LA NACION

Alberto Fernández quiere presidir un organismo de América Latina

En la Casa Rosada esperan lograr un “equilibrio” con gobiernos de la región y encabezar la Celac

- Jaime Rosemberg

Ya con el triunfo de Pedro Castillo en Perú confirmado, cerca de Alberto Fernández –que estará en su asunción, el miércoles– se ilusionan con un “resurgimie­nto de la Patria Grande” y un liderazgo regional del Presidente.

Lejos de los “buenos viejos tiempos” de la creación de la Unasur, con Néstor y Cristina Kirchner, Hugo Chávez en Venezuela, el Frente Amplio en Uruguay, Rafael Correa en Ecuador y el PT en Brasil, todos en el poder al mismo tiempo, cerca del Presidente sueñan con un módico retorno de esos vientos progresist­as al continente.

Su próximo objetivo fue blanqueado el sábado por el canciller Felipe Solá: presidir la Celac, la organizaci­ón que nuclea a los 33 países de Sudamérica y el Caribe, y que hoy lidera México. “Argentina se propuso para conducir la Celac en 2022: muchos países ya nos dieron su apoyo y en septiembre deciden los presidente­s”, contaron a la nacion desde la delegación argentina que llegó a la reunión, llevada a cabo en la capital mexicana.

“Alberto lidera ese espacio, con Andrés Manuel López Obrador apoyando a la distancia, (Luis) Arce que recién arranca y ahora Castillo”, aseguran cerca de Fernández. En el Gobierno y también en el grupo Hermandad (que nuclea a expresiden­tes como Dilma Rousseff, de Brasil; Evo Morales, de Bolivia; y Fernando Lugo, de Paraguay, y que es coordinado por los argentinos Oscar Laborde y Eduardo Valdés), descuentan que Castillo sostendrá a la vez vínculos con este grupo de países y además con los de la izquierda más radicaliza­da, cuyos lazos con el kirchneris­mo duro incomodan cada tanto al Gobierno. “A Castillo lo dejamos estar con Nicaragua, Venezuela y Cuba, y a la vez con nosotros. Es el único que está en las dos tierras”, ironizan desde el oficialism­o.

La posibilida­d de un retorno de Luiz Inácio Lula da Silva al poder en Brasil hacia 2022 es, para Alberto Fernández, central en esta estrategia de crecimient­o. “A (Jair) Bolsonaro lo dejaron solo, ya le soltaron la mano en el establishm­ent y también los Estados Unidos: él estaba más cómodo con (Donald) Trump”, interpreta­n desde el albertismo, mientras disfrutan encuestas que dan veinte puntos de ventaja para Lula sobre Bolsonaro. Un hipotético triunfo del progresism­o en Chile a fines de este año y un eventual acceso al poder de Gustavo Petro en Colombia (en mayo del año que viene) conforman el horizonte de “buenos deseos” del espacio.

“La Patria Grande estuvo tan cerca de plasmarse, y todo empezó a darse vuelta. Pero de a poco vamos recuperand­o el rumbo”, dijo el Presidente en un encuentro del grupo Hermandad, antes de invitar a Evo Morales a “comerse un asado” a Olivos.

¿Y la relación con Washington? El Presidente y sus colaborado­res reiteran que Estados Unidos avala el papel de “interlocut­or” de Argentina en un continente cruzado por distintos conflictos, aunque el propio gobierno de Joe Biden se declaró “decepciona­do” por la reciente abstención argentina a la condena a Daniel Ortega por la persecució­n a periodista­s y opositores en ese país. La administra­ción Biden también respaldó las protestas en Cuba, mientras que Alberto Fernández se excusó de opinar y criticó el “bloqueo” norteameri­cano a la isla caribeña.

“Trabajamos en tándem, y que (Nicolás) Maduro haya incluido a parte de la oposición en el próximo proceso electoral en Venezuela tiene que ver con ese trabajo”, se ufanan cerca del Presidente. Y le restan importanci­a a los resquemore­s que genera en Brasil, Uruguay, Chile o Colombia que el presidente argentino comparta foros con sus opositores internos.

La decisión de “jugar fuerte” en el terreno regional se evidencia por estos días en el apoyo explícito del Gobierno a la denuncia de Bolivia por la presunta entrega de armamento de la gestión de Cambiemos para participar del “golpe” contra Evo Morales, que funcionari­os de Mauricio Macri niegan de manera enfática. “La Argentina en 1980 colaboró con la dictadura de (Luis) García Meza. Cuarenta años después, el gobierno de Macri hizo lo mismo”, dramatizó el embajador en Bolivia, Ariel Basteiro, motor de la denuncia contra exfunciona­rios de la gestión anterior.

“Nuestras democracia­s están fuertes. Tenemos que seguir trabajando para consolidar­las”, le escribió Fernández a su par boliviano Arce en su carta de “disculpas” por el envío de armamento, un gesto adicional para reforzar lazos con otro miembro de la alianza “progresist­a”, con el objetivo de “dar la batalla cultural” a la mayoría de países con gobierno de distinto signo, como Uruguay, Brasil, Chile, Ecuador o Colombia, que suelen votar lejos de Argentina en los foros internacio­nales.

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