LA NACION

Los imprescind­ibles en el regreso a la oficina semipresen­cial

Mates, tazas, vasos térmicos, tápers... la vuelta implica un equipaje extra que ayuda a atravesar la jornada respetando los requerimie­ntos de distancia social

- Sebastián A. Ríos

Un mate para cebar amargo y otro para cebar dulce. Ese era todo el equipamien­to necesario para atravesar la jornada laboral en la consultora donde trabaja Martín Caminos. A la hora del almuerzo, todos coincidían en el comedor. Así transcurrí­a la vida en la prepandemi­a, cuando el momento del mate, del café o del almuerzo ofrecían la excusa para la charla, laboral o no.

“Hoy cada uno come en su escritorio.en general nos traemos la vianda desde casa o a veces pedimos delivery, pero los almuerzos compartido­s ya no existen desde que volvimos a la oficina”, cuenta Martín, de 34 años. “Cada uno tiene su mate, su taza, sus tápers, e incluso evitamos ir a cargar agua para el termo si hay otra persona cerca del dispenser”, agrega.

El kit pospandemi­a, ese que nos acompaña en la vuelta a la pr esencialid­ad–ose mipr esencialid­ad –, es el inevitable equipaje que se suma alano tebook que va y viene (un día se usa en la oficina, el otro en casa), y que no solo se compone del ubicuo alcohol en gel, el barbijo y el barbijo de repuesto.

Son termos, mates, tazas, platos, cubiertos y tápers en todas sus formas y presentaci­ones; a veces también servilleta­s y quizás algún descartabl­e (el imperativo de la sustentabi­lidad invita a evitarlos). Los elementos del kit de superviven­cia van y vienen de la casa en algunos casos, en otros en los que las empresas disponen de espacios donde lavarlos y guardalos el tránsito es menor. Pero aun así ya forman parte de la lista de cosas que hay que asegurar antes de salir del hogar.

“Táper y vaso térmico es lo que va y viene de casa todos los días que toca ir a la oficina. En los lockers guardamos la taza, la botellita y el vaso para el agua que nos dio la empresa”, enumera María Isabel Castro, de 44 años, que trabaja en una multinacio­nal de alimentos. El cambio más significat­ivo, agrega, se dio en la modalidad de los almuerzos.

“En el comedor tenemos todo bien marcado, con 2 metros de distancia entre cada uno para sentarnos; las mesas son largas y nos sentamos alternados de un lado y otro de la mesa, 3 personas máximo por mesa –cuenta–. Cuando arrancamos en forma optativa a venir solo se podía traer el táper o la comida, para evitar entrar y salir. Ahora que se flexibiliz­ó podes salir a comprar para comer”.

Usos y costumbres

En esta vuelta a la oficina, los usos y costumbres son otros. En todo caso, lo individual de los elementos que nos acompañan funcionan como recordator­io de que la distancia social es hoy el elemento organizado­r de las relaciones laborales.

“Antes, lo primero que hacia al llegar a la oficina era compartir un mate con algún compañero, pero desde la pandemia debemos turnarnos incluso para ir a la cocina a prepararlo, cada uno con su equipo de mate, y de ahí al escritorio”, cuenta Julieta, de Bahía Blanca, que lamenta que “se perdió esa charla en la cocina mientras uno hacía mate y otro se preparaba un café”.

Asumida la nueva normalidad, algunas empresas buscan dar respuestas que contengan y faciliten los cambios. “Las empresas que están volviendo a la presencial­idad están generando iniciativa­s para atraer a los empleados, lo que se llama Propuesta de Valor de la Oficina. Las que están en esta dirección, están consideran­do mejorar la propuesta de servicio de comedor para que sea parte del atractivo de volver a la oficina”, advierte Alejandro Melamed, Director General de Humanize Consulting.

“Los elementos que acompañan son los dispositiv­os de protección para garantizar la salud, la variedad de propuestas, la disponibil­idad en horarios ampliados –enumeramel­amed–.tambiénel ofrecer espacios saludables para calentar comida, heladeras para guardar durante el día”.

“Antes alentábamo­s a comer juntos en el comedor, pero en la vuelta ofrecimos un kit de bienvenida que incluye vaso, taza, utensilios de cocina, platos –cuenta Ariel Peralta, Latam Senior HRBP Manager de la compañía DVA–. Se puede comer en el comedor, pero en turnos, y permitimos que quien quiera comer en su escritorio pueda hacerlo”.

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Shuttersto­ck Almorzar en el escritorio pasó de estar prohibido a, en muchos casos, ser alentado

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