Juan Manuel Vivaldi Las últimas atajadas de un León de oro
Fue custodio del arco en la gesta dorada de Río 2016. Hoy, a los 42 años, ante su cuarto desafío olímpico, sigue con la misma ambición: “Los Juegos no te dan margen de error”
TOKIO.– Juan Manuel Vivaldi (42) no se aferra al pasado, pero sus bíceps le recuerdan que fue campeón olímpico en Río 2016 con los Leones. Además de los anillos, lleva tatuados el logo de aquellos Juegos brasileños y la palabra gold, una huella imborrable de una hazaña tan inesperada como inolvidable para el deporte argentino. El apellido Vivaldi es un clásico del hockey sobre césped nacional: 11 veces campeón del Metropolitano con Banco Provincia, nominado a Mejor Arquero del Mundo en 2014, 2016 y 2017 y guardián del arco de la selección en tres Juegos Olímpicos anteriores.
Aquel que a los 16 años llegó a subirse al escenario de Cemento como vocalista de la banda Nosferatu se presenta hoy como uno de los referentes ineludibles del equipo dirigido por Mariano Ronconi. “Los Juegos Olímpicos no te dan margen de error para nada. Es un torneo donde tenés que estar focalizado todo el día”, avisa el guardavallas, después del empate 1-1 en el debut ante España y antes del compromiso frente a Japón de hoy.
–¿Qué tan complicado fue el tránsito de esta selección desde Río 2016 hasta hoy?
–No quedamos nada conformes con el rendimiento del equipo en el Mundial de India 2018. Pudimos haber hecho algo más y avanzar en ese torneo. Pero el hockey masculino es hoy muy parejo entre los primeros ocho equipos del ranking. Y esa paridad se define para un lado o para el otro en los campeonatos, con los presentes de los equipos y de los jugadores. Antes nos tocó a nosotros en instancias decisivas. Siempre buscamos evolucionar y volver a ser competitivos; todo en medio de un recambio y las dificultades de este último año y medio, con la imposibilidad de viajar para competir.
–¿Igual sos optimista?
–Siempre: tenemos la capacidad de adaptarnos y sortear adversidades para dar nuestra mejor versión. El grupo que nos tocó es muy difícil y parejo. Son cinco partidos muy cerrados contra equipos muy buenos, no solo en nuestros enfrentamientos, sino también entre ellos. Seguramente se resolverá en la fecha final porque no hay un gran favorito; todos pueden ganarles y perder con todos… será partido a partido.
–Tenés 42 años. ¿La postergación de un año de los Juegos te hizo a dudar acerca de tu continuidad en el plantel?
–En principio, sí, porque no poder entrenarse ni tener la certeza de cómo se normalizarían nuestras vidas me hizo reflexionar un montón de cosas. Pero una vez que retomamos las prácticas se acomodó todo rápidamente. No me cuesta levantarme para ir a entrenarme, así como tampoco los dobles turnos ni las giras. Siento un compromiso con el seleccionado y finalmente lo manejé sin problemas.
–¿Y el paso natural de tu edad?
–No es algo que lo tenga en la cabeza, sino todo lo contrario, porque lo mejor de mi carrera se vio en los últimos años, con más experiencia y en un puesto tan particular como el de arquero. Siempre busco ser lo más serio posible en cuanto a mi estado de forma, mi puesta a punto, y acá estoy, embarcado en este último desafío.
–Por la velocidad de la pelota y los reflejos que hay que tener, da la impresión de que un arquero de hockey tiene todavía más exigencias que uno de fútbol…
–Sí, requiere de todo eso. Pero la experiencia y los años te permiten ir leyendo mejor el juego, entender por dónde puede progresar la jugada, dónde terminarán definiendo, cómo puede ser el tiro y para dónde va a salir el rebote. Hay muchas cosas que complementan a los reflejos y a la agilidad, que hacen al puesto de arquero.
–¿Qué primera imagen olímpica se te viene a la mente entre todas tus experiencias en Juegos?
