LA NACION

Germán Martitegui “La paternidad me llegó en el mejor momento”

Mientras prepara la apertura de su nuevo restaurant­e Marti y tras el éxito de Masterchef Celebrity, el destacado chef disfruta de la crianza de sus hijos

- Por Sebastián A. Ríos

“Mis prioridade­s ahora son claramente diferentes”, escribió Germán Martitegui en la carta abierta difundida en Instagram con la que renunció en el mes de marzo a su puesto como jurado de The World´s 50 Best

Restaurant­s. Con las puertas de su restaurant­e Tegui cerradas por la pandemia y su tiempo dividido entre la crianza de sus hijos y el rodaje de Masterchef Celebrity, el cocinero devenido celebridad reconocía entonces que su foco ya estaba en otra parte. Primero, en el hecho de estar al frente de un hogar monoparent­al donde vive junto a Lautaro (2) y Lorenzo (también de 2, a punto de cumplir 3 en noviembre). Y luego en nuevos proyectos como su restaurant­e Marti, de inminente apertura, en los que reformula la identidad de su cocina y el lugar que, cree, debe tener la gastronomí­a.

–¿Cómo lidiaste con la sobreexpos­ición de Masterchef?

–Si vos vas buscando eso de estar en el showbiz y hacerte famoso, debe ser una experienci­a diferente. En mi caso, yo era conocido solo por la gente a la que le gusta comer o que sabía lo que yo hacía en Tegui, pero la verdad es que caminaba por la calle tranquilo. Mi único momento masivo podía ser la feria Masticar. Así que lo de Masterchef me tomó muy de sorpresa, porque son millones y millones de personas que te ven todas las noches. Fue un momento muy especial donde la gente se conectaba mucho con nosotros, porque éramos lo más alegre que había en al televisión de aire, y fue muy impactante y gratifican­te. En lo personal, la fama y que mucha gente quiera saber cosas privadas mías fue medio raro, porque soy una persona bastante reservada. Tomé una política de no contestar nada, entonces con esa política dejás circular cosas que no son ciertas. Opté por eso y ahí seguimos.

–Al verte en Masterchef, ¿te reconocés como un personaje, tanto el que aparece como jurado exigente como el que se permite hacer chistes?

–El personaje nunca fue mentira. Nunca fue actuación, ni el más exigente ni el más gracioso (si se puede decir gracioso). Me reconozco en los dos. Me reconozco en el exigente, porque es la exigencia que tengo en la cocina, y me reconozco en el que empieza a hacer un poco más de chistes. También en el tímido, porque tengo por momentos una timidez o me quedo sorprendid­o... En Masterchef Celebrity estás frente a “salvajes” (risas). Es gente que maneja muy bien las cámaras y sabe qué decirte para ponerte incómodo. Es muy interesant­e el juego que se da entre la autoridad que tengo cuando pruebo un plato y la cantidad de cosas que me dicen, y cómo yo tengo

que reaccionar ante eso. Fue un gran aprendizaj­e para mí.

–Cuando te retiraste del jurado de The World’s 50 Best Restaurant­s, escribiste una carta en la que planteabas que hoy tenés otras prioridade­s. ¿Cuáles son?

–Bueno, soy padre único, por lo que mis prioridade­s por los próximos 20 años van a ser mis chicos. Pero también me di cuenta de dos cosas. Para estar en ese nivel de exigencia tus hijos y tu pareja son tu restaurant­e. Nadie puede venir antes, y yo lo hice veinte años ya. Pero aparte, la pandemia me hizo pensar que también la comida tiene que cambiar, el mercado de lujo tiene que cambiar y los restaurant­es tienen que cambiar. Ese nivel de minuciosid­ad o de sofisticac­ión tiene que pasar por otro lado. Además, a mí me estaban pidiendo que votara en un momento en que la mitad de los restaurant­es

en el mundo estaban cerrados o fundiéndos­e. Ellos en un momento me dijeron: “¿Por qué no renunciast­e en silencio? Tu papel de jurado es secreto”. Les dije :“Porque lo que quería era contar que esto está mal, que no se puede seguir haciendo”. Someter a los restaurant­es a esa clasificac­ión no me parecía bien, pero en este momento muchísimo menos.

–¿Cómo va a ser Tegui cuando vuelva a abrir su salón? ¿Cómo lo estás reformulan­do?

–Loredirecc­ioné500vec­esyaylarea­lidad me lo va volviendo a cambiar. Pero tengo otro restaurant­e, Marti, que está terminado y listo para abrir. Marti es una gran barra que está en el patio de una casona que tiene más de 100 años, un petit hotel. Una gran barra donde entran sentadas 55, 60 personas, y la cocina está en el centro. Los cocineros vamos hablando con los clientes, hay mucho contacto.

Trata de ser un poco más fresco, más relajado, menos estructura­do que lo que venía haciendo. No lo puedo explicar en palabras, pero creo que la evolución de mi cocina va a estar plasmada ahí.

–¿Cómo fue llevar adelante un hogar monoparent­al en un contexto como el de la cuarentena?

– Para mi tuvo un lado bastante positivo. A principios de 2020 tenía una agenda de viajes agendados hasta el 2023. Yo hacía dos viajes por mes y en elmediohac­íaelrestod­elascosas,como mudar Tegui a Mendoza... Cuando nacieron los chicos, yo dije que lo que tendría que hacer es tomarme un año sin trabajar para disfrutar de eso, porque todo el que ha sido padre te dice “crecen tan rápido, disfrutá de este momento”. Y la pandemia me dio la oportunida­d de pasar un año con ellos, sin restaurant­e. La verdad es que en ese sentido los disfruté muchísimo. Después, las mismas tristezas que todos: no pudieron ver a su abuela hasta hace unos días, menos visitas, menos amiguitos... Pero en lo personal estuve mucho más tiempo con ellos y lo súper disfruté. Y creo que ellos se enteraron bastante poco de la pandemia. Acá en casa nos divertimos bastante.

–¿Qué cosas tuyas descubrist­e con la paternidad?

–Yo me veo reflejado como padre en ellos. Nos vamos copiando mutuamente, ellos se van como mimetizand­o, pero a la vez tienen una alegría y una inocencia que reconozco que yo tenía antes. Y después también lo que nos pasa a todos: uno tiene guardada una lista de errores de sus padres que dice “estas son las 10 cosas que a estos chicos no les van a pasar porque a mí no me gustaron”. Trato de que sean muy libres. Estoy disfrutand­o de aprender a educarlos. La paternidad me llegó en el mejor momento. Estoy súper feliz.

–Para un tipo que vivió en la cocina, con su exigencia, ¿cómo es hoy cocinar para tus hijos?

–Ellos comen muy bien, comen de todo. No sé si tiene que ver conmigo o ellos vienen así. Empiezan comiendo fruta hasta el mediodía, y de ahí comen otras cosas. Me súper divierte, porque hay muchas primeras veces: la primera vez que comen palta, la primera vez que comen algo fresco, la primera vez que se ponen un cubito en la boca. Es muy interesant­e cómo van reaccionan­do, y a mí me sirve también recordar las primeras veces. Los chicos son un lienzo en blanco donde vas poniendo cosas. Yo estoy tratando de poner cosas que sean muy ricas y muy sanas. Mezclándol­as con otras, porque después van a salir al mundo. Por ejemplo, para ellos un premio es una pera deshidrata­da o un dátil. Son diferentes a los que la industria vende para los chicos. Pero el premio tiene que ser algo que te haga bien, no puedo premiarte con algo que te haga mal.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina