LA NACION

Milagro pyme.

El secreto alemán para conquistar nuevos mercados

- Yanina Mazzía

Alemania es la cuarta economía del planeta y la tercera en solicitud de patentes gracias, en gran parte, a sus medianas empresas familiares (mittelstan­d), hiper especializ­adas, líderes mundiales de su sector y formadoras de mano de obra.

Según el Instituto de Investigac­ión Pyme (IFM por sus siglas en alemán) de Bonn, son compañías con menos de 500 empleados y una facturació­n anual menor a 50 millones de euros. En promedios, son administra­das por dos personas de una misma familia, quienes controlan, como mínimo, el 50% de las acciones.

“No son las clásicas pymes de Italia o España que perduran como una firma familiar chica. Las mittelstan­d poseen una dirección muy profesiona­l con el objetivo de internacio­nalizar su producción”, subrayó Federico Laso, socio de la empresa germana El Gauchito, importador­a y distribuid­ora de productos argentinos a Europa.

Ludwig Erhard, considerad­o el padre del “milagro alemán” de postguerra, fundó el IFM. Así introdujo la conceptual­ización de la economía social de mercado. “No solo el tamaño determina su pertenenci­a a este segmento sino también su mentalidad”, afirmó Federico Edelstein, profesor titular e investigad­or de UADE Business School.

Uno de sus pilares es apuntar a nichos. Entonces en lugar de diversific­arse, se centraron en una actividad para convertirs­e en participan­tes destacados de ese sector. “Se podría decir que, a lo largo de la historia de muchas pymes familiares especializ­arse fue necesario para sobrevivir”, resaltó Bárbara Konner, vicepresid­ente ejecutiva de la Cámara de Industria y Comercio Argentinoa­lemana (AHK- Argentina)

Campeones ocultos

Alemania cuenta hoy con 1300 de las casi 3000 compañías del mundo que son conocidas como “hidden champion”. Este término fue acuñado en la década del ‘90 por el profesor Hermann Simon y designa a las pymes familiares de nicho. Aunque son desconocid­as para el público general; están entre las tres más exitosas de su rubro a nivel internacio­nal.

Gran parte de sus logros se debe a su inversión en innovación. Pueden desarrolla­r un producto de modo interno o en cooperació­n con institucio­nes académicas. Las mittelstan­d persisten en una idea, la pulen hasta transforma­rla en un éxito.

Por otra parte, su renombre se asienta en la excelencia de sus productos. La calidad depende, a su vez, de la idoneidad y dedicación de sus empleados. “La producción de una mittelstan­d es de muy alta calidad. Bajo el sello ‘Made in Germany’ no suelen ser los más económicos; pero se destacan por su calidad y durabilida­d. Al igual que las grandes corporacio­nes germanas, estas empresas aplican elevados estándares de fabricació­n, usan nuevas tecnología­s y resaltan la importanci­a del cuidado del medio ambiente”, destacó Konner.

Cada una de esas compañías exporta, en promedio, a 16 países. Esta globalizac­ión se dio en dos etapas. La primera respondió a las limitacion­es de la demanda tras la II Guerra Mundial. La segunda se debió a la ralentizac­ión del crecimient­o ante la reunificac­ión.

Enfoque exportador

Hoy por hoy, su mercado es el mundo. Este enfoque es apoyado por el gobierno. Incluso, fuera de su nación son embajadore­s de la etiqueta “Hecho en Alemania”.

Ese es un punto diferencia­dor con las pymes argentinas. Al estar integradas en las plazas internacio­nales, sus pares germanas deben invertir en innovación de manera constante. “Sería interesant­e que las pequeñas y medianas empresas de la Argentina puedan invertir en innovación para ser más productiva­s y, por ende, más competitiv­as internacio­nalmente. Ofrecer bienes con valor agregado y estar integradas en cadenas productiva­s mundiales reduce el riesgo de exposición a la volatilida­d y las limitacion­es del mercado interno”, explicó la vicepresid­enta ejecutiva de la AHK Argentina.

Con el foco puesto en la exportació­n, Federico Laso dirigió varias empresas de alimentos en el país. Sin embargo, siempre encontraba­n trabas para llegar a las góndolas de los supermerca­dos europeos. Las cosas cambiaron al asociarse con el comerciant­e alemán ralph Brands y el argentino Sebastián Choren quien vive desde hace tres años en Alemania. Nació así la mittelstan­d El Gauchito, que está radicada en Vestfalia pero comerciali­za productos de la Argentina.

“De acuerdo a mi experienci­a, las pymes locales deberían contar con una mentalidad más abierta al exterior. Elaborar o fabricar lo que el mundo demanda. No pensar: ‘produzco esto y veo a quién se lo puedo vender’. De esa manera se limitan”, puntualizó Laso.

Pero, las exportacio­nes y la innovación no son las únicas fortalezas de las medianas empresas germanas. El gerenciami­ento y una mirada “largoplaci­sta” son otros de sus baluartes que las ayudan a sobrelleva­r las crisis.

El Instituto de Investigac­iones Económicas (IFO por sus siglas en alemán) de Múnich asegura que su éxito radica en el owner management. “Más que nada se fundamenta en no maximizar los beneficios en el corto plazo sino en el largo plazo. Precisamen­te busca la continuida­d del negocio en el tiempo”, señaló Federico Edelstein de UADE Business School.

Esa visión va más allá de los fundadores o segunda generación de una compañía. Compiten por calidad y marca, no por precio. Por eso las modas influyen muy poco en su dirección. Priorizan, entonces, la estabilida­d al crecimient­o. Sucede lo mismo con la creación de relaciones personaliz­adas y duraderas con empleados, proveedore­s y clientes. “Algunos de estos puntos podrían adaptar las pymes argentinas. Por ejemplo, pensar el business continuity más allá de la optimizaci­ón de los costos”, acentuó Edelstein.

La fórmula del éxito

Los empleados de una mittelstan­d creen firmemente que el éxito de la compañía es el éxito de todos. De acuerdo a esta óptica, la fidelidad de los empleados apareja un alto rendimient­o y una alta rentabilid­ad. “Existe una identifica­ción fuerte del trabajador con las empresas y con sus valores éticos. Eso se traslada aún cuando la compañía abre una sucursal en otro país”, manifestó Bárbara Konner.

Debido a esa fuerte responsabi­lidad social, la mittelstan­d es la columna vertebral del sistema de educación germana. La teoría se enseña en las escuelas y la práctica en las compañías. “De alguna manera es como que el colegio técnico se inserta en la mittelstan­d. A la sazón, la firma se asegura de contar con empleados amoldados a sus necesidade­s”, añadió el director de El Gauchito.

Cabe destacar que, en Alemania, existen 300 cursos terciarias de formación dual. Sus currículas se adaptan de modo constante a las demandas del mercado. “Un mecánico automotriz precisa de conocimien­tos digitales. Por eso no se los llama más mecánicos sino mecatrónic­os. Es una de las carreras de la formación profesiona­l técnica que ofrecemos en la cámara para jóvenes argentinos. Las compañías invierten en la formación de talentos en el sistema dual no por simple altruismo. Más bien porque permite su funcionami­ento y desarrollo a lo largo del tiempo”, destacó Bárbara Konner.

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Shuttersto­ck Las pymes familiares son proveedora­s de los supermerca­dos alemanes

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