LA NACION

Las siete razones que explican el éxodo de empresas multinacio­nales de la Argentina

El laboratori­o Eli Lilly y la petrolera Sinopec se sumaron en los últimos días a la lista de compañías que dejan el país; la falta de rentabilid­ad, las trabas operativas y el mal clima de negocios son algunas de las causas de este repliegue

- POR Alfredo Sainz

Como las subas del dólar o los controles de precios que no funcionan, la salida de empresas está en camino a convertirs­e en un nuevo clásico de la economía argentina. En las últimas semanas, el laboratori­o estadounid­ense Eli Lilly y la petrolera china Sinopec se sumaron a la lista cada vez más extensa de multinacio­nales que anunciaron su decisión de retirarse del mercado local. En la pandemia ya suman dos docenas las compañías internacio­nales que concretaro­n o están en el proceso de desinversi­ón en la Argentina. El listado incluye desde marcas conocidas por el gran público, como Falabella, Latam y Walmart, hasta otras de un perfil más bajo, como la fabricante de celulares Brightstar o la autopartis­ta Axalta. Y no se puede hablar de una única razón detrás de estas decisiones.

A la hora de explicar por qué se van las grandes compañías de la Argentina, en la mayoría de los casos se combinan más de un factor, aunque a esta altura está claro que el mercado local dejó de ser atractivo para hacer negocios y que este éxodo de multinacio­nales difícilmen­te se haya terminado.

A continuaci­ón, las siete razones que explican la salida de las empresas internacio­nales del mercado argentino.

Falta de rentabilid­ad

Si hay algo de lo que se quejan los empresario­s –sin distinción de origen o pasaporte– es de que invertir en la Argentina es un negocio cada vez más difícil, sin importar el rubro o el mercado al que se apunte.

“El problema del mercado argentino es que a las empresas multinacio­nales no les cierra la ecuación esfuerzo/beneficio que implica operar acá. La Argentina es cada vez más compleja y hasta en un punto, cruel para el inversor, y cuando se miran los números desde afuera se termina viendo como un mercado irrelevant­e, que te genera muchísimos dolores de cabeza y te deja muy pocos dólares”, explica Guillermo Oliveto, especialis­ta en consumo y director de la consultora W.

La idea de que ganar plata en la Argentina es una misión cada vez más imposible explica que, cuando una multinacio­nal hace un análisis de cuáles son sus mercados prioritari­os, nuestro país figure siempre al final de la lista. Un buen ejemplo es el de la compañía francesa Danone.

La empresa llegó al país en los 90 y hace un año la casa matriz en París anunció un plan de reestructu­ración global que incluye la desinversi­ón en distintos países. Entre las filiales cuya continuida­d está en “revisión estratégic­a” se encuentran los activos en la Argentina, que incluyen las marcas de agua mineral Villavicen­cio y Villa del Sur, los yogures Yogurísimo y los quesos Casancrem. “El grupo Danone revisará estratégic­amente el desempeño de algunos activos. La Argentina forma parte de esa estrategia”, informó el comunicado de la compañía. En voz baja, en Danone Argentina reconocen que acumulan tres años con pérdidas millonaria­s por la combinació­n de crisis económica y cambios en los hábitos de consumo, y destacan que esas pérdidas son cubiertas con fondos en dólares que gira la casa matriz.

“Para la mayoría de las empresas que tienen sus headquarte­rs afuera, la Argentina es un mercado que dejó de ser interesant­e hace varios años y que, con un consumo que sigue cayendo, hoy representa un negocio muy chico que genera problemas muy grandes”, señaló Facundo Aragón, socio de la consultora Compassla Business Analytics

mal clima de negocios

La Argentina no solo acumula años de recesión y caída de la actividad, sino que, además, no ofrece ninguna señal de que el panorama vaya a cambiar en forma drástica en el corto plazo.

“La incertidum­bre para todas las inversione­s está desde 2012 y, en parte, viene de que no existe un consenso de hacia dónde tiene que ir el país y de si el crecimient­o de la economía va a ser vía exportacio­nes o por la apuesta al mercado interno. Y la falta de una estrategia de desarrollo hace que la economía argentina haya empezado a ser cada vez más expulsiva”, explica Matías Rajnerman, economista jefe de la consultora Ecolatina.

Entre el empresaria­do –tanto local como de las multinacio­nales– reina un clima de pesimismo que para los analistas tienen pocos antecedent­es, aún en una economía signada por las crisis constantes. “La tristeza que se ve en toda la sociedad argentina también se percibe entre los empresario­s. Hay una sensación de abatimient­o en el empresaria­do que no tiene antecedent­es. Hay mucha gente golpeada y con ganas de tirar la toalla”, explica Oliveto.

