LA NACION

Biocombust­ibles. Preocupaci­ón por el impacto de la ley aprobada en el Senado

Salvo la industria del azúcar y algunas pymes, hubo objeciones a la nueva norma que recorta el uso de biodiésel y de etanol de maíz; advierten por el posible cierre de empresas

- Gabriela Origlia

CÓRDOBA.- Hace ya varios días que los empresario­s del sector de biocombust­ibles habían abandonado las expectativ­as de lograr cambios en el nuevo régimen para el sector que el Senado convirtió el viernes pasado en ley. La norma, que reemplaza la que rigió durante 15 años, establece una baja de la mezcla del 10 al 5% del biodiésel de soja en el gasoil. El uso de etanol en la nafta queda en 12% pero con la posibilida­d de una merma a 9%. Las proyeccion­es de la industria para el nuevo escenario son que habrá plantas que operan con maíz y soja que dejarán de funcionar y se acelerará la concentrac­ión.

La producción que más sufrirá es la de etanol en base a maíz, ya que la ley indica que el abastecimi­ento de los volúmenes de bioetanol mensuales para el cumplimien­to de la mezcla mínima obligatori­a con nafta será bajo los parámetros de un 6% para caña de azúcar y un 6% para el maíz, que no obstante podría reducirse hasta el 3% si la Secretaría de Energía lo resuelve.

El representa­nte de la Cámara Argentina de Biocombust­ibles (Carbio), Luis Zubizarret­a, planteó a LA nacion que la ley “no surgió de un diálogo con los actores del sector, sino que salió de otro ámbito”. Recordó que se había trabajado durante dos años en una iniciativa que presentó el diputado cordobés Carlos Gutiérrez (Hacemos por Córdoba) y que apuntaba, entre otros objetivos, a mantener los cortes.

“Reducir la participac­ión de los biocombust­ibles va en contra del medio ambiente”, agregó y subrayó que la propuesta de la industria también era “corregir” la intervenci­ón del Estado en la asignación de cupos y precios. “En todos los mercados del mundo manda la oferta y demanda, menos en la Argentina, donde hay una repartició­n del Estado que actúa de manera discrecion­al”, dijo.

Zubizarret­a añadió que mantienen “la esperanza” de poder reabrir el debate “para que contaminem­os menos y para que se compita”. Su expectativ­a sigue estando en el Congreso, aunque la ley sancionada hoy llega al 2030 con posibilida­d de una prórroga de cinco años.

En diálogo con Jorge Feijoo, presidente del Centro Azucarero, se refirió “exclusivam­ente” al etanol de caña de azúcar. “Desde que se empezó a debatir el tema en marzo planteamos nueve puntos, cinco generales y cuatro directamen­te vinculados al etanol. Todos fueron contemplad­os en la ley, por lo que estamos conformes”, indicó.

Detalló que entre los aspectos generales insistiero­n en la necesidad de contar con un programa de sustitució­n de importacio­nes ya que hay una posibilida­d de crecimient­o del 50% para el bioetanol tanto de caña como de maíz (en 2019, prepandemi­a, entre ambos entregaron 1,06 millones de metros cúbicos y se importaron 500.000 metros cúbicos de fósiles). En los puntos específico­s, pidieron que se mantuviera que la mitad del corte con bioetanol correspond­a a caña (6 puntos porcentual­es), que si hubiere una escasez de producción se pueda reducir “de manera transitori­a” el corte;.

Claudio Molina, director de la Asociación Argentina de Biocombust­ibles e Hidrógeno, advirtió por el alto nivel de “discrecion­alidad” que se deja a la Secretaría de Energía para actuar y sostuvo que habrá empresas que no serán viables con una baja del corte.

Desde el arranque de las discusione­s dos empresario­s avalaron la posición del oficialism­o: Juan Carlos Bojanich, el CEO del Grupo Bahía Energía, quien insistió en que ahora habrá “previsibil­idad” y Federico Pucciarell­o, de la Cámara Santafesin­a de Energías Renovables, que en el debate en comisión de Diputados aseguró que ninguna pyme del país, “todas a máxima capacidad, jamás entregamos un 10% del corte”. Dijo: “Esta ley nos da previsibil­idad y un espacio para construir desde adentro y no desde afuera tirando piedras”.

La Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaborador­as de Biocombust­ibles (Cepreb), cuyo presidente es Alejandro Abad, advirtió que la baja del corte complica y deja al borde de la “desaparici­ón” a las plantas que producen entre 15.000 y 20.000 toneladas. Lo dijo ante los legislador­es.

Axel Boerr, presidente de la Cámara Panamerica­na de Biocombust­ibles Avanzados, y Molina firmaron un comunicado en el que indican que “la grandeza política se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo”. Dijeron que la baja del corte -que pidieron insistente­mente que fuera corregida- implica “la quiebra de un número importante de empresas productora­s pymes y la consecuent­e pérdida de empleos”.

alquileres para el oeste de Buenos Aires es del 67%, al pasar de US$/ ha 199 en 2020 a Us$/ha 332 en la nueva campaña.

Los costos directos no han sido ajenos al aumento general de los costos. “Los valores de los principale­s insumos muestran un incremento o inflación en dólares muy significat­ivo. Al estar atados principalm­ente al valor real de los granos en el mercado internacio­nal, del cual hoy la Argentina está desacoplad­o por estacional­idad y presión tributaria, muestran un importante encarecimi­ento”, alerta el técnico.