–Río 2016 es el recuerdo vivo y más fuerte; lo vivimos de principio a fin. Había ahí dando vueltas entre nosotros una cuestión de que podíamos conseguir algo importante. Debutamos contra Holanda el día de la inauguración, así que nos juntamos abajo en nuestro edificio y vimos cómo iban saliendo para desfilar todos los países con sus vestimentas tradicionales. En ese momento tuvimos una charla muy linda, mateamos y cada uno dijo lo que sentía. Coincidimos en que estábamos allí para hacer historia y llevarnos algo. Vivimos todo muy intensamente y llegó a su fin de la mejor manera, con la medalla de oro.
–¿Qué debe hacerse y qué no en una cita olímpica?
–Los Juegos Olímpicos no te dan margen de error para nada. Tenés que estar focalizado todos los días que estés en la Villa. Ofrece muchas tentaciones y es fácil que te den ganas de ir a ver otro deporte o ver si te encontrás con tal o cual atleta. O ir a recorrer la ciudad. Entonces, para ser competitivo hay que estar ciento por ciento mentalizado, convivir con tu grupo esas dos semanas y no gastar energía en cosas que después no te ayudarán a tu mejor performance en la cancha.
–¿Qué opinás del regreso de Aníbal Fernández a la CAH?
–Ayudó mucho en los tres años que estuvo al frente. Mostró su vocación y sus ganas de colaborar con el deporte; es una persona que está vinculada con el hockey desde toda la vida y, con su capacidad de gestión, puede acercarnos a esa mesa chica de las potencias o países más desarrollados. Justamente, creo que lo que ha faltado en este tiempo es gestión y él la tiene.
–¿Cómo manejás la imagen que ofrece él en el plano político y el rechazo que genera en sectores de la sociedad y la oposición?
–Mi conocimiento y mi trato con él es como presidente y dirigente del hockey. Lo evalúo como tal. Es una persona que tiene un gran recorrido, sus valores y su poder de palabra para responder a lo que sea. Yo no tengo que decir nada fuera de lo que a mí me corresponde, que es su gestión dentro del hockey. Como digo: en su momento hizo mucho y ojalá que en esta nueva etapa pueda seguir consiguiendo cosas para nuestro deporte.
–El de ustedes no es un seleccionado que está tan bajo la lupa en cuanto a la exigencia del público argentino. ¿Cómo llevan eso, sabiendo que al mismo tiempo ya alcanzaron lo máximo?
–Si ocho de los chicos campeones en Río estamos hoy acá, es porque nos mueve el mismo deseo de seguir compitiendo y representando al hockey argentino para ganar más cosas. Nos moviliza eso y poder estar de nuevo arriba de un podio en un torneo tan importante. Es una ambición que hemos tenido toda la vida, desde que éramos 10 del mundo y también cuando fuimos los primeros del ranking.
–¿Qué vas a hacer tras el retiro?
–Me recibí de periodista deportivo, ahí hay una carrera. Me gusta leer sobre entrenadores, fútbol, técnica y táctica. En las giras voy leyendo el material y veo después en qué lo puedo aplicar. También me apasiona entrenar a equipos de hockey; de hecho, estaré vinculado con este deporte y veremos cómo se acomodan las piezas.
–¿Cómo compararías el video-ref del hockey con el VAR del fútbol?
–Aplicar el video-ref del hockey en el fútbol sería la mejor manera de quitarles la responsabilidad a los árbitros. Cuando uno le delega la responsabilidad al equipo, ya cambia el sentido del VAR. En el fútbol estamos con que “esta jugada, sí; esta, no; este criterio, sí; este, no…”. Y me parecería bueno poder imitar al hockey, en donde los propios jugadores tienen la potestad de pedir un video-ref para una jugada dentro del área, una infracción, un córner corto, un penal o un gol. Entonces, si ese equipo acierta con el pedido tras la revisión, mantiene la chance de seguir reclamando; si no, la pierde, tal como es en mi deporte. Con este cambio desligarías al referí del fútbol. Si no, siguen todos bajo sospecha y la tecnología no ayuda al juego.
“Si ocho de los chicos campeones en Río estamos hoy acá, es porque nos mueve el deseo de seguir compitiendo y representando al hockey argentino para ganar más cosas”