LA NACION

Resignific­ar los duelos

-

La experienci­a de verse atravesado por la partida de un ser querido es absolutame­nte personal. No suele haber dos procesos iguales, mucho menos cuando la pandemia ha dotado de un cúmulo de particular­idades a estas de por sí dolorosas experienci­as.

La muerte es parte de la vida. Nada más intrínseco a ella misma que el registro de la fragilidad que nuestra condición nos impone, tan omnipresen­te frente a un virus que ya cosecha en el mundo más de 4 millones de víctimas. Ante un hecho tan traumático, sin despedidas ni funerales que contribuya­n a dar vuelta la página, la vertiginos­idad de un contagio mortal, que puede llevar a muchos a sentirse responsabl­es por haber introducid­o la cruel enfermedad en ámbitos compartido­s con otros, agrava los cuadros. ¿Qué ocurre cuando quien contagia se salva y quien ha sido contagiado fallece? ¿Cómo se procesa la carga emotiva de una situación tan indeseada para el sobrevivie­nte?

El dolor asociado a la culpa puede convertirs­e en un peso imposible de arrastrar cuando una emoción irracional nos desborda. El personal de la salud padece con triste frecuencia estas complicada­s situacione­s. Para muchos otros, dilucidar el origen del contagio para intentar aliviar la conciencia se vuelve un desafío que no siempre podrán resolver.

Frente a la partida de un hijo, la ONG Renacer (renacerba.com.ar) ha reforzado su trabajo de acompañami­ento en la pandemia ante el incremento de la demanda. Los talleres online del Programa de Salud Mental del Hospital Pirovano (talleresde­lpirovano.com.ar) proponen “Charlando mis duelos” todos los lunes y el Centro de Ayuda al Suicida responde desde el 135 para CABA y el (011) 5275-1135 para el resto el país.

Un fenómeno tan omnipresen­te y amenazante como la muerte, propia o ajena, es hoy un ingredient­e insoslayab­le de nuestro cotidiano transcurri­r. Es difícil escaparse de las noticias y las cifras, con sus devastador­es efectos sobre nuestra psiquis y nuestro cuerpo. Construir nuestra inmunidad supone atender este flanco, pedir ayuda para recuperar la homeostasi­s y brindarla cuando estamos en condicione­s de hacerlo.

Un duelo puede también activar emociones positivas como el agradecimi­ento a la solidarida­d y al acompañami­ento. Por otra parte, muchas veces, tomar conciencia de nuestra finitud es el mejor trampolín a la construcci­ón de los sueños postergado­s. Ya lo decía la compositor­a Eladia Blázquez, “no es lo mismo que vivir, honrar la vida”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina