River, allá y acá
El equipo millonario cerró una semana perfecta: fue el único equipo argentino que avanzó en la Copa Libertadores y anoche goleó a Unión por 4-0
Reinventarse con naturalidad es una de las grandes virtudes de Marcelo Gallardo como entrenador de River. A lo largo de sus siete años, ha armado diferentes equipos con nombres y esquemas variados, pero con una idea de juego y una mentalidad competitiva indelebles. Ese es su sello: sostenerse en el tiempo pese a los vaivenes. En el inicio de este segundo semestre ya volvió a demostrar que su cabeza nunca deja de trabajar. Tras un mal debut con derrota frente a Colón, el Muñeco entendió que era el momento de cambiar. Movió las piezas porque algo no funcionaba. Y el gran triunfo de ayer con goleada 4-0 sobre Unión por la segunda fecha de la Liga Profesional confirmó que la revitalización de su equipo ya empezó. De la mano de Matías Suárez y Braian Romero, la sociedad goleadora que no parece frenar.
Tanto con el 3-3-2-2 como con el 4-3-3, los dos sistemas más utilizados en el año, había problemas evidentes en River. Más allá de que sus fundamentos para buscar la victoria seguían siendo los habituales, el equipo arrastraba déficits sin corregir: un marcado desorden defensivo que lo exponía por demás, la falta de un cambio de ritmo para aprovechar la jerarquía ofensiva y una notoria falta de eficacia en el área rival. Por eso, para buscar la clasificación el miércoles pasado a los cuartos de final de la Copa Libertadores, Gallardo cambió su libreto para mejorar. Lo logró y repitió a los once futbolistas. Y volvió a potenciar niveles individuales y colectivos.
El triunfo por 2-0 sobre Argentinos mostró un equipo ordenado y equilibrado, con más solidez defensiva y una potencia ofensiva que no se resintió. Lo mismo ocurrió frente al tatengue en el Monumental. River jugó el partido como quiso. Manejó la pelota, los tiempos y los espacios. Se asoció en corto para exprimir el buen pie que posee. Se sostuvo en el fondo con la zaga Paulo Díaz-david Martínez que sigue afianzándose. Presionó con inteligencia. Dominó los 90 minutos y fue construyendo de menor a mayor el triunfo hasta explotar su potencial al máximo con tramos de un fútbol espectacular a puro toque, desmarques y desbordes. Dejó de apurarse para ganar y se sacó de encima la ineficacia con una tarde a puro gol.
De los ocho tantos que hizo River en sus primeros cuatro partidos, en siete de ellos participó Matías Suárez, la figura absoluta frente a Unión con un golazo espectacular al ángulo desde afuera del área y dos asistencias a pura clase –a De La Cruz, de taco– para sentenciar una arrolladora goleada. El atacante cordobés se llevó todos los flashes en una demostración total de su talento. Con mucho criterio, una clase indiscutible para jugar la pelota y movimientos muy favorables para el equipo, volvió a exponer por qué para Gallardo es una ficha indispensable. Tuvo una noche única para exponer que quizás no hay otro delantero en el fútbol argentino con su estilo.
Cuatro de esos siete tantos los construyó en conjunto con Romero, a quien ayer le sirvió el 1-0 para que potencie su momento. En total, en estos cuatro encuentros que el millonario acumula en el semestre, Suárez alcanza tres goles y cuatro asistencias, mientras que Romero acumula tres festejos y un pase-gol. Una delantera letal que promete seguir creciendo.
Por otro lado, dentro del nuevo esquema 4-1-3-2, el ingreso de Bruno Zuculini es el punto más vital. El volante es una pieza dinámica con variantes tácticas para atacar y defender, buen juego aéreo y mucha llegada al área rival, además de un entusiasmo notable. Con su posición le dio a Enzo Pérez una rueda de auxilio para tener otro soporte y le permitió también soltarse por los costados con naturalidad a Jorge Carrascal y Nicolás de la Cruz, que volvieron a tener una destacada actuación. Ambos mostraron muchas pinceladas de su repertorio.
Lo curioso es que Zuculini pasó de estar con un pie y medio fuera del club a ser una alternativa fundamental para hacer un clic futbolístico y mental. Hace unas semanas, tenía todo listo para partir a préstamo a Cremonese de la segunda división de Italia, pero una charla con Gallardo en la pretemporada en Orlando frenó su partida. Y en tan solo dos juegos, con su presencia tan sorpresiva como favorable, el equipo se afianzó en defensa como en ataque. Además, también sumó un futbolista para acompañar en el traslado: según los números de Opta, tanto Enzo Pérez (70/75 en pases correctos) como Zuculini (48/52 en pases correctos) jugaron a pura precisión.
River ganó, gustó y goleó. Jugó como marca su historia pasada y reciente. Gallardo empezó a reconstruir a su equipo con variantes inesperadas. Y los cambios comenzaron a llegar.