Excepción. En Saavedra crece un incipiente polo gastronómico
Alrededor del Parque Carlos Mugica, que ganó concurrencia en medio de la pandemia, empezaron a asentarse algunos jugadores fuertes del sector; prevén más aperturas
Muchos descubrieron el lugar cuando las restricciones por la pandemia empezaron a flexibilizarse durante el año pasado, y la gente buscaba un espacio verde, más allá de las plazas barriales de cercanía, para salir a pasear o jugar un rato a la pelota. En grupos de amigos, en familia, en circuitos runners o en bicicleta, cada vez más personas comenzaron a visitar el Parque Carlos Mugica, en Saavedra, y el boca en boca lo convirtió en un punto de encuentro obligado para porteños y también para vecinos del conurbano bonaerense. Su cercanía con la General Paz facilita el acceso, y la fisonomía de sus calles zigzagueantes, sus veredas angostas y el perfil residencial de la zona le dan a este pulmón verde un encanto especial.
La concurrencia masiva de personas, además, le dio un potencial inesperado, y en sus alrededores comienza a gestarse lentamente un nuevo polo gastronómico. La movida aún es incipiente, pero la llegada de algunos jugadores fuertes hizo que muchos pusieran ahora el ojo en la zona. El parque tiene una frondosa arboleda y está circundado por las calles Alberto Gerchunoff, Carlos Pellegrini y Rogelio Yrutia, y es esta última arteria el primer eslabón de este nuevo desarrollo.
La apuesta inicial llegó de la mano de Dandy, que en mayo pasado inauguró su segundo local en el barrio, porque esta sucursal frente al Parque Mugica se suma a la que ya funciona en García del Río y Pinto, frente al Parque Saavedra.
“La zona tiene mucho potencial de desarrollo por varios motivos. Está muy bien comunicada, es segura, todavía se puede estacionar sin dar demasiadas vueltas y el movimiento de gente constante que tracciona el parque la hace muy atractiva, sobre todo los fines de semana –argumenta Francisco Bazán, director de marketing y franquicias de Dandy–. Por ahora, los locales más atractivos están sobre la primera línea frente a la plaza, en este caso sobre Rogelio Yrutia. Pero a medida que se vaya posicionando como polo gastronómico, creo que irán surgiendo nuevas propuestas sobre las calles interiores del barrio, como un efecto cascada”.
La circulación restringida, los toques de queda y las medidas que se implementaron para contener los contagios de Covid-19 golpearon fuerte al sector gastronómico, y si ahora los empresarios analizan abrir nuevos locales es porque, de alguna manera, dicen, “pueden ver la luz a final del túnel”. Todos coinciden en que les costó mucho pasar el invierno, que muchos no sobrevivieron y debieron cerrar las puertas, y que se perdieron miles y miles de puestos de trabajo como consecuencia de las restricciones.
“La recuperación del sector llevará años, pero de a poco se va recuperando la venta. Esperemos que pronto se extienda un poco más el horario de circulación, porque eso es clave para el negocio gastronómico”, señala Bazán.
Para los que están medio perdidos en el mapa porteño, el parque está a metros de la avenida General Paz, y aunque forma parte de Saavedra, la zona tiene nombre propio, Barrio Parque Cornelio Saavedra (ex-barrio Perón) y por sus características algunos dicen que se parece a “un barrio cerrado”. En realidad, se trata de un suburbio que nació en la década del 40, durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, como un conjunto de viviendas sociales que, con el paso de los años, se fueron aggiornando hasta convertir a la zona en un enclave residencial muy buscado. Según cuenta el sitio web del barrio, entre 1946 y 1947, la Fundación de ayuda social María Eva Duarte de Perón entregó los fondos necesarios para comenzar a proyectar la construcción del vecindario en las tierras donde Cornelio Saavedra tenía su estancia. Así se inició la edificación sobre la base de un diseño conocido como “ciudad jardín”, un modelo urbanístico de fines del siglo XIX, impulsado por el urbanista inglés Ebenezer Howard.
Donde la historia recuerda que funcionaba el cine del barrio, sobre la misma calle Yrutia, ahora hay un supermercado chino. Al lado, está la cafetería y heladería E’ Arrivato, el local gastronómico pionero de la zona, muy concurrido sobre todo a la hora del desayuno. Y unos metros más allá, también sobre esa misma cuadra, los hermanos Francisco y Mateo Tolosa comenzaron a remodelar un espacio para abrir, en los próximos meses, un bar de tragos y una pizzería. El nombre está en proceso de registro, por eso aún no pueden revelarlo, pero el proyecto es un sueño que desde hace muchos años se viene gestando. “Somos de Puerto Madryn, de familia gastronómica de toda la vida. Mis padres tuvieron durante muchos años un restaurante; después se agotaron del servicio y abrieron una casa de comidas. Con mi hermano nos criamos entre ollas, y hace tiempo que tenemos ganas de hacer algo juntos”, cuenta Francisco Tolosa.
Después de haber estudiado en el Instituto Ott de Educación Superior, a Tolosa se le presentó la oportunidad, en 2015, de ir a trabajar al multipremiado restaurante El Celler de Can Roca, en Girona. “Siempre me gustó la pastelería, la masa y los panificados, y en El Celler de Can Roca estuve a cargo de la pastelería al lado de Jordi Roca. También fui jefe de partida de carnes y desarrollé la carta de las cenas justo el año que viajaron a Buenos Aires para un ciclo gourmet en la Rural. Fue una experiencia increíble”, cuenta Tolosa, que poco a poco se convirtió en un fanático de la masa, y de las pizzas.