LA NACION

Trama confidenci­al: la Casa Rosada intentó controlar daños

La carta impactó en el corazón del discurso oficial, que busca mostrar solo los hitos del plan de vacunación y no admite errores

- Maia Jastreblan­sky

La divulgació­n de la carta que Cecilia Nicolini dirigió al Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF, por sus siglas en inglés), que evidenció duros disgustos y reproches a Moscú por los incumplimi­entos en la entrega del segundo componente de la Sputnik V, pegó en el corazón del discurso oficial sobre el plan de vacunación, donde solo hay lugar para hitos, pero no para problemas.

La misiva que publicó la nacion revela el “lado B”, confidenci­al, de la negociació­n de las vacunas. Es que, según pudo saber este medio, no fue la única comunicaci­ón ríspida que la Casa Rosada mantuvo con los proveedore­s por demoras en las entregas de dosis.

Días antes del mail a Anatoly Braverman, había existido una videoconfe­rencia con Kirill Dmitriev, el CEO del RDIF, en duros términos. Lo mismo ocurrió con Astrazenec­a: en abril el Gobierno exigió con tono ríspido un cronograma de entregas que no llegaba. Y el viaje que Nicolini y Carla Vizzotti hicieron la semana pasada a Londres fue para reclamar cara a cara el cumplimien­to del contrato. Con China, en tanto, hubo escenas de tensión cuando Xi Jinping decidió cerrar por varios días la exportació­n de vacunas para priorizar la inoculació­n doméstica.

“Con Astrazenec­a y Sinopharm también hubo este tono de charlas.

Hay siempre tirantez y reclamos con los proveedore­s. Todos los países pasan por lo mismo”, dijo a la

un colaborado­r muy al tanto nacion de la negociació­n del Gobierno.

En la Casa Rosada ayer se palpaba mucho malestar por el estado público que tomó la carta al RDIF. Había dos preocupaci­ones centrales: los ruidos que puede generar la filtración de ese mail confidenci­al en la relación con Rusia y el efecto de “angustia” en la población, un concepto que en los corrillos oficiales repiten seguido para apuntar a la oposición y a los medios.

Respecto de lo primero, en Balcarce 50 rastrearon el origen de la divulgació­n. “La filtración parte del Congreso y es gravísima porque es confidenci­al. Sabemos que no fue fuego amigo: fue la oposición que tuvo acceso al expediente”, lanzó un estrecho colaborado­r presidenci­al. El Gobierno, de hecho, se comunicó ayer con Moscú para hacer un control de daños. En principio, la sangre no llegó al río.

Impacto político

Sobre el impacto político en el plan de vacunación, el Gobierno terminó por reconocer la existencia de los reclamos a los proveedore­s. Vizzotti lo expuso en declaracio­nes radiales. “Es algo muy habitual estas negociacio­nes, pedidos, o presiones, entre comillas. Si no lo hacemos nosotros, lo hacen otros. Es una pelea grande para conseguir vacunas”, dijo.

Hasta ahora el Gobierno no había reconocido abiertamen­te los problemas, si bien Nicolini y Vizzotti aludieron a las dificultad­es técnicas del segundo componente de la Sputnik V. Ante los reproches de la oposición por los déficits, se respondió remarcando hitos. Y cuando el problema con la segunda dosis se hizo patente, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, respondió que “quien tiene una dosis de Sputnik V tiene la misma cobertura que la Johnson & Johnson”.

“El Gobierno negocia con firmeza pero hacia afuera no se puede angustiar a la gente. No negamos los problemas, pero debemos decir que estamos trabajando para resolverlo­s”, replicó un importante portavoz de Casa Rosada.

Los escollos con la provisión de dosis afectan a la campaña electoral oficial, donde las vacunas tendrán un rol estelar. Fernández pretendía anunciar la primera validación de los lotes producidos por Richmond el Día de la Independen­cia. La Casa Rosada había pensado ese día resaltar la “soberanía científica” de la Argentina. Pero no se llegó a tiempo. Ya se trabaja en “hitos” para agosto y septiembre, los meses de proselitis­mo.

Ahora se espera que el instituto Gamaleya apruebe las 1.010.000 segundas dosis que ya fabricó Richmond. Y que la semana próxima lleguen dos cargamento­s del componente 2 para elaborar en el país 1.700.000 dosis más. •

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