Con sol pero sin multitudes, Mar del Plata respira
La ciudad vive la temporada con protocolos sanitarios y la esperada llegada de turistas
No hay señalizaciones a la vista, pero quienes aquí disfrutan del sol no parecen necesitarlas. Como si en el pasto alguien hubiera dispuesto los círculos que ya nos acostumbramos a ver en tanta plaza y tanta calle peatonalizada, los grupitos se acomodan a prudente distancia uno del otro, arracimados, ordenados en eso que los últimos tiempos dieron a llamar “burbuja”. En algún momento de la pandemia, cuando el término recién comenzaba a ser aplicado, en una apertura de clases presenciales que también recién empezaba, una madre compartió en las redes sociales la inesperada reacción de su hija pequeña al pisar el aula. Porque no hubo alegría o sorpresa; ni siquiera miedo o algún tipo de resquemor. Lo de la pequeña fue decepción. Una profunda e inconsolable decepción cuando descubrió que la “burbuja” en la que le habían dicho que iba a estar no era más que el aula de siempre y un grupo reducido de compañeritos, en lugar de la etérea pompa de jabón con la que por semanas había soñado.
Pero a estas alturas, año y medio de pandemia, cada uno de nosotros, del más chico al más grande, maneja a la perfección los códigos que trajo el virus y que nadie sabe hasta cuándo deberán perdurar. Por estos días, entre la zozobra de un mal tiempo que arremetió la semana pasada y el descanso apacible que tan bien se evidencia en la foto que se observa en estas páginas, Mar del Plata vive sus primeras vacaciones de invierno abiertas al turismo desde 2019. El año pasado las restricciones dejaron trunca la temporada invernal; este año el maltrecho gremio hotelero espera recuperar algo de aire.
La costa está ahí, las barrancas y avenidas, también. Mar del Plata tendrá siempre un eco a vacaciones infantiles, escapada amable, pasos conocidos. Por un tiempo no habrá muchedumbres, pero el descanso al abrigo del sol seguirá estando, siempre, al alcance de la mano.