Una hoguera de las vanidades que puede chamuscar
Elverdaderoaportequehacen las PASO (siglas de primarias abiertas, simultáneas y obligatorias) es que desnudan, como ningún otro dispositivo, la precaria hoguera de las vanidades en la que danzan mezquinamente los políticos, los jueguitos traicioneros para poner y sacar nombres hasta último momento y los saltos de garrocha para cambiarse de partido o de distrito con tal de ver si pueden hacerse de una banca más.
Son tironeos impúdicos porque suceden en medio de una pandemia en cuyo manejo local para amortiguar sus consecuencias la clase dirigente (particularmente el oficialismo) no se ha lucido. En menor medida, la oposición también deja que desear ya que malgasta la mayor parte de su energía en protestas mediáticas, mientras que sin recursos ni influencias, grupos de padres pudieron hacer mucho más por la reapertura de los colegios y por reclamar vacunas para menores de 18 años.
La avidez demostrada por asegurarse un lugar en el Congreso y en las legislaturas provinciales es inversamente proporcional a las propuestas puntuales y concretas (no meras generalidades) que los aspirantes a ser votados ni siquiera se toman el trabajo de formular y exponer. He aquí una asignatura pendiente para desarrollar en la inminente campaña: cómo profesionalizar la tarea parlamentaria para que el Poder Legislativo se vuelva más eficiente y dinámico en la elaboración de leyes que faciliten la vida de los argentinos, en vez de ser solo una caja de resonancia de reproches mutuos de baja estofa entre oficialismos y oposiciones. Las elecciones intermedias son un gran momento para que, con candidatos mejor preparados, las legislaturas eleven la puntería en su labor cotidiana.
El pobre espectáculo que vienen dando para acceder a trabajos calificados, como procurar convertirse en legisladores, sucede ante un país lleno de desocupados y de miles de comercios y pymes cerrados por una recesión que ya lleva diez años y por las ruinosas cuarentenas dispuestas despóticamente y sin criterios rigurosos.
Las chicanas, los temores de quedar afuera y los pases de facturas están a la orden del día como si se tratara de una casta endogámica y con privilegios que ya ha naturalizado que las condiciones de vida de la mayoría de la audiencia que los observa se hundan cada vez más. Un mínimo recato, al menos por compasión, hubiese sido lo más indicado.
Las PASO resultan una herramienta inútil si no se las usa para lo que fueron creadas: que compitan sectores internos de una misma fuerza, no para sacar al otro de circulación, sino para enriquecerlo y complementarlo. Las agrupaciones que presentan una sola lista desvirtúan el sistema y lo reducen a una costosísima encuesta que, encima, todos tomamos equívocamente al votar como si se tratara de la elección definitiva.
Que esto no lo entienda el peronismo no llama la atención ya que siempre es el “dedazo” verticalista del líder de turno quien decide por todos.
Tal vez la única ventaja que tuvo la decisión unilateral de María Eugenia Vidal, al transfugarse como candidata de la provincia de Buenos Aires a CABA, es que desató involuntariamente sendas internas en ambos distritos que Horacio Rodríguez Larreta, en principio, no tenía previsto conceder.
El experimento puede terminar siendo auspicioso porque amplía y diversifica la oferta electoral de Juntos por el Cambio. Así, en Capital, el larretismo propone la lista encabezada por Vidal y Martín Tetaz, en tanto que la alternativa de Ricardo López Murphy evita que se fugue el votante más de derecha, que podía tentarse con irse a votar a Javier Milei. Por último, se conformó una lista bien radical, con Adolfo Rubinstein como primer candidato.
Esa rica competencia interna obligará a cada sector a esmerarse con reglas de juego claro que no impliquen la destrucción de los otros.
Hay dos buenas noticias: al haber tres listas, el periodismo tendrá que dedicarle más espacio que si fuera una sola, y esa mayor difusión actuará como gran incentivo para que haya más gente ávida por ir a votar y no se registre tanta deserción como en anteriores PASO. La mala noticia para el tándem Larreta-vidal es que habrá que ver qué nivel alcanza el “voto castigo” para la ex “orgullosamente bonaerense”, que se canalizará por las otras dos listas. Algo similar sucederá en la provincia de Buenos Aires, donde Larreta apadrina a Diego Santilli (insustancial y frívolo primer paso publicitario con la foto de un mechón de su pelo) pero enfrente espera dar el gran batacazo el neurólogo Facundo Manes. Aquí también hay buenas y malas noticias idénticas a las del distrito porteño.
Es extraña la estrategia desplegada por el jefe del gobierno porteño: los resultados de las PASO serán un prematuro test, por él inducido, para medir su fortaleza como candidato presidencial para 2023. “Puede fallar”, diría Tusam.
Las tensiones por el cierre de listas dejaron al desnudo las frívolas mezquindades de la dirigencia política