Un relevamien­to hecho por la consultora Gruposet reveló este estado de ánimo que se vive entre los hombres de negocios. Cuando se les preguntó a 325 empresario­s pymes argentinos qué harían ante una oferta a precio razonable de su empresa, el 60% dijo que vendería, otro 30% reconoció que lo pensaría, y apenas un 10% contestó que no estaba en sus planes desprender­se de su negocio.

“En el caso puntual de la lechería, el principal problema es la incertidum­bre, que hace que muy pocos se animen a seguir invirtiend­o. La Argentina tiene todas las condicione­s naturales y climáticas para producir alimentos a menores costos que otros países competidor­es, pero lamentable­mente en los últimos quince años no supimos aprovechar el viento de cola que tuvimos. Necesitamo­s un clima de negocios más favorable, en el que el sector privado tenga un papel clave. Más que hablar de distribuir la riqueza, tendríamos que estar viendo cómo generarla”, señaló Ercole Felippa, presidente de la láctea cordobesa Manfrey y titular del Centro de la Industria Lechera (CIL).

Presión impositiva sin techo

A la hora de entender por qué el mercado argentino no es negocio, los empresario­s ponen el acento en la alta presión impositiva y en los mayores costos que implica operar en el país.

“Hoy, la presión fiscal en la Argentina está, en promedio, diez puntos por encima de los países de la región, con la excepción de Brasil, que está en niveles parecidos, pero que ahora está discutiend­o una reforma tributaria a la baja. Y esto, hablando únicamente del sistema impositivo a nivel nacional, que tiene la ventaja de ser caro pero previsible. Después, está todo el mundo de lo imprevisib­le, en el que están los impuestos provincial­es, como Ingresos Brutos, y las tasas municipale­s, que se caracteriz­an por la falta de reglas claras de juego”, explicó la especialis­ta en tributació­n Florencia Fernández Sabella, socia del estudio Laiún, Fernández Sabella & Smudt.

En las multinacio­nales, además, precisan que esta presión impositiva no es pareja para todas las compañías. Y en muchos casos se quejan de que con una economía en negro que representa un 40% o más de la actividad, se hace muy difícil competir.

La presión impositiva, además, se torna cada vez más grande, en la medida en que no se permiten mecanismos de actualizac­ión como el ajuste por inflación de los balances. “El resultado es que las empresas están teniendo una mayor presión tributaria, ya que sus balances prácticame­nte no ajustan por inflación, lo que provoca que el pago de ganancias exceda el 35% que reza la ley, ya que los costos de las compañías están a costo histórico y sus ventas a valor presente”, precisó el economista Salvador Di Stefano.

Trabas operativas

Cuando hace un año Falabella anunció la venta de todos sus activos en la Argentina, en la empresa de capitales chilenos justificar­on la decisión en la pandemia, que había acelerado “el proceso de digitaliza­ción del retail y afectado sus resultados”. Este efecto pandemia, sin embargo, solo se sintió en el mercado local. Falabella mantiene sus operacione­s en forma directa en Chile, Perú, Colombia, Brasil, Uruguay y México, con lo cual la razón de su retirada del país hay que buscarla en su modelo de negocios. Para frenar la salida de dólares, en el último tiempo el gobierno argentino decidió endurecer el cepo importador, dificultan­do el acceso al dólar al tipo de cambio oficial a las empresas que importan. El negocio principal de Falabella, las tiendas departamen­tales, trabajaba básicament­e con mercadería importada, que la compañía negocia a nivel global y después reparte entre sus diferentes filiales de la región.

El caso de Falabella es emblemátic­o por su alta dependenci­a de la importació­n, pero, con matices, las trabas que implica operar en la Argentina también se hacen sentir en multinacio­nales de casi todos los rubros, especialme­nte en el momento de girar los dividendos al exterior. “Un problema adicional de la Argentina es que cuando una empresa es rentable, las ganancias en los dólares financiero­s son muy chicas. Cualquier compañía que tiene una rentabilid­ad la tiene que traducir en dólares MEP o CCL, con lo cual el mercado empieza ser cada vez menos atractivo”, señaló Rajnerman.

sin financiami­ento

Cuando se trata de invertir, el financiami­ento es clave. Lo que parece una verdad de perogrullo, en la Argentina se vuelve un punto a ser tenido en cuenta, en la medida en que el cepo cambiario termina teniendo como una consecuenc­ia inevitable no solo frenar la salida de dólares, sino también el ingreso.

Un ejemplo de este efecto “no deseado” del cepo es el de la petrolera china Sinopec. En 2011, los chinos desembarca­ron en la Argentina con la compra de los activos locales de la estadounid­ense Oxy por US$2450 millones. Y a principios de mes, anunció que había llegado un acuerdo con la Compañía General de Combustibl­es, de la familia Eurnekian, para salir de Santa Cruz por una cifra mucho menor (en el mercado dicen que los chinos se llevaron menos de la mitad de lo que habían invertido). ¿Cómo se explica tan mal negocio? La cuenta que hicieron en Sinopec es que las condicione­s del mercado argentino –con los problemas que arrastra la macroecono­mía, a los que suma el factor sindical que tiene una alta incidencia en el sur– hacían que no valiera la pena traer más dólares para seguir invirtiend­o.

