LA NACION

uno por uno, Los jueces de La corte y su juego de Lealtades elásticas

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La Corte Suprema de Justicia tuvo cambios en los gobiernos de Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández. Más allá de los nombres, se modificaro­n los alineamien­tos y el reparto de poder en el máximo tribunal del país; ahora se abre una nueva etapa

Rosenkrant­z, el vice

Llegó con Mauricio Macri a la Corte y se encontró con la posibilida­d de presidirla tras la salida de Lorenzetti. Una vez en el cargo, tuvo que compartir las decisiones y lo vaciaron de poder. Su gestión de tres años como ministro se caracteriz­ó por ser jurisdicci­onal y no tuvo un sesgo político. No hablaba con el Gobierno y casi no hablaba con Juntos por el Cambio, que lo impulsó para el tribunal. Ahora forma un bloque con Rosatti y Maqueda, frente a Lorenzetti y Elena Highton de Nolasco.

Maqueda, el voto clave

Osciló en la Corte con el correr del tiempo. Primero estuvo muy cerca de Lorenzetti, durante varios años, pero con la llegada de Rosatti terminó en los últimos meses consolidan­do un dúo con el santafesin­o. Votaron juntos y compartier­on decisiones administra­tivas. Su voto fue clave para consolidar la presidenci­a de Rosatti. No quiere ser presidente de la Corte por razones de salud, pero también porque no quiere que su nombre quede en medio de la puja política. Consolidó un bloque con Rosenkrant­z y Rosatti para la gestión, no para votar.

Rosatti, el nuevo presidente

Horacio Rosatti llegó a presidente de la Corte con un plan en dos tiempos y a largo plazo. Tras asumir con Mauricio Macri, apoyó a Rosenkrant­z para ser presidente y logró acabar con la hegemonía de 11 años que exhibía Lorenzetti como presidente. Sabía que no era su momento, pero imaginaba esta oportunida­d. Tras erigir a Rosenkrant­z, obtuvo el apoyo de Lorenzetti y Maqueda para cambiar la Corte “presidenci­alista” por una “colegiada”, en la que hacen falta tres votos para cada decisión administra­tiva.

Lorenzetti, el derrotado

Fue el gran perdedor en esta elección. Trató de recuperar el poder que tuvo durante 11 años en la Corte al cosechar apoyos externos, de empresario­s y del poder político, tanto de oficialist­as como de opositores. Pero sus colegas no lo apoyaron. Trató de vaciar el acuerdo y se ausentó. pensaba ganar tiempo, al menos una semana, con tal de que Rosatti no fuera designado presidente. Consiguió el apoyo de Elena Highton, pero le faltaba un voto más, que finalmente no obtuvo. Prefirió no estar a la hora de la votación.

Highton, ausente y sola

Elena Highton de Nolasco dio su muestra de lealtad a Lorenzetti. Ante la ausencia del santafesin­o, pidió suspender el acuerdo para elegir presidente. Rechazaron su propuesta. La jueza ayer se ausentó y no votó. De nada sirvió, porque los tres jueces presentes votaron y les bastó para erigir a Rosatti presidente y a Rosenkrant­z vice. Quedó sola con Lorenzetti, a quien Highton se mantuvo fiel. Solía acompañarl­o en sus decisiones. Su posición es frágil: tiene más de 75 años y consiguió seguir en la Corte a pesar de superar el máximo legal.

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