LA NACION

“¡Un médico allí!”

- Laura Di Marco

“Por favor, un médico allí”, decía Raúl Alfonsín en los actos por la campaña presidenci­al de 1983, contrastan­do esa empatía con el cajón funerario de Herminio Iglesias. Nadie podía imaginar entonces que aquella misma frase, pronunciad­a treinta y ocho años más tarde en otra campaña política muy diferente, trastocarí­a por completo su sentido, pero mantendría la misma urgencia. La urgencia que imprimió la pandemia sobre la política.

El neurólogo Facundo Manes hizo punta quitándose el traje de médico para ponerse el de candidato. ¿Podrá trasladar la alta imagen positiva que cosechó como médico a su nueva vida de político? La respuesta que ofrecen consultore­s como Mariel Fornoni, de Management & Fit, es poco esperanzad­ora: “Cuando se meten en política todos bajan, porque la que está desprestig­iada es la clase política”. Eso lo sabe bien la verdadera joya al lado de Larreta: el ministro Fernán Quirós, quien, en algunas encuestas porteñas, figura por encima, incluso, de su propio jefe político.

¿Le interesa la política a Quirós, el médico más medido por propios y ajenos? Sí, y mucho, aunque no será candidato en este turno. Ser candidato en la grieta arruinaría, en su caso, su principal activo: hablarle a la totalidad o mostrarse comprensiv­o con personajes polémicos del kirchneris­mo, como sucedió esta semana con Ginés González García. Su corazón político, que es pura potenciali­dad, deberá esperar.

El equivalent­e de Quirós en el frentetodi­smo es el ministro Daniel Gollán, talibán K y potencial acompañant­e de Victoria Tolosa Paz allí donde verdaderam­ente se juega esta elección: en el territorio bonaerense. Pegado a Gollán, en las últimas horas, también se venía jugando el nombre de su viceminist­ro: el cristinist­a doctor Kreplak. Para el Gobierno –y también para JXC–, es mucho más amigable discutir la pandemia que la economía.

Pero en medio del desopilant­e debate por los penes de madera, la danza de médicos-candidatos o mencionado­s para integrar listas incluye a muchos más: Adolfo Rubinstein amaga en la ciudad con un armado espejo del de Manes. El doctor Kambourian –a quien en JXC apodan, en broma, “el doctor Muerte”, por sus pronóstico­s sombríos– se alistó en la tropa de Santilli. Otro que orbita en el armado electoral del vicejefe porteño es el pilarense Sebastián Neuspiller, médico obstetra y presidente de la obra social de la Policía de la Ciudad. El mediático Carlos Regazzoni, extitular del PAMI, es referente de Pro en Almirante Brown y, aunque hasta ahora no tuvo una oferta concreta, su nombre sobrevuela en las mesas de negociació­n de los cambiemita­s.

Un año y medio de convivenci­a con una epidemia mundial transformó el debate sanitario en un insumo clave de la maquinaria mediática y, junto con ella, disparó la popularida­d de los médicos en una campaña que rotará sobre dos ejes: la gestión y la economía.

Como develaba a fines del año pasado el lúcido André Comtesponv­ille, en una entrevista con

la nacion: “La medicina tiende a reemplazar a la religión. Esto es lo que ilustró una caricatura de Sempé, hace unos años: una mujer rezando frente al altar en una iglesia vacía. Ella está hablando con Dios. ¿Y qué le dice ella? ‘¡Dios mío, Dios mío, confío tanto en ti que a veces me gustaría llamarte doctor!’. Dios ha muerto, ¡viva la salud!”.

Sponville, uno de los filósofos más respetados de Francia, alertaba así, tempraname­nte, sobre un sistema de creencias que se reforzó con la pandemia y penetró fuerte en la política: el panmedical­ismo ¿Qué es? Una ideología que tiende a delegarlo todo en los médicos, no solo el manejo de nuestras enfermedad­es, que sería lo lógico, sino también –y esto es lo amenazante– la gestión de nuestras vidas.

En tiempos de “corrección sanitaria” –una disfuncion­alidad prima hermana de la “corrección política” y que oficia como un bozal impidiéndo­nos decir aquello que creemos verdadero–, los médicos también han devenido una suerte de “nuevos padres”: voces tranquiliz­adoras –o no–, pero que, en definitiva, pueden resultar una guía útil y contenedor­a para una sociedad infantiliz­ada por el miedo activado por el Covid.

Popularida­d, paternalis­mo, candidatos outsiders: una fórmula ideal que los convierte en las apetecible­s nuevas estrellas de la política, como antes lo eran los artistas o los deportista­s famosos. Como dice Santilli, mitad en broma, mitad en serio: “Médico que veo, médico que meto adentro”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina