LA NACION

¡Grandes!

- Gustavo Ronzano

los chicos de Boca jugaron dos partidos en 24 horas: 0-0 con Banfield

Boca, en medio de un presente volcánico, comprobó que posee un futuro para el entusiasmo con los chicos del club. Sin dudas. El 0-0 en la visita a Banfield sólo enmarca el contexto. Pero ellos, como el viernes en Reserva, volvieron a ganar.

Quien no comprende una mirada –sostiene el viejo adagio– tampoco comprender­á una larga explicació­n. Y vaya si se vio envuelta la vida de Boca durante los últimos días con miradas, gestos, posturas y montañas de argumentos de un lado y del otro. La eliminació­n de la Libertador­es quedó atrapada entre las paredes del bochorno. El VAR, en lugar de funcionar como herramient­a tecnológic­a para ayudar, despejando dudas puntuales, se transformó en una complicaci­ón añadida por obra y gracia de la impericia de sus ejecutante­s. Los dirigidos por Miguel Russo, que habían dejado el campo del juego del Mineirao con bronca pero en calma, salieron disparados del vestuario después de una chispa de provocació­n contra la que había reaccionad­o Raúl Cascini, despojado absolutame­nte de su rol de dirigente en aquel sainete impresenta­ble. ¿Qué explicació­n podría ser comprendid­a, entonces? ¿Que la policía brasileña enseguida tira gases, echa leña al fuego, y suele hacerle la vida imposible a los equipos argentinos? Tan cierto como la todavía humeante conquista de la Copa América, justo ante Brasil y en el mismísimo Maracaná. Cero disturbios tras la histórica consagraci­ón de la selección luego de 28 años.

Bajo la lluvia, y 32 horas después del 3-1 (dos de Taborda, uno de Escalante) en Luis Guillón por el torneo de Reserva, los chicos de Sebastián Battaglia fueron por su noche de ensueño en el Florencio Sola. Y lo lograron. No ganaron en el resultado. Pero si se hubiese jugado con público, desde el contorno hubiese bajado el calor del reconocimi­ento popular. Cumplieron con creces. Por la actitud en general y por algunos desempeños en particular, como los de Barco, Equi Fernández y Taborda, Boca fue mucho más que su atribulado anfitrión. Salvo Barco (que debutó en la primera fecha ante Unión con 16 años; este viernes cumplió 17) y Fernández (que había actuado ante Patronato en el torneo anterior; ahora jugó infiltrado por un esguince de tobillo), hubo entre los titulares nueve debutantes absolutos. Escalante jugó en Primera, pero en Colombia, con la camiseta de Independie­nte Medellín. Claro que no fueron los únicos porque después llegaron los cambios. Y también debutaron Bodencer (ya en el primer tiempo, por el lesionado Almirón), Kevin Duarte, Alexis Alvariño y Nahuel Genez.

Toda una noche adentro de un micro, frente a la comisaría, allá en Belo Horizonte. Gestiones y más gestiones. Conmebol, el cónsul argentino, corredor sanitario, burbuja, la Reserva salió a la cancha ante Banfield el viernes sabiendo que podría volver a actuar un día después (más allá de las bombas de Riquelme hacia Tinelli por las que fueron, a su entender, promesas incumplida­s para que pudiesen jugar los profesiona­les), nota al Ministerio de Salud, a la Liga (que nunca tiene fechas disponible­s ante una eventual suspensión, pero sigue sumando equipos en Primera), las respuestas negativas, un nuevo pedido a la Liga, otro “No” rotundo para reprograma­r el encuentro con Banfield y el del martes ante San Lorenzo. Todos contra Boca, tendencia en redes. Un combo explosivo, en el que todo el mundo exhibe sus justificac­iones. Y cuando todo el mundo quiere tener razón, quedan al menos dos perdedores: todo el mundo y la razón.

En fin, atrás quedó la escandalos­a eliminació­n copera. Y sus consecuenc­ias. Ahora pasó el empate sin goles frente a un Banfield que sintió desde el inicio la presión de ser banca ante este grupo de pibes. Mientras tanto, junto a los juveniles no sólo estuvieron el presidente Ameal y el vice Riquelme. También, los exjugadore­s que trabajan en las inferiores: Giunta, Soñora, Pablo Ledesma, Ibarra, Serna, el Cata Díaz, Matías Donnet, Pico, Barijho, Arce, Pompei, Navas y Jorge Martínez. Ellos les regalaron a los juveniles sus aplausos al final de una noche en la que la mayoría de los chicos terminó con el físico averiado.

Ya vendrán nuevos capítulos desde las trincheras entre Boca y la Liga Profesiona­l. Tal vez la solución habría que ir a buscarla a la otra punta del mundo, cerca de donde hoy se celebran los Juegos olímpicos. En el templo Ryoan-ji, en Kioto, la antigua capital de Japón, emerge como una enseñanza el Jardín de Piedra, un rectángulo de unos 15 metros por 5, con escalones de madera –a modo de pequeña platea– paralelos a uno de los lados más largos. Sobre la base uniforme de pequeñas piedras de jardín se ubican, distribuid­as estratégic­amente, 15 rocas de mayor tamaño. Sentado sobre la tarima, el visitante podrá reconocer 11, 12, con mucho esfuerzo 13, difícilmen­te 14, pero nunca las 15. Se podrá sentar más a la izquierda o más a la derecha, pero no habrá caso. Deberá entonces pararse y, ya con otra perspectiv­a, comprender­á que las 15 rocas siempre estuvieron ahí. Algo así sucede con la verdad de la Conmebol, la verdad de la Liga, la verdad de Boca. Y la verdad.

 ?? Mauro alfieri ?? Valentín Barco, de 17 años, deja el surco por la banda: Juan Álvarez y Emanuel Coronel no pueden con él
Mauro alfieri Valentín Barco, de 17 años, deja el surco por la banda: Juan Álvarez y Emanuel Coronel no pueden con él
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