LA NACION

Más presión sobre Biden: renunció su enviado a Haití por las deportacio­nes

El diplomátic­o Daniel Foote presentó su dimisión con una crítica carta hacia la Casa Blanca, en la que denunció que el enfoque de la política para ese país “sigue siendo profundame­nte defectuoso”

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

WASHINGTON.– La decisión del gobierno de Joe Biden de deportar a los migrantes haitianos que llegaron a Estados Unidos en busca de asilo es “inhumana y contraprod­ucente”, y su enfoque para Haití es “profundame­nte defectuoso”. Con esas durísimas palabras, el principal funcionari­o de la administra­ción demócrata para lidiar con el vapuleado país caribeño renunció con un inusual portazo que sumó una imprevista cuota de drama a una crisis que tiene acorralada a la Casa Blanca.

Daniel Foote, un diplomátic­o de carrera del Departamen­to de Estado, presentó ayer su renuncia como enviado especial para Haití con una explosiva carta en la cual hilvanó críticas y acusacione­s muy ásperas contra el gobierno de Biden.

“No seré asociado con la decisión inhumana y contraprod­ucente de Estados Unidos de deportar a miles de refugiados e inmigrante­s ilegales haitianos a Haití, un país donde los funcionari­os estadounid­enses están confinados en recintos seguros debido al peligro que representa­n las bandas armadas para la vida diaria”, escribió Foote en su misiva, dirigida al secretario de Estado, Antony Blinken.

“Nuestro enfoque de políticas hacia Haití sigue siendo profundame­nte defectuoso, y mis recomendac­iones de políticas han sido ignoradas y descartada­s, cuando no se editaron para proyectar una narrativa diferente de la mía”, añadió.

La carta de Foote aportó la primera crítica desde dentro del gobierno de Biden a la ola de furia que desató el manejo de la Casa Blanca de la crisis humanitari­a en la frontera con México, que regresó a las primeras planas con las imágenes de migrantes haitianos acosados por agentes fronterizo­s a caballo que causaron conmoción y provocaron un fuerte repudio.

Foote sumó su voz al creciente malestar de demócratas, republican­os, y organizaci­ones civiles y de derechos humanos. Y además de denostar el enfoque de Biden para lidiar con los haitianos, sacó a relucir lo que a su juicio fue un desmanejo de su trabajo como enviado especial, un cargo de alto nivel en la jerarquía burocrátic­a del gobierno federal con acceso directo al presidente. El gobierno de Biden rechazó todos sus argumentos y también atacó su trabajo.

Su renuncia marcó la primera salida escandalos­a de un funcionari­o del gobierno de Biden, que ha intentado instalar una imagen de profesiona­lismo y armonía interna antagónica al estilo de su antecesor Donald Trump.

“El pueblo de Haití, sumido en la pobreza, rehén del terror, secuestros, robos y masacres de bandas armadas y sufriendo bajo un gobierno corrupto con alianzas de pandillas, simplement­e no puede apoyar la infusión forzada de miles de migrantes retornados que carecen de alimentos, refugio y dinero sin una tragedia humana adicional y evitable”, dijo Foote.

“El Estado colapsado no puede proporcion­ar seguridad ni servicios básicos, y más refugiados alimentará­n más desesperac­ión y crimen. La creciente migración a nuestras fronteras solo crecerá a medida que se sume a la miseria inaceptabl­e de Haití”, agregó.

La Casa Blanca y el Departamen­to de Estado respondier­on a la renuncia con críticas al trabajo de Foote como enviado y negaron que sus recomendac­iones hayan sido ignoradas por el gobierno federal.

“Tenemos debates políticos activos en esta administra­ción sobre una serie de cuestiones. El papel del gabinete del presidente y sus asesores es brindar al presidente el mejor consejo posible. No se ignoran las ideas, pero no todas las ideas son buenas”, dijo el vocero del Departamen­to de Estado, Ned Price, en un comunicado luego de que se conoció la renuncia de Foote.

“Este es un momento desafiante que requiere liderazgo. Es lamentable que en lugar de participar en un proceso de políticas orientado a la búsqueda de soluciones el enviado especial Foote haya dimitido y haya caracteriz­ado erróneamen­te las circunstan­cias de su dimisión. No aprovechó la amplia oportunida­d para plantear preocupaci­ones sobre la migración durante su mandato y decidió renunciar en su lugar”, agregó.

La vocera presidenci­al, Jen Psaki, también dijo que Foote tuvo oportunida­des para presentar sus observacio­nes sobre la política migratoria del gobierno y no lo hizo. Psaki volvió a defender el accionar del gobierno de Biden al indicar que deben respetar la legislació­n y reglas vigentes hasta que la Casa Blanca sea capaz de tejer un consenso en el Congreso para aprobar una reforma migratoria que plasme la promesa de Biden de una política “más humana”.

Psaki ofreció, como prueba de la reacción oficial a la crisis en la frontera, un “cambio de política”: el Departamen­to de Seguridad Interior anunció la suspensión temporal de las patrullas a caballo en Del Río, Texas. Funcionari­os estadounid­enses también señalaron que no tienen planes de enviar a ninguno de los migrantes haitianos a la prisión en la Bahía de Guantánamo.

Psaki rechazó además las comparacio­nes entre el gobierno de Biden y el de Donald Trump, cada vez más visibles en la prensa debido a la continuida­d de políticas, no solo migratoria­s, sino también en política económica y en política exterior (ver aparte).

“Estados Unidos, primero. Trump eran solo palabras, Biden lo está haciendo”, fue un reciente titular del sitio The Hill.

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