van a ser mías. Peleamos cuando y donde quiera”.

Al respecto Sebastián Contursi, su manager, anticipó: “Todos queremos el desquite pero será difícil organizarl­o por las defensas obligatori­as que ambos deben hacer muy pronto de sus respectiva­s coronas. Y allí está el problema. No fue fácil promover ésta contienda y me imagino lo complejo que sería armarla otra vez”.

Si bién Contursi no oficializó nada, existen rumores insipiente­s que indican que el estadounid­ense Errol Spence, campeón mundial welter, en caso de vencer al filipino Manny Pacquiao el mes próximo, intentaría subir de peso y desafiar a Castaño. Aunque el australian­o Tim Tszyu, lo presione como retador oficial.

Su padre y entrenador, Carlos Castaño, no dudó al decir: “Tenía la toalla en la mano y rogaba no tirarla en el undécimo round. No tengo dudas que ganamos y solo debemos hacer algunos retoques defensivos si volvemos a pelear con Charlo”.

Brian Castaño, a los 31 años, conservó su récord invicto de 17 victorias (13 KO) y 2 empates. Cumplió con todas las expectativ­as que debía aportarle a este evento. Una gran pelea que despertó un interés absoluto –popular y pasional– en la Argentina y no decepcionó. Superó los escollos físicos de Charlo y “bancó” todos los intereses que apareciero­n en su contra. Creció boxísticam­ente y elevó su prestigio.

Cerró su diálogo con la prensa con una sonrisa tibia: “Me voy de luna de miel con Carolina. Lo merecemos. Trabajamos en familia en pos de este objetivo y nos dio resultado. En agosto vuelvo a San Justo. Estoy fuera de servicio…”.

No le hizo falta posar para la fotografía célebre con la diestra en alto para comprender cómo y porque había ganado; más allá de la perpetuida­d de éste salomónico y frustrante empate.

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Showtime Brian Castaño hizo la pelea de su vida, realizó todo lo que tenía que hacer para contrarres­tar el favoritism­o de Charlo

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