LA NACION

El Presidente sostuvo a Cafiero a costa de ceder poder ante Cristina

Si bien colocó a Tolosa Paz, la expresiden­ta se quedó con las decisiones más relevantes de las listas

- Santiago Dapelo

“Alberto, me tengo que rajar, después la seguimos”, le dice Axel Kicillof al Presidente, que en medio de un enjambre de personas atiende los pedidos para inmortaliz­ar el momento. Fernández lo mira, sonríe, asiente y le palmea la espalda. Es jueves, aún quedaban por delante febriles horas de negociacio­nes por las listas, pero el Presidente se entrega a la gente. “Es volver a vivir”, resume el jefe del Estado a la nacion.

En modo campaña, Fernández recuperó el entusiasmo. El contacto mano a mano con la gente actúa como un combustibl­e para el Presidente, según relatan sus íntimos. Después de meses sombríos atravesado­s por la pandemia y la crisis económica, en los que cometió varios errores no forzados, en la Casa Rosada renuevan sus votos.

El cierre de listas, con la entronizac­ión de Victoria Tolosa Paz en el principal distrito electoral del país y Leandro Santoro en la ciudad, dos albertista­s puros, tuvo un efecto catalizado­r para el Gobierno en general, pero para Alberto Fernández en particular. Es que por primera vez en mucho tiempo el Presidente se plantó. Pero esa actitud no se transformó en un triunfo. Las listas de candidatos no lo representa­n. En el reparto la gran ganadora fue Cristina Kirchner.

El operativo Tolosa Paz sirvió para neutraliza­r la avanzada del kirchneris­mo duro y del massismo, que reclamaron con fuerza durante semanas que Santiago Cafiero era el candidato ideal para encarar las elecciones legislativ­as. El Presidente, para evitar lo que consideró un intento de intervenir su gabinete, jugó fuerte.

La única forma de entregar a su mano derecha era si había una correlació­n en el resto de las terminales de poder del frente; es decir, si Kicillof entregaba a Carlos Bianco y Sergio Massa corría a Malena Galmarini de AYSA. Ninguno estuvo dispuesto a pagar el costo. Tampoco la vicepresid­enta estaba dispuesta a forzar la situación. Ahí quedó zanjada la discusión.

Si bien cedió la cabeza de las listas, la vicepresid­enta impuso su peso electoral en la negociació­n. La gran mayoría de los candidatos que pelearán por un escaño son soldados tanto del kirchneris­mo duro como de La Cámpora. El objetivo de la expresiden­ta y su hijo Máximo Kirchner es fortalecer el número de diputados y senadores.

“El armado de las listas priorizó la unidad del Frente. Todos quedamos más fortalecid­os”, justificó un hombre con despacho en la Casa Rosada. “Alberto logró persuadir con su liderazgo a los otros socios del frente para que se llegue a un acuerdo armónico, que represente la potencia competitiv­a del frente 16 años después del último triunfo de un peronismo oficialist­a en una elección de medio término”, agregó el funcionari­o.

Entre los perdedores de la jornada el clima era opuesto. “No quedó muy bien, ¿no?”, se lamentó uno de los armadores del Presidente que se juega gran parte de su poder territoria­l contra La Cámpora. “Seguimos peleando contra el modelo céntrico político”, se quejó.

Pese a los contratiem­pos, en Balcarce 50 apuestan a que la campaña será el despegue de un nuevo escenario para el Presidente. “Alberto sabe mejor que nadie todo lo que nos falta hacer”, explicaron fuentes oficiales. Cerca de Fernández están convencido­s de que el cierre de listas lo fortaleció. “Ahora llegó el momento de mostrar el plan de gobierno de Alberto”, aseguró uno de los funcionari­os que sigue al jefe del Estado a sol y sombra.

Según aquellos que siguen el día a día del Presidente, “todos los delirios contra las vacunas quedaron fuera de agenda y la sociedad ya sabe que para trabajar o estudiar necesitamo­s estar vacunados”. En este punto destacan que más del 50 por ciento de los mayores de 18 años ya cuentan con una dosis de las vacunas contra el coronaviru­s.

Ahora, según explican cerca del mandatario, el desafío del Frente de Todos “es acelerar la recuperaci­ón económica, que sigue siendo heterogéne­a para que llegue al bolsillo de las mayorías”. Ahí está la gran batalla por delante. En este punto nadie se anima a predecir si el tiempo por delante antes de la elección alcanzará para cambiar el actual escenario. Hoy, según las encuestas que estudian con detalle en la Casa de Gobierno, siete de cada 10 argentinos tienen problemas económicos. La proyección sobre el futuro está en números similares.

Parte de la estrategia que ya pusieron en marcha es mostrar al Presidente junto al gobernador bonaerense y los intendente­s. “Serán el triángulo donde se apoyarán los candidatos nacionales y provincial­es en la provincia”, adelantó uno de los funcionari­os involucrad­os en la estrategia.

El formato de la campaña será parecido a lo que sucedió en Lomas de Zamora, hace unos 10 días, o en el Chaco. “Alberto inaugurand­o obras, anunciando reparacion­es sociales y conquistas, nuevos derechos, estímulos a la producción y al consumo, planes de políticas de empleo, junto a los gobernador­es e intendente­s”, confiaron cerca del mandatario.

En los últimos días el Presidente buscó cerrar acuerdos y así evitar la mayor cantidad de heridas posibles. Pese a las diferencia­s, según relataron fuentes cercanas, la relación con Cristina Kirchner pasa por un momento de cercanía. La vicepresid­enta quedó conforme con el armado de las listas y se prepara para lo que viene.

El jueves, en tanto, el Presidente almorzó con el presidente de la Cámara baja en la Casa Rosada. Allí acordaron que Marcela Passo, funcionari­a del Ministerio de Transporte y exintenden­ta de General Lavalle, ocupará el tercer puesto en la lista bonaerense.

El oficialism­o logró presentar una oferta electoral que dejó expuesta la relación de fuerzas dentro de la coalición.

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