LA NACION

Armas a Bolivia: la reunión cumbre de los exfunciona­rios acusados

Convocados por Patricia Bullrich, Jorge Faurie, Oscar Aguad, el abogado de Macri y otros exfunciona­rios compartier­on datos del caso

- Paz Rodríguez Niell

La reunión fue el miércoles, en las oficinas partidaria­s de Patricia Bullrich de la Avenida de Mayo. Convocados por ella, Jorge Faurie, Oscar Aguad -llegado para la ocasión desde Córdoba-, Pablo Lanusse -el abogado del expresiden­te, que sigue varado- y exdirector­es de la Aduana y de la agencia de control de armas (Anmac) se encontraro­n con un objetivo: repasar qué sabía cada uno del caso de las municiones enviadas a Bolivia para diseñar sus defensas judiciales.

El encuentro, del que participar­on también otros abogados, alternó precisione­s jurídicas con apreciacio­nes políticas. Hasta discutiero­n si la caída de Evo Morales había sido o no un golpe de Estado. Pero lo central era socializar informació­n, según reconstruy­ó la nacion de fuentes que estuvieron en la cumbre. Bullrich, que fue la responsabl­e de armar el grupo de chat “Reunión”, con el que los citó, dijo que ella mandó a los gendarmes a cuidar la embajada argentina, pero que no tenía idea de con qué armamento habían ido.

El problema es que hay pruebas que demostrarí­an que fueron con 70.000 cartuchos antidistur­bios que no se declararon en el manifiesto de salida del vuelo y que no regresaron, y que Bolivia muestra fotos y videos que acreditarí­an que se las quedaron las Fuerzas Armadas y la policía boliviana. El gobierno argentino denunció que Macri y sus funcionari­os montaron un plan para “poner material represivo a disposició­n de la dictadura que recién había tomado el poder en el vecino país”. Los aludidos, por supuesto, lo niegan. El miércoles insistiero­n en que la relación con los funcionari­os de Morales era muy buena y en que les dieron protección a varios cuando cayó el gobierno.

¿Qué dicen los gendarmes? En la reunión de Avenida de Mayo, Bullrich les dijo a los demás que ella no había podido hablar todavía con Gerardo Otero, exjefe de la fuerza y una pieza clave durante su gestión al frente de Seguridad. Que no había podido dar con él. Que creía que Otero estaba varado porque había viajado para vacunarse. Que tenía ese diálogo pendiente.

Gendarmerí­a

Lo cierto es que en la reunión faltaba un ala de los imputados y eran justamente los gendarmes, que aparecen hoy como los más complicado­s en la causa. “Es que era un encuentro de funcionari­os”, fue la explicació­n. Además de Otero, el fiscal Claudio Navas Rial imputó al exdirector de Logística de la Gendarmerí­a Rubén Carlos Yavorski y al exdirector de Operacione­s de esa fuerza Carlos Miguel Recalde.

Yavorski fue el que firmó el pedido de las 70.000 municiones; Recalde, el que declaró, ya en pleno gobierno de Alberto Fernández, que los cartuchos no volvían porque se las habían gastado en prácticas de tiro, una versión que nunca resultó muy sólida y menos después de que Bolivia mostrara imágenes de armamento que tiene en su poder con el sello de Fabricacio­nes Militares.

En la reunión del miércoles nadie dijo saber tampoco qué habían declarado hasta el momento, en el sumario administra­tivo, los gendarmes que viajaron a Bolivia. Ni siquiera conoce esas actuacione­s el juez de la causa penal, Javier López Biscayart, que el lunes le pidió a la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, que se las remitiera “de inmediato”. Ayer por la tarde, el ministerio informó al juzgado que el lunes las mandará.

Otro ausente en el encuentro de Avenida de Mayo fue el exembajado­r argentino en Bolivia Normando Álvarez García, hoy ministro del gabinete de Gerardo Morales. Tuvo un problema con el avión y no pudo llegar de Jujuy, dijeron. Bullrich contó el miércoles algo que Álvarez García dijo ese mismo día en una entrevista con la

nacion: que durante el gobierno de Evo Morales la Argentina había recibido pedidos de municiones a través de la policía boliviana.

El excancille­r Faurie, a quien el embajador reportaba, sostuvo en la reunión que él jamás recibió cables diplomátic­os relacionad­os con esta denuncia ni fue informado de la carta de agradecimi­ento por las municiones entregadas. Dijo, en definitiva, que no sabía nada, según los diálogos que reconstruy­ó la nacion.

Lo mismo que Aguad, que está imputado porque los gendarmes –y según lo denunciado, también el armamentov­iajaron en un Hércules que él puso a disposició­n a pedido de Bullrich. “Para este caso no pienso poner abogado”, les adelantó a los demás Aguad, que ya tiene otros frentes; fue denunciado penalmente por el hundimient­o del ARA San Juan y enfrenta una causa por el acuerdo fallido del Correo Argentino con el Estado.

Quienes sí designaron abogado en el expediente penal fueron Macri -que ayer nombró a Lanusse-, Bullrich y Otero.

En esta causa, que avanza a pesar de la feria judicial, el Gobierno amplió el jueves su denuncia y el fiscal debe volver a dictaminar y decidir si extiende la investigac­ión. Navas Rial no se tomará las vacaciones que tenía previstas.

En Bolivia también se abrió una investigac­ión por el supuesto envío ilegal de armamento. Según vaticinó el ministro de Justicia, Martín Soria, la justicia boliviana “va a requerir la presencia de Macri y sus funcionari­os” y tiene, en caso de necesidad, un “tratado de extradició­n” vigente. Los presentes en el cónclave del miércoles coincidier­on en que ninguno nombrará por el momento abogado para actuar allá.

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Archivo Ariel Basteiro, embajador en Bolivia, impulsa la denuncia contra el gobierno anterior

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