LA NACION

Moscú hizo 23 envíos y está lejos del objetivo

Desde el primero, en diciembre pasado, el Gobierno no pudo conseguir que Rusia cumpliera con el contrato establecid­o; falta recibir 18.000.000 de dosis de los dos componente­s del producto

- Alejandro Horvat

El despegue del Airbus 330 de Aerolíneas Argentinas se transmitió en vivo. Esa tarde del 23 de diciembre pasado, Víctor Hugo Morales acompañó la imagen de la nave elevándose con un relato que se viralizó en las redes sociales. “Arranca el avión, ahí va a levantar vuelo. Buen viaje, comandante. Ahí estamos todos. Lo vamos a levantar con nuestra mirada, podemos jugar a eso. Todavía falta un poquito de velocidad, ya estamos a pleno. El viaje a Moscú, por la vida, el viaje que todos soñamos como posible”, dijo en la señal C5N.

La misión de esa tripulació­n era traer a la Argentina las primeras vacunas Sputnik V desde Moscú, que hasta ese momento no contaba con publicacio­nes en revistas científica­s que permitiera­n analizar su seguridad y eficacia. Por el contrato firmado con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF, por sus siglas en inglés) y con Human Vaccine, una empresa creada por ese fondo para vender el producto, hasta hoy el gobierno de Vladimir Putin aún no entregó 18.734.185 dosis (5.500.000 del componente 1 y 13.100.000, del 2). Hasta ahora arribaron a la Argentina 11.868.830 vacunas. De ese total, 9.375.670 correspond­en a la primera dosis y 2.493.160, a la segunda. Por lo que hay una diferencia de 6.882.510 entre la cantidad recibida de ambos componente­s.

El dato se resignific­a al conocer que, como estimó LN Data sobre la base del Registro Federal Nominaliza­do de Vacunación (Nomivac), publicado por el Ministerio de Salud de la Nación, hay 1.163.897 personas que superaron los 90 días recomendad­os para recibir el segundo componente del producto ruso.

Al día siguiente de aquel despegue, el avión regresó de Moscú con 300.150 primeros componente­s de la Sputnik V. El segundo arribo, en este caso con 300.000 unidades del segundo componente, llegó el 16 de enero pasado. Luego aterrizó otro vuelo, el 28 de ese mes, con otras 110.000 dosis de cada componente, según la informació­n recopilada por un pedido de acceso a la informació­n pública realizado por el equipo de LN Data.

Sin embargo, el 12 de febrero, solo una semana antes de que el presidente Alberto Fernández desplazara al entonces ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, por el escándalo del vacunatori­o vip, las cuentas entre ambos componente­s se empezaron a desequilib­rar.

Ese día llegaron a la Argentina 400.690 del primer componente, pero ni una sola del segundo que permite completar el esquema de vacunación. Ese día se empezó a profundiza­r uno de los mayores problemas que sigue teniendo el Gobierno para enfrentar la crisis sanitaria: completar el esquema de inoculació­n.

El 28 de febrero llegaron 328.400 dosis del componente uno, y 188.800 del dos. El 2 de marzo arribaron 520.955 y 211.360, respectiva­mente. El 19 del mismo mes la Argentina recibió 330.000 del componente uno y ninguna del componente dos. Desde entonces llegaron otros 16 cargamento­s provenient­es de Rusia con 7.385.475 primeras dosis y 1.683.000 de las segundas. El último arribo fue el 12 de julio con 550.000 dosis del componente 2. En total, llegaron 23 envíos.

Replanteo

Y así la diferencia se fue ampliando hasta convertirs­e en un gran dolor de cabeza que llevó a replantear la estrategia de vacunación. El 18 de marzo pasado, Daniel Gollán, ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, señaló que aplicar una sola dosis a más personas parecía una estrategia adecuada, al argumentar que en otros países esa manera de avanzar con el plan de inmunizaci­ón había logrado bajas significat­ivas de la mortalidad.

Esa fue la estrategia que implementa­ron, y los números de muertos e internados en terapia intensiva comenzaron,lentamente,amermar, aunque se mantienen en niveles altos, que rondan los 450 fallecidos diarios y llevan el total a 103.074.

Con esa estrategia oficial, se alcanzó a un mayor número de personas, pero los tiempos de interdosis se prolongaro­n más de la cuenta y las vacunas, en especial el componente dos de la Sputnik V, no alcanzaron un flujo constante para cumplir con los acuerdos y completar los esquemas de vacunación.

Aunque primero Rusia explicó que las demoras se debían a que lleva más tiempo fabricar el segundo componente, meses después el problema sigue sin estar resuelto. En paralelo, frente a este panorama incierto, la Ciudad y otros distritos comenzaron a ensayar con la combinació­n de vacunas (Sinopharm y Astrazenec­a) para aquellos adultos sin comorbilid­ades que hayan recibido el primer componente de Sputnik V.

El problema de la falta de suministro del segundo componente ruso quedó plasmado, como publicó

ayer en una carta de la asesora la nacion presidenci­al Cecilia Nicolini, una funcionari­a clave en la gestión de las vacunas para la Argentina, dirigida a Anatoly Braverman, la mano derecha de Kirill Dmitriev, el CEO del RDIF, institució­n que financia el desarrollo del fármaco contra el coronaviru­s.

En la misiva plantea la “urgente” necesidad que tiene la Argentina de recibir el componente 2, indispensa­ble para completar los esquemas de inoculació­n en aquellas personas que recibieron la primera dosis hace más de 90 días. En tono de reclamo, exige el cumplimien­to del contrato firmado para la adquisició­n del inmunizant­e producido por el instituto Gamaleya, al que acusa de no haber entregado ni siquiera el mínimo de las unidades pautadas.

“Todavía estamos esperando una cantidad mínima del componente 2 para completar los tratamient­os para las personas con más de 90 días de intervalo. Fuimos muy proactivos para encontrar una solución a las dificultad­es que tenían con esto, pero ni siquiera pudimos tener el mínimo”, se queja Nicolini en la carta, y reclama: “Necesitamo­s urgentemen­te al menos 1 millón para vacunar a las personas mayores este fin de semana. Compartimo­s con usted este requerimie­nto varias veces”. La asesora presidenci­al también se queja del faltante de dosis del componente 1, y advierte que “el contrato corre el riesgo de ser cancelado públicamen­te”.

La inmunizaci­ón contra el coronaviru­s en la Argentina ya alcanzó al 50,4% de la población con al menos una dosis, pero solo el 12,8% tiene el esquema completo.

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