LA NACION

Antes de que te pase lo mismo

- Ariel Torres

Esta semana, el Dr. Ricardo Wainsztein, oculista y gran amigo, descubrió que la TV a la que tiene conectada su PC no arrancaba. Había hecho los correspond­ientes backups, excepto por un pequeño detalle: el backup es algo por definición incompleto. Siempre te queda esa presentaci­ón que necesitás para dar clases al día siguiente. Aparte de la PC (ahora sin pantalla), tiene una notebook. Así que la pregunta inevitable fue: ¿puedo usar la portátil como monitor secundario? Tiene pantalla y un enchufe VGA o HDMI, ¿no?

Sí, pero una salida de video es eso, una salida. No va a tomar la señal de la PC que se quedó sin pantalla. Así que Ricardo tenía un bonito problema. Sí, por supuesto, existen dos modos de acceder a una máquina en esta situación. Por un lado, conectar un teclado, un mouse y una pantalla por medio de la red.

La otra opción es la proyección inalámbric­a (llamada Miracast), que en Windows es relativame­nte simple. Pero, salvo que hayas hecho algo antes de que el único monitor que tenés pase a mejor vida, estás encerrado en un círculo vicioso. Concedido, las computador­as, en particular las de escritorio, son muy dúctiles y si uno se da maña hay algún kung-fu que podría sacarlo del pantano. Pero tiene que ser un kung-fu realmente bueno.

Así que me disculpará­n que la solución que le di a mi amigo haya sido un poco elemental, pero funcionó. Le pregunté si no tenía a alguien cerca para pedirle prestado un monitor y sacar esos archivos. Le pareció una idea salvadora, con lo que di el asunto por terminado. Pero algo me seguía importunan­do. Hasta que me di cuenta de que uno tiende a creer que su normalidad es la de todos. Y no tiene por qué ser así. Aquí se apilan los teclados, las pantallas y demás. No es lo usual.

Así que mi mejor consejo, si usás una PC o una notebook, es que tengas siempre repuesto de eso que en la jerga se conoce como entradas y salidas de datos. Es decir, como mínimo, un monitor (no importa si es medio viejo) y un teclado (si le falta una tecla, sirve igual). Parece mentira, pero lo que le pasó a este querido amigo mío muestra que hemos hecho avances notables en tecnología, pero sin pantalla y sin teclado estás frito.

El otro día derramamos media copa de vino sobre el teclado de una portátil. Una buena máquina. Mucha RAM, disco rápido, pantalla táctil y teclado a prueba de derrames. Sí, OK, a pruebas de derrames, pero la hilera de la Q a la P dejó de funcionar. Todavía es posible poner la contraseña para ingresar al equipo mediante la pantalla táctil y tengo el plan de cambiarle el teclado (ya se lo extraje, de hecho), pero la solución inmediata para recuperar un número de cosas fue un tecladito Bluetooth con baterías solares. Que no sé de dónde salió. Pero que, una vez más, salvó el día.

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El lector encontrará la versión completa de esta columna en: www.lanacion.com.ar

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