Showmatch: el paso en falso de la producción desata una tormenta
Indignación por la inesperada banalización del Holocausto
Tras la repudiable inclusión de una imagen de Ana Frank en Showmatch, durante la presentación de Sofía “Jujuy” Jiménez en el reality “La Academia”, integrantes del ciclo se comprometieron a visitar mañana el Centro Ana Frank para conocer en profundidad la historia de la niña.
Cuando el viernes por la noche, Jiménez terminó de interpretar su versión de “Yo no soy esa mujer”, de Paulina Rubio, fuera de la pista Marcelo Tinelli señalaba el enojo de otras dos de las concursantes. Mientras tanto, el equipo de Jiménez festejaba al otro lado del escenario. Una escena repetida en el concurso televisivo que hace de las pequeñas disputas y enfrentamientos entre sus figuras una parte fundamental de su show. La diferencia en esta oportunidad fue que detrás de los gestos de triunfo de unas y las molestias de las demás seguían corriendo las imágenes con las que el equipo de producción había decidido ilustrar la letra de la canción.
Mientras Tinelli ponía cara de desentendido frente a las quejas de las figuras del ciclo, detrás se veía la foto de Ana Frank.
La joven víctima del Holocausto que se transformó en símbolo de la barbarie gracias a los diarios que escribió cuando permaneció oculta de los nazis junto a su familia en una casa de Ámsterdam, aparecía muy fuera de conexto en el programa de eltrece. A nadie en el estudio, durante ni después de la interpretación de Sofía Jiménez, le llamó la atención la inclusión de Frank entre las imágenes de otras mujeres reconocidas por sus logros y su contribución a la humanidad. El escándalo, claro, como tantos otros, nació en las redes cuando, entre horrorizados e indignados, muchos comentaban lo que habían visto en pantalla.
Desde Twitter, el director del Centro Ana Frank en la Argentina, Héctor Shalom, primero repudió lo sucedido con un hilo que empezaba diciendo que “usar a Ana Frank como fondo de una canción de una mujer que se rehúsa a quedarse en la casa es llevar la banalización del Holocausto a una expresión extrema. Es un acto de humillación a las víctimas, a los sobrevivientes y a quienes eligen la dignidad humana como opción de vida”.
Más allá de las intenciones con las que se haya armado, el montaje de imágenes mezclaba a Ana Frank con Gabriela Sabatini, Niní Marshall, Eva Perón, la madre Teresa de Calcuta, Oprah Winfrey, María Elena Walsh, Mercedes Sosa y Malala Yousafzai, todas mujeres extraordinarias que eligieron, cada una con su historia particular, su destino. Algo que ni Ana Frank ni ninguna de las otras millones de víctimas del Holocausto pudieron hacer.
Como ya había sucedido hace unos meses cuando la concursante Mar Tarrés habló de su deseo de salir con “un judío con plata” porque, según ella, “los judíos ahorran y tienen plata ahora”, y nadie atinó a señalarle al aire que su intento de hacer humor suponía un gesto discriminatorio que reforzaba los arraigados prejuicios contra las personas judías, una vez más fueron las instituciones de la comunidad judía-y los usuarios de las redes sociales- los que tuvieron que llamar la atención sobre lo que significa que semejantes expresiones formen parte de un programa de entretenimientos. En aquel momento, claro, se trató de un comentario dicho en vivo por parte de una invitada a un show que suele aprovechar esa espontaneidad para lograr momentos graciosos. Aun así, la ignorancia de Tarrés difícilmente se podía achacar a la producción del ciclo. Algo que en esta oportunidad sí fue su completa responsabilidad.
Lejos de un momento espontáneo, el montaje tuvo que ser preparado y revisado antes de salir al aire y el hecho de que a ninguno de los involucrados en su realización le haya llamado la atención la inclusión de Frank, es significativo. Y que en realidad el intento de transformar la canción de Rubio en un himno feminista fuera no solo forzado sino completamente inapropiado, también. La pertinente visita al Centro Ana Frank (que se verá días después en el programa de eltrece) no solucionará ese paso en falso que demuestra la vacuidad y la falta de formación e información que permanece en gran parte de la producción televisiva local.