LA NACION

La farsa del “desendeuda­miento” kirchneris­ta

- Fernando Marull

Cristina Kirchner, actual vicepresid­enta, estos días insistió en que su gobierno (al igual que el de su esposo) desendeudó al país desde 2004 hasta 2015. Dijo: “Bajamos la deuda de 114% del PBI en 2004 a 37% del PBI en 2015”.

¿Cómo el kirchneris­mo pudo desendeuda­r al país si en el mismo período, de 2004 a 2015, duplicó el gasto público nacional –desde 13% del PBI en 2004 a 23% del PBI en 2015– y, como resultado, el superávit fiscal del 3% del producto heredado en 2004 terminó en un déficit fiscal de 5% del PBI en 2015? ¿Cómo es posible semejante “desendeuda­miento” y, en el mismo período, duplicar el gasto en jubilacion­es y subsidios (subió de 7% del PBI en 2004 a 14% del PBI en 2015)? ¿O subir la cantidad de “personas dependient­es del Estado” (nuevos jubilados, ayudas sociales y empleo público) en casi 9 millones de personas?

Es decir, la Argentina tiene la capacidad de duplicar el gasto público y “encima” desendeuda­rse. ¿Hace magia? No, simplement­e es falso. El kirchneris­mo no desendeudó al país, y el menor ratio de deuda pública que cita Cristina refleja tres cosas: uno, la normalizac­ión de la actividad poscrisis de 2001; dos, la fuerte quita (del 70% de la deuda) que se les hizo a los acreedores privados en los canjes de 2005 y 2010, y tres, los US$160.000 millones que el kirchneris­mo usó del Banco Central (BCRA).

Estos US$160.000 millones surgen de la montaña de pesos que emitió la “maquinita” del BCRA durante esos años (el equivalent­e a US$100.000 millones), más otros US$60.000 millones que sacó de las “reservas internacio­nales”.

También podríamos hacer otra comparació­n para ver la farsa del desendeuda­miento. Por caso, comparar el crecimient­o de la deuda en las últimas tres administra­ciones: el segundo mandato de Cristina, el de Macri y el de Alberto Fernández. Para hacer esta comparació­n, vemos la deuda pública y sumamos la deuda con los holdouts y otras deudas no registrada­s en las estadístic­as (al Ciadi, Plan Gas, a las provincias).

En efecto, durante los cuatro años del segundo mandato de Cristina (de 2011 a 2015), la deuda pública subió US$75.000 millones, hasta un nivel de US$266.000 millones. Es decir, un total de US$240.000 millones más US$26.000 millones que se les debían a los holdouts y otros.

Para dar una referencia, en los cuatro años siguientes, durante la administra­ción Cambiemos (de 2015 a 2019), la deuda pública subió en US$50.000 millones, desde US$266.000 millones hasta un nivel de US$316.000 millones. Si bien el déficit fiscal fue bajando, igual había que financiarl­o, y el financiami­ento del Central hasta 2015 se reemplazó por el del mercado (2016/2017) y luego por el del FMI (2018/2019).

Por último, el gobierno de Alberto Fernández ya registra un aumento de la deuda en US$30.000 millones en solo un año y medio, hasta US$346.000 millones a mitad de junio pasado. Igualmente, el kirchneris­mo sigue insistiend­o en la idea del “desendeuda­miento”. Las cuentas a pagar, entre otras, que quedaron en 2015 todavía impactan hasta hoy: dejar al BCRA “sin reservas”, una presión tributaria, gasto público y déficit fiscal récord, con tarifas que solo cubrían el 10% de los costos, y aumentar en 9 millones las personas que pasaron a depender de un cheque del Estado.

La Argentina sigue mirando los problemas de la deuda y de la inflación sin hacer nada sobre el origen de esos inconvenie­ntes: un déficit fiscal crónico que tiene que financiar. Con el financiami­ento externo cerrado y el Banco Central vacío, hoy solo queda seguir subiendo impuestos y darle a la “maquinita”, no sin antes preguntarn­os por qué nadie invierte y tenemos una inflación del 50% anual.

El autor es economista y director en FMYA

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