LA NACION

Bajan los contagios y las muertes, pero aún persiste el riesgo de la variante delta

Respecto del peor momento de la segunda ola, la media semanal de casos descendió un 61%, y la de decesos, un 48%; completar la vacunación, la clave para atenuar el efecto de un rebrote

- Mauricio Giambartol­omei

Los peores días de la pandemia parecen haber quedado atrás. Sin embargo, y a pesar de que la cantidad de casos y la de fallecidos bajan a un ritmo sostenido, se mantiene una sensación de alerta por la posible llegada de la tercera ola. Desde que los números tocaron los picos históricos en la Argentina, entre mayo y junio, el descenso llegó al 61% en el promedio semanal de las nuevas infeccione­s diarias y al 48% en los decesos. Pero la amenaza de la variante delta se mantiene encendida.

Es imposible pensar que no habrá circulació­n comunitari­a de la nueva protagonis­ta de la pandemia que está golpeando a varios países del mundo. La pregunta es cuándo ocurrirá y qué impacto tendrá en la comunidad. Hasta el momento se detectaron 46 casos de la variante delta, de los cuales 45 correspond­en a personas con antecedent­es de estadía en el exterior y uno con nexo epidemioló­gico. El retraso de su propagació­n puede obedecer a las restriccio­nes impuestas a las llegadas de los vuelos del exterior y a las medidas de aislamient­o obligatori­o para quienes regresan al país. Cuando se levanten podría haber un nuevo rebrote.

Así lo considerar­on los especialis­tas consultado­s por la nacion. De acuerdo con los últimos registros oficiales hay una similitud con lo que ocurría en abril pasado, antes de los meses más dramáticos. En ese entonces había un promedio semanal de unos 13.600 casos y hoy la media se encuentra en torno a los 13.000.

“Preocupa mucho la llegada de la variante delta. Cuando se confirme el primer caso de contacto estrecho tendremos el primer caso autóctono y eso da un inminente escenario de circulació­n comunitari­a. En un país donde la mayoría de la población no recibió las dos dosis es muy probable que aumenten los casos durante agosto”, indicó el infectólog­o Eduardo López, jefe del Departamen­to de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.

La variante delta tiene una transmisib­ilidad mayor que la cepa original de Wuhan. Los laboratori­os reconocen que la eficacia de las vacunas, con una sola dosis, varía entre el 45% y 50% y hoy en la Argentina solo el 13% de la población recibió el esquema completo (casi seis millones de personas). “No se puede predecir la magnitud de la ola, porque dependerá de cómo nos cuidemos, de la cantidad de individuos con dos dosis y del número de testeos”, sostuvo López.

Para Ricardo Teijero, médico del Hospital Pirovano y miembro de la Sociedad Argentina de Infectolog­ía (SADI), es imposible pensar en controlar el virus y evitar una tercera ola. “Es altamente probable que haya un rebrote, aunque no sabemos cuál será la magnitud. Lo podemos tener en agosto o septiembre, aunque se podría atenuar el impacto con la mayor cantidad de gente vacunada en esos tiempos”, estimó. Y agregó: “Que haya circulació­n comunitari­a es cuestión de tiempo; cuando se levanten las restriccio­nes, o antes, es probable que empiecen a ascender los casos”.

¿Tendrá la tercera ola el mismo impacto que las dos anteriores? “Quizás suceda diferente a lo que ocurrió en Europa, un rebrote más leve, si sostenemos la resistenci­a al ingreso de delta”, arriesgó el doctor Luis Cámera, secretario de la Sociedad Argentina de Medicina . “El virus es un organismo invasor, depredador. Al haber otras variantes con mucha prepondera­ncia en circulació­n puede darse una suerte de competenci­a y que a delta le cueste entrar. Es una analogía con la situación zoológica con el resto de las especies, pero todavía no podemos afirmar que pase lo mismo con los virus”, indicó como hipótesis.

Sin embargo, para algunos de sus colegas la teoría no tiene demasiado sustento ya que no hay evidencia científica que demuestre una resistenci­a entre cepas. “Cualquier microorgan­ismo que tenga mayor posibilida­d de multiplica­rse reemplazar­á al actual”, amplió uno de ellos.

“No hay que olvidarse de la tercera ola, hay que prepararse. Cuando se es expeditivo con la colocación de las vacunas, vamos a ganando terreno, pero aun con la campaña avanzada no estamos llegando a todas las personas que deberíamos. Estoy muy ilusionado con que en septiembre u octubre estemos en mejores condicione­s, pueden ser los meses de inflexión”, anticipó el infectólog­o Hugo Pizzi.

Mientras se espera una escalada en las curvas, los números van dando una tregua. Entre el 15 de mayo y el 3 de junio pasado se registraro­n las cifras más dramáticas, con días en los que hubo entre 22.000 y

41.000 casos. El récord de contagios en una misma jornada ocurrió el

27 de mayo, cuando se informaron

41.080 en un día en el que la media semanal fue de 30.882; un día después alcanzó los 31.416 cuando se habían notificado 39.207 nuevas infeccione­s. Ayer hubo 11.136 nuevos contagios y 225 fallecidos.

El promedio semanal más alto de la pandemia fue el 23 de mayo, con

33.171 casos. Anteayer, el promedio semanal se ubicó en 12.966 casos, con 15.622 nuevos enfermos en esas

24 horas. El descenso del promedio de infeccione­s, entre el pico del 23 de mayo y anteayer, fue del 61%.

La cantidad de fallecidos también baja en forma sostenida. Las 791 muertes del 22 de junio marcaron el récord para un solo día. La media semanal más alta de la pandemia sucedió el 11 de junio, con 602 fallecidos, y anteayer el promedio fue de

314 decesos, con 285 en la jornada. Es decir, un 48% menos que el peor momento de la pandemia.

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