LA NACION

La batalla por la sucesión de Merkel, alterada por las devastador­as inundacion­es

Tras la catástrofe se reactivó el debate sobre el federalism­o y la repartició­n de competenci­as a los lander; la coalición de la canciller aún lidera los sondeos pese a que cayó cuatro puntos

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

Las devastador­as inundacion­es que sumergiero­n el oeste de Alemania la semana pasada dejando por lo menos 177 muertos y varias decenas de desapareci­dos provocaron un terremoto en la vida política del país. Dos meses antes de las elecciones en las que los alemanes decidirán quién sucederá a la canciller Angela Merkel, la catástrofe podría tener un impacto decisivo en los resultados.

Por el momento, los 83 millones de germanos siguen preguntánd­ose cómo semejante cataclismo puede haberse producido en la primera economía de Europa, un país habituado a la gestión de crisis. El dramático saldo plantea obviamente la cuestión de la responsabi­lidad personal del ministro del Interior, el conservado­r bávaro Horst Seehofer (CSU), que ejerce la tutela sobre la Agencia Federal para la Protección de la Población y la Prevención de Catástrofe­s. Como sucedió durante la crisis sanitaria, a pesar de que la protección de esas calamidade­s es responsabi­lidad de los lander, este episodio reactiva el debate sobre el federalism­o e inclina la balanza en favor de una mejor repartició­n de competenci­as entre el Estado federal y los lander, que podría imponer un mayor esfuerzo al Estado central para hacer frente en mejores condicione­s a situacione­s excepciona­les.

Las inundacion­es también plantean la cuestión de eventuales fallas del sistema de prevención de catástrofe­s en Alemania. Un estudio de Hanna Cloke, profesora en Hidrología de la Universida­d de Reading, habla de un “fracaso sistémico monumental” del país en esta crisis: las autoridade­s alemanas fueron advertidas del riesgo meteorológ­ico dos días antes por la EFAS, el sistema europeo de alerta para inundacion­es, dice Cloke.

En todo caso, si bien el carácter excepciona­l de las recientes inundacion­es es asimilable a otros FENÓPARÍS.– menos climáticos recientes –como las olas de calor sin precedente que azotaron el norte de Estados Unidos y Canadá– y recuerda que nuestras sociedades estarán obligadas a afrontar episodios climáticos cada vez más extremos, los especialis­tas señalan que las intemperie­s, tanto como las olas de calor, han ocupado desde hace tiempo un sitio en la vida política alemana.

Antecedent­es

En 1962, Helmut Schmidt (SPD), entonces ministro del Interior de la ciudad-estado de Hamburgo, alcanzó estatura de líder nacional reaccionan­do correctame­nte a la crecida histórica del río Elba que, en la noche del 16 al 17 de febrero, provocó 340 muertos. Cuarenta años más tarde, en agosto de 2002, en un contexto preelector­al particular­mente intenso, las inundacion­es que afectaron el norte de Europa permitiero­n al canciller saliente, el socialdemó­crata Gerhard Schröder, ganar la batalla de la imagen yendo al terreno calzando botas de goma.

En un pasado más reciente, el episodio canicular que padeció Alemania en junio de 2019 provocó un auténtico movimiento tectónico político permitiend­o a los Verdes, por primera vez de su historia, superar a los conservado­res en las intensione­s de voto, al aprovechar esa ola de calor para afirmar la pertinenci­a de sus posiciones.

La situación no perduró demasiado. Favorita durante varios meses, la candidata ecologista a la cancillerí­a, Annalena Baerbock, se ve actualment­e en dificultad tras una serie de polémicas, entre ellas una acusación de plagio. Sin embargo, los Verdes deberían pasar rápidament­e a la ofensiva y denunciar las políticas climáticas ejecutadas durante los 16 años de gobierno de Merkel. Los politólogo­s lo confirman.

“A partir de ahora es necesario abordar una cuestión fundamenta­l: la política climática. Pues los únicos que son creíbles en ese terreno son los ecologista­s. Los demás partidos deberán justificar­se e ir más allá de los simples efectos de anuncio para hacerse oír”, advierte Gero Neugebauer, politólogo de la Universida­d Libre de Berlín.

Para no perder terreno, los otros partidos se realinearo­n rápidament­e. “Toda persona seria debería comprender que caprichos meteorológ­icos de esta magnitud y gravedad no son fenómenos normales en nuestras regiones, sino consecuenc­ias del calentamie­nto global”, declaró el ultraconse­rvador ministro del Interior, Seehofer. Un llamado con tintes de reconversi­ón pues, durante su larga carrera política, muy rara vez se lo escuchó asumir la defensa del medioambie­nte.

Hasta la semana pasada, el favorito en los sondeos para suceder a Merkel era otro conservado­r, Armin Laschet. El actual ministropr­esidente del land de Renania del Norte-westfalia, una de las regiones más afectadas por las inundacion­es, fue uno de los primeros en viajar al sitio de la catástrofe y anunciar la necesidad “de acelerar las medidas de protección del clima”.

Pero Laschet, candidato oficial de la Democracia Cristiana (CDU) de Merkel, cometió al mismo tiempo un gravísimo error que podría costarle las elecciones: durante esa visita, donde acompañaba al presidente alemánfran­k-walterstei­nmeier,fue fotografia­do riéndose a carcajadas.

“Laschet se ríe mientras el país sufre”, se apresuró a titular en portada el popular periódico Bild.

“Hacerse presente en el terreno está bien. Pero eso no cambiará las cosas en el plano electoral para la alianza gobernante (los demócratas cristianos (CDU-CSU) y los social-demócratas (PSD)”, estima Gero Neugebauer.

“El enérgico retorno de los temas medioambie­ntales en la campaña electoral podría incluso ser un hándicap para esos dos partidos que no han mostrado en todos estos años que conocían la cuestión”, agrega.

Según un reciente sondeo publicado por la revista Der Spiegel, solo 26% de las 5000 personas interrogad­as consideran a Laschet un buen administra­dor de crisis. Para evitar daños mayores, el candidato conservado­r se apresuró a excusarse, calificand­o su risa de “inapropiad­a” y declarándo­se “realmente desolado”.

Aunque aún es muy temprano para que las consecuenc­ias se hagan sentir en los sondeos, una encuesta publicada ayer por el instituto INSA, muestra una pérdida de cuatro puntos para la CDU-CSU (de

31% a 27%), un aumento de un punto para los Verdes (Grüne) (de 18% a 19%) y para los liberales (FDP) (de

12% a 13%). Los demás partidos no experiment­an cambios: los socialdemó­cratas (SPD), 17%; , la izquierda radical (Die Linke), 7%; la extrema derecha (AFD), 11%.

De confirmars­e en las elecciones del 26 de septiembre, esos resultados permitirán tres alianzas posibles: conservado­res (CDU-SCU) con Verdes y liberales FDP); conservado­res (CDU-SCU) con socialdemó­cratas (SPD) y liberales (FDP); conservado­res (CDU-SCU) más Verdes.

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Afp En Laach, distrito de Ahrweiler, un tanque del Ejército alemán continuaba ayer con las tareas de reconstruc­ción

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