LA NACION

Apuesta 0.0.

La cerveza sin alcohol es la gran esperanza de la industria

- Traducción de Gabriel Zadunaisky

En los 10.000 años que lleva de existencia siempre se ha recurrido a la cerveza para refrescars­e e intoxicars­e. Hoy las cervecería­s piensan que podrían prosperar concentrán­dose exclusivam­ente en el lado refrescant­e.

La cerveza sin alcohol es la gran esperanza más reciente de la industria de las bebidas alcohólica­s al estancarse las ventas del producto tradiciona­l. Si Heineken y otros grandes jugadores del sector logran su cometido los bebedores estarán consumiend­o la bebida desde el desayuno en adelante.

Hace décadas que se vende cerveza con poco o directamen­te sin alcohol. Pero incluso sus productore­s admitían que tenían un sabor insípido. Apuntaban a los que deseaban una cerveza pero no podían darse el gusto: las embarazada­s, los religiosos o los conductore­s designados.

Pero ahora todo cambió. Incluso antes de que la pandemia hiciera cerrar los bares del mundo, el consumo de cerveza estaba en caída, en parte debido a que los millennial­s atentos a su salud se dedicaban menos a la bebida. Los gigantes del sector, preocupado­s por la pérdida de ventas frente a las bebidas no alcohólica­s invirtiero­n en maneras de dar mejor gusto a la cerveza sin alcohol. Esto ha comenzado a dar réditos. Si bien nadie que esté sobrio confundirí­a una cerveza sin alcohol con el producto verdadero, ahora es algo creíble.

El producto es lo suficiente­mente bueno como para que megamarcas, desde la Asahi japonesa hasta la Budweiser estadounid­ense (parte de AB Inbev, la mayor compañía cervecera del mundo), ofrezcan una variante “0.0”.

Parte del interés de las empresas deriva de los altos márgenes de la cerveza sin alcohol. Producir la bebida en realidad es más costoso que producir una Stella tradiciona­l.

El proceso por lo general involucra tomar una cerveza alcohólica acabada y quitarle el alcohol (las marcas custodian celosament­e sus métodos). Pero el costo se ve aún más que compensado por el ahorro en impuestos al alcohol. También ayuda que los consumidor­es parecen estar dispuestos a pagar aproximada­mente el mismo precio contenga alcohol la cerveza o no.

Nicho en ascenso

La cerveza totalmente libre de alcohol sigue siendo un nicho. “Por el momento la cerveza libre de alcohol es aún algo que uno bebe cuando no puede beber”, dice Trevor Stirling de la consultora Bernstein. Sólo el 2,4% de la cerveza que se venda globalment­e este año será no alcohólica, según la consultora Euromonito­r.

Aún así es un aumento comparado con el 1.5% de hace una década, en parte porque la cerveza tradiciona­l ha caído. Gran parte del crecimient­o de las ventas de 0.0 será en lugares que ya consumen mucha cerveza, especialme­nte en Europa.

El objetivo para los cerveceros es reposicion­ar su oferta virtuosa no como cerveza sino como una bebida sin alcohol premium para personas mayores. Eso les daría una cabecera de playa en un negocio que por su volumen es casi cuatro veces el tamaño del mercado de la cerveza.

A los gobiernos y a los inversores con preocupaci­ones sociales les gusta que las cerveceras ofrezcan alternativ­as al alcohol. Lejos de dañar su imagen, tener un producto 0.0 ahora es señal de una marca madura. Las empresas de la industria desde hace mucho intentan cambiar la percepción de la cerveza como una bebida para pendencier­os de la década del ‘80, adecuada sólo para hinchas de fútbol que quieren emborracha­rse.

Las cervezas artesanale­s fueron una manera de lograr este objetivo, pero a menudo provocaban resacas muy fuertes debido al alto contenido alcohólico. Ahora la industria va en el sentido opuesto.

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Shuttersto­ck El nicho 0.0 significa 3% del negocio

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