La relación con Putin, complicada
Ante la pandemia, el Gobierno apostó al vínculo directo con el presidente ruso
La sonrisa para las fotos de Cristina Kirchner, acompañada por su excanciller Jorge Taiana, era una muestra evidente de su satisfacción y todo un mensaje geopolítico. Terminaba octubre del año pasado y la vicepresidenta recibía, en su despacho del Senado, al embajador ruso, Dmitry V. Feoktistov, delegado diplomático en el país del gobierno de Vladimir Putin.
La instantánea resume como pocas la importancia estratégica que, para el gobierno de Alberto Fernández, tienen los vínculos con la Federación Rusa, una relación privilegiada pero afectada en los últimos meses por la sostenida demora en la provisión de la segunda dosis de la vacuna Sputnik V.
Casi dos meses después de aquella foto de Cristina con el embajador, en la Nochebuena de 2020, el Gobierno recibió con alborozo el primer cargamento con vacunas rusas, y comenzó a enfrentar las críticas de la oposición y la desconfianza de la comunidad científica, argumentos esgrimidos en su carta por la asesora presidencial Cecilia Nicolini.
Ni los reiterados gestos de Cristina y del Presidente, ni la designación del exvicecanciller kirchnerista Eduardo Zuain como nuevo embajador en Rusia, ni los continuos y posteriores viajes de Nicolini y la ministra de Salud, Carla Vizzotti, a Moscú evitaron que el instituto Gamaleya demorara la provisión de la segunda dosis de las vacunas.
Los últimos datos oficiales dan cuenta de la disparidad en los envíos, ya que en un universo de 40 millones de vacunas recibidas, mientras llegaron 9.375.670 del componente 1, solo 2.493.160 arribaron del componente 2. Con un acuerdo muy posterior, ya llegaron al país casi 13 millones de vacunas de la china Sinopharm, con tendencia creciente.
A medida que pasaron los meses, el presidente Fernández reclamó a su poderoso par ruso por la falta de vacunas. Así lo hizo en febrero y luego en abril, durante la conversación telefónica en la que Putin se interesó por su estado de salud luego de contagiarse, a pesar de estar vacunado (con la vacuna Sputnik). Con el encuentro presencial entre ellos aún pendiente, Fernández y Putin anunciaron en junio en modo Zoom el inicio de la producción local de la vacuna Sputnik V, a cargo del laboratorio Richmond.
“Hay un grado de improvisación muy grande. Es poco serio reclamar vacunas por mail, habiendo un embajador en Moscú. Y si no creen en las embajadas, deberían cerrar la sede y ahorrar dinero”, comentó una fuente diplomática al tanto de los vínculos con Rusia, una relación ahora complicada por la escasez de vacunas.