Fernando Samartín vuelve a recordar a Sandro en un streaming y cuenta su faceta menos conocida
El intérprete, que se hizo famoso por encarnar al Gitano, hoy presenta su primer streaming, con los mismos músicos del ídolo
Fernando Samartin se hizo popular hace unos años cuando fue descubierto para encarnar a Sandro en el musical Por amor a Sandro, de Daniel Dátola, que dirigió Ariel del Mastro. Por ese papel obtuvo un prestigio que hoy lo ubica en un lugar ajeno al del mero imitador. Luego de un tiempo inactivo por la pandemia, hoy, a las 21, se presentará
Romantic Club, el primer streaming de Fernando Samartin interpretando a Sandro.
La idea original nació en 1990 durante el ciclo televisivo Querido
Sandro; allí el propio Sandro, además de cantar sus canciones, recibía cantantes invitados. En aquella oportunidad, el ciclo ganó el Martín Fierro al mejor programa musical en televisión.
Samartin, ganador de los premios Hugo y ACE, retoma esta idea, y al lado de los propios músicos del ídolo. A su vez, en las últimas temporadas, tuvo una participación destacada en los espectáculosdefátimaflorez,donde tambiénseanimóainterpretaraotros personajes, además de Sandro.
Como todos los streaming, es importante recalcar a los espectadores que los accesos (entradas) deben sacarse antes del horario de la función, aunque se presencie posteriormente.
–¿De qué se trata el streaming Romantic Club?
–En este show presento un formato ideado por el propio Roberto Sánchez para su programa de televisión
Querido Sandro en 1990: el Romantic Club, un espacio ideal para interpretar canciones que hablan de amor. Junto a los propios músicos del Gitano, Jorge Bertinetti (tecladista desde 1981 hasta el último show en 2004) y Osvaldo Bosch (saxofonista en los históricos Gran Rex) preparamos una lista de las canciones más románticas del ídolo, junto a los clásicos infaltables. Tenemos también un invitado de lujo: Matías Santoianni. Es un gran actor que formó parte de El hombre de la rosa y La profecía, shows de Sandro que batieron récords de audiencia
–¿Cómo llegó la figura de Sandro a tu vida?
–Llega de casualidad; aunque a veces creo que fue de causalidad. Un día, yo tendría más o menos 13 años, y vi una de sus películas, Operación
Rosa... Rosa (Leo Fleider, 1974), en el Canal Volver, y me quedé hipnotizado frente a su performance musical. A partir de ahí, empecé a investigar todo sobre él y cada cosa que descubría me gustaba más. Entonces decidí que quería hacer de Sandro. En aquel momento nunca imaginé que se transformaría en una profesión, que cantaría, o que recibiría un premio Hugo y un premio ACE como revelación por mi labor en la comedia musical Por amor a Sandro.
–¿Qué representa la figura de Sandro?
–Para el mundo del espectáculo, es alguien que vino a cambiar las cosas. Fue el primero en irrumpir en los primeros años sesenta, con una campera de cuero cantando rock and roll y moviéndose como Elvis: un escándalo. Después se transformó en un cantautor y un baladista disruptivo para la época. Dejó de escandalizar con el rock y comenzó a escandalizar con la sexualidad en una época todavía muy pacata.
Un artista completísimo de los que ya no hay. Personalmente, Sandro es alguien que me ha cambiado la vida; me hizo conocer y amar un oficio para el cual pensé que no había nacido. Siempre supuse que iba a desarrollarme artísticamente sólo como ilustrador: dibujo desde que tengo uso de razón.
–¿Cómo dialoga ese universo del dibujo a mano con el mundo de Sandro?
–Es que Sandro es un personaje muy plástico. Lleno de colores, misterios, texturas. Roberto Sánchez, quién creó a este personaje fundamental, también pintaba y dibujaba desde chico. En una libretita negra que él tenía en su adolescencia, diseñaba sus futuros vestuarios. Y durante su adultez, por ejemplo, diseñaba también la planta de luces, el escenario, hasta los programas de sus shows. Ahí encuentro un punto de unión muy fuerte. Una vez, Ariel del Mastro, que es un director que sabe mucho, me dijo que yo también cantaba con las manos. Y eso me pareció muy interesante.