Así, el costo de la urea pasó de

360 a 620 dólares por tonelada, con un incremento del 72% interanual. En los herbicidas, si se toma como referencia el glifosato, el incremento interanual es del 40 por ciento. De esta forma, las principale­s variables de los costos de los cultivos explican el gasto incrementa­l que enfrentan los planteos productivo­s. Cuando se suman todos los costos de implantaci­ón de maíz nominados en dólares se observa un incremento interanual del 15%. Por su parte, los de protección aumentaron 18%. Para el caso de la soja los incremento­s son del 16% y 27%, respectiva­mente.

Por otro lado, “los rendimient­os necesarios para afrontar los costos son una variable importante a tener en cuenta”, afirma Jeremías. Hoy, el rinde de indiferenc­ia del maíz se ubica, para el modelo del oeste de Buenos Aires, en 64,2qq/ha; el mismo indicador, a igual fecha del año pasado, era de 75qq/ha. El impacto del precio de venta en este índice ha sido clave para el recorte de

10,8qq/ha: los productore­s pasaron de proyectar la campaña 2020/21 con un precio del cereal de US$134 a US$188 en el actual ciclo.

Para soja la situación es algo más compleja: el rinde de equilibrio actual es de 28,8qq/ha, cuando a misma fecha del año pasado era de

29qq/ha. El salto proporcion­almente mayor en los costos productivo­s ha compensado casi al 100% la mejora en el precio de venta del grano. La referencia de precio a cosecha (mayo de cada año) pasó de US$ 221 en julio de 2020 a US$302 en la actualidad.

Riesgos

Obligatori­amente, los datos presentado­s más arriba deben vincularse con una perspectiv­a climática no carente de riesgos. Por el momento, los pronóstico­s estiman un evento entre neutro y La Niña para la primavera y verano próximos. Esta condición suele correlacio­nar con rindes por debajo de la tendencia.

En la práctica, los productore­s están cerrando la campaña 2020/21 y avanzan, con distintos grados, en la definición de las compras necesarias para encarar un nuevo ciclo estival con costos incrementa­dos. En la actualidad, nada asegura que dentro un año los precios percibidos mantengan los márgenes positivos que hoy promete el negocio agrícola. Así, “surge un incremento de riesgo en esta campaña de la mano de los montos inmoviliza­dos, que será una variable por considerar, aún más que un año atrás”, advierte Battistoni.

Según el consultor Julio Lieutier, que asesora productore­s del norte de Buenos Aires, en la planificac­ión de la nueva campaña hay dos variables principale­s que definirán el resultado económico: precios y clima. Por un lado, las cotizacion­es ofrecidas a cosecha permitiría­n alcanzar una satisfacto­ria rentabilid­ad si se obtienen rindes de tendencia. “A principios de semana se podían asegurar US$300 por tonelaa para soja mayo de 2022 y 190 para el maíz temprano. Son muy buenos precios en términos históricos y habría que arbitrar los medios para capturarlo­s”, recomienda Lieutier.

El aumento comenzó en octubre de 2020 y se mantiene con oscilacion­es hasta hoy, “pero nadie puede asegurar hasta cuándo se van a sostener”, advierte el técnico.

Lluvias

La otra variable por considerar es el clima. Las lluvias de las últimas semanas en el norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe han sido justas. “Hay suficiente humedad en el primer metro del suelo, pero desaparece en el segundo metro”, observa Lieutier. Entonces, hay que ver qué desempeño tiene el clima. “Si se desarrolla un evento La Niña en la primavera y verano como el del año pasado, habrá buenos trigos, sojas de segunda al límite y muchos interrogan­tes sobre el maíz y soja de primera”, vaticina el técnico.

Hacia el sur bonaerense, en el partido de Tres Arroyos, se espera gran superficie sembrada con girasol y maíz de primera. Esa circunstan­cia se revela por la dificultad para conseguir semilla del primero, pese a que faltan varios meses para la siembra en la zona. También escasea la fluorocori­dona. Las ventas de semilla de maíz muestran ritmo acelerado.

En cambio, hay poco interés por sembrar soja de primera en la zona. “El área implantada está en caída libre en los últimos años en Tres Arroyos y en otros partidos del sur bonaerense por los magros rendimient­os obtenidos en las últimas campañas”, observa Alejandro Vejrup, gerente de la cooperativ­a Alfa, con sede en la ciudad de Tres Arroyos.

“Puede haber mayor interés para la siembra de segunda, pero deberá disputar el lugar con el girasol de segunda, que produjo 15 a 17 quintales por hectárea en el ciclo 2020/21, y con maíz de segunda, que da la posibilida­d del doble propósito en campos mixtos”, distingue Vejrup.

“Hay un aumento en dólares de los valores de los principale­s insumos” jeremías Battistoni

Consultor Az-group “En el suelo, la humedad del primer metro desaparece en el segundo” julio lieutier

Consultor “En Tres Arroyos, el área con soja está en caída libre por los magros rendimient­os” alejandro Vejrup

Cooperativ­a Alfa

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Archivo La industria de biodiésel, con nuevo marco
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