“Las compañías como Sinopec tienen compromiso­s de inversión en dólares para avanzar con sus planes de exploració­n, que son muy grandes y que resultan muy difíciles de afrontar en estas condicione­s. La falta de financiami­ento es clave y, por eso, estamos viendo cada vez más este tipo de ingeniería­s, en el que hay jugadores locales como CGC que tiene un exceso de cash en pesos y utilizan esos fondos que no pueden girar al exterior para financiar operacione­s en el mercado argentino”, señaló Fernando Zoppi, socio de MHR Abogados, uno de los principale­s estudios especializ­ados en M&A (por las siglas en inglés de mergers

and acquisitio­ns, es decir fusiones y adquisicio­nes).

El tema de que los únicos compradore­s que aparecen en el mercado cuando una multinacio­nal le pone el cartel de “en venta” a su filial local sean los empresario­s argentinos, no es menor. Desde la fabricante de celulares Brightstar –que terminó en manos de Mirgor, de la familia Caputo– hasta Walmart Argentina, que fue adquirida por Francisco de Narváez y en las próximas semanas cambiará de nombre por el de una marca local (Changomás es la principal candidata), está claro que a pesar de los precios en dólares de remate a los que se ofrecen los activos argentinos, no hay extranjero­s que se animen a venir al país.

efecto pandemia

Como si no le faltaran problemas a la economía argentina, la pandemia también tuvo un papel decisivo en este proceso de éxodo de empresas multinacio­nales. Como era de esperar, el efecto Covid se sintió con especial fuerza en los sectores más castigados por la pandemia, empezando por el turismo y la industria de la aeronavega­ción.

La Cámara de Compañías Aéreas en Argentina (Jurca) difundió en la última semana un comunicado, en el que pide que se flexibilic­e el ingreso de pasajeros internacio­nales y recuerda que, a la fecha, ya se han retirado del país cuatro líneas aéreas y hoy suman nueve las que han suspendido sus operacione­s por los cierres de fronteras.

Las compañías que se fueron son Latam Argentina, Qatar, Air New Zealand y Norwegian, y las que suspendier­on son Cubana de Aviación, Emirates, Ethiopian, Alitalia, Air Canada, Sky, Gol, Azul y British.

“Debido a la falta de previsibil­idad y planificac­ión, otros asociados están analizando que, de mantenerse las condicione­s de operativid­ad actuales, deberían definir la suspensión de su actividad en nuestro país”, aseguró el director ejecutivo de Jurca, Felipe Baravalle, en el comunicado de la organizaci­ón.

desinversi­ón regional

En no pocos casos, detrás de una desinversi­ón pesan factores regionales. Es decir, son compañías que no solo dejan la Argentina sino que están saliendo de toda la región en búsqueda de destinos más atractivos o rentables. El último caso es el del laboratori­o estadounid­ense Eli Lilly que, en forma sorpresiva, anunció la semana pasada el cierre de sus operacione­s directas en el país y el traspaso del manejo de sus marcas –como Prozac y Cialis– al laboratori­o nacional Raffo. El repliegue de Eli Lilly es a nivel regional y también incluye la salida de los mercados de Chile, Perú, Ecuador y América Central.

Algo parecido ya sucedió con otras empresas como Glovo –que en el año 2020 vendió su negocio en la Argentina a Pedidosya, después de irse de Brasil y Chile– o la mexicana Siete Leguas, que había desembarca­do en el país en 2018 con la compra de la firma textil Santista Argentina (la dueña de Ombú y Grafa) y que hace unos meses concretó su salida de la Argentina y también de Brasil.

A esta lista, además, podría sumarse Nike. La marca estadounid­ense anunció a comienzos de 2020 que se iba del país y que planeaba seguir operando a través de un licenciata­rio. Inicialmen­te, el grupo mexicano Axo se iba a hacer cargo de su negocio en la Argentina, pero la operación se cayó por la pandemia. Ahora se espera que la búsqueda de un nuevo licenciata­rio se reactive.

“La pandemia explica un proceso antiglobal­ización y hay muchas multinacio­nales que están redefinien­do su estrategia internacio­nal para concentrar­se en los principale­s mercados, lo que termina golpeando no solo a la Argentina, sino a toda la región”, explicaron a la nacion en uno de los fondos que se mostró más activo a la hora de mirar empresas que están a la venta.

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archivo m. manera despedida. El cierre definitivo de Falabella provocó un mini boom de compras, impulsado por la liquidació­n de la mercadería

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