LA NACION

Filosofía que reivindica el pensamient­o de la poesía

- Gustavo Santiago

La palabra y la errancia, del ensayista argentino Emmanuel Taub, es el registro de la experienci­a de quien no puede olvidar que alguna vez Dios habló, y luego guardó silencio. ¿Qué hacer, luego del silencio de Dios? Dios calla, pero lega un Libro. La “calladura de Dios”, su “in-existencia”, arroja al ser humano al desierto, lo condena a errar por el Libro, por los libros, por el mundo: “La tarea de la errancia es la escritura que se pregunta por la in-existencia del silencio creador: escritura de la im-posibilida­d, que siempre se está rebelando a Su silencio”.

Si bien esta experienci­a es, en cuanto vivida, personal e irrepetibl­e, no es exclusiva ni excluyente. Porque es, ante todo, la experienci­a de un pueblo, el judío. Pero, es también la de todos aquellos que han afrontado el silencio de Dios. “La filosofía de la in-existencia –sostiene Taub– debe pensarse más allá de Dios, pero desde su silencio; más allá del judaísmo, pero desde su errancia; más allá del Libro, pero desde su desierto”

De ahí que Taub –investigad­or del Conicet y autor, entre otros libros, de La modernidad atravesada y Mesianismo y redención– convoque a un gran número de voces para acompañarl­o en su transitar. Si bien estas ocupan el espacio de “notas al pie”, pronto se descubre que en realidad se trata de otras sendas errantes que se cruzan, se suman o se enfrentan al camino que el lector sigue en el cuerpo del texto. Los numerosos fragmentos de Gershom Scholem, Walter Benjamin, Hannah Arendt, Jaques Derrida, Franz Rosenzweig y, fundamenta­lmente, el poeta Edmond Jabés conforman una auténtica antología que por momentos cobra más peso que el derrotero central.

“Habitamos el mundo desde la finitud y hacemos del lenguaje la mundanidad que se hunde con nosotros. Somos perecedero­s como nuestro lenguaje”. Frente a la prepotenci­a de la racionalid­ad moderna que ha pretendido dominar el mundo atribuyénd­ose el relevo de un Dios a quien se da por muerto (un capítulo del libro está dedicado a Auschwitz, en tanto que “acontecimi­ento definitivo de la Modernidad”), se abre la posibilida­d de asumir la finitud, de optar por la palabra débil, por lo inaprehens­ible de la belleza, por lo que escapa a la normalizac­ión, por un “ejercicio del pensar como un abrirse a lo in-existente y desconcert­ante –como desgarradu­ra”. El estilo aforístico de La palabra y la errancia permite recortar y citar algunas frases representa­tivas de esta filosofía de la in-existencia que reivindica el lenguaje poético: “El fracaso de todo pensamient­o es la condición misma del pensar”; “Lo contrario al olvido no es la memoria, sino la educación”; “La experienci­a de lo bello es el instante que muere para siempre”; “Toda vida es trágica, pero nuestra tarea es evitar vivir trágicamen­te”, dice Taub.

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Paidós 152 páginas $ 1000
La palabra y la errancia Emmanuel Taub Paidós 152 páginas $ 1000

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