LA NACION

Un partido desigual, un “Robin Hood” surinamés y billetes al aire en el vestuario

El vicepresid­ente de Surinam jugó un partido internacio­nal a los 60 años y entró en el camarín de Olimpia (Honduras), dirigido por Pedro Troglio, para pedir una camiseta y regalar dinero

- Alejandro Casar González

La escena da la vuelta al mundo en cuestión de clics. Los futbolista­s de Olimpia, de Honduras, festejan en su vestuario la goleada por 6-0 contra Inter Moengotapo­e, de Surinam, por la Liga Concacaf. Entre los que celebran está Gustavo Reggi, asistente del entrenador, Pedro Troglio. Habla una persona, torso desnudo, remera blanca al hombro como si fuera un souvenir: “¡Yo soy Brunswijk, vicepresid­ente de Surinam!”, dice en el corazón del camarín, tras repartir billetes de dólar surinamés como si fuera una limosna o un premio. Parece una secuencia de “La Rosadita”, la cueva de dinero de Puerto Madero, pero sucede en una aldea pobrísima de Surinam, entre el Atlántico y el Amazonas.

El partido acaba de terminar y Ronnie Brunswijk se jacta de haber entrado en el libro Guinness: a los 60 años, se convirtió en el futbolista más longevo en disputar un torneo internacio­nal. Estaba previsto que jugara 15 minutos; se mantuvo en la cancha por 54 minutos. Nadie podría decirle nada: además de ser el primero en la línea sucesoria del presidente Chan Santokhi es el dueño del equipo y por eso portó la cinta de capitán. El estadio, de madera y con capacidad para 3000 personas, lleva su nombre. Usó la camiseta N° 61, en honor al año en que nació, uno más entre los diez hijos que tuvieron sus padres. Su forma física dista mucho de la de un deportista profesiona­l, claro.

A Brunswijk, el repartidor de billetes, le dicen “Robin Hood”, porque desde niño se empeñó en distribuir la riqueza en una tierra en la que escaseaba. Claro que de grande conjugó el clientelis­mo político con otras actividade­s de las que reniega: tiene dos condenas firmes en Holanda y Francia por narcotráfi­co. Lo busca la Interpol, pero Surinam no extradita a sus ciudadanos. En la región de Moengo, donde no hay asfalto y hasta fines de 2020 la luz era un lujo, Brunswijk es un rockstar.

Quien lo graba en el camarín y se encarga de que la sonrisa de Brunswijk quede inmortaliz­ada es otro personaje de película. Según el periodista hondureño Eduardo Solano se trata de Joël Martinus, más conocido como “Bordo” o “Money Hond”, sus alias en las redes sociales. “Amante del rap, estuvo ocho años convicto en una cárcel de Francia por meter cocaína en Guyana”, escribió Solano. Martinus hizo un pequeño cameo en la transmisió­n oficial del partido y se lo pudo distinguir en la tribuna del estadio gracias a sus cadenas de oro.

Brunswijk es casi el dueño de su tierra. Tuvo 50 hijos y, amante del fútbol de toda la vida, consiguió su licencia de entrenador... a la fuerza. Antes de dar el examen final tuvo un enfrentami­ento en el vestuario. Lo resolvió con un revólver, dando tiros al aire. Todos debían saber quién era. ¿Resultado? Graduado con honores. Tampoco es la primera vez que se autoconvoc­a para un partido y deja a su equipo en inferiorid­ad de condicione­s contra un rival: antes ocurrió en 2011 y ante Milerock de Guyana. Duró una hora en la cancha y fue reemplazad­o por su hijo Junglo. Todo queda en familia.

El incidente en el vestuario surinamés provocó una catarata de críticas en la prensa hondureña y de todo el mundo. La Confederac­ión de América Central, del Norte y del Caribe (Concacaf), responsabl­e del torneo en el que se enmarcó el partido entre Inter y Olimpia, emitió un comunicado y consignó que se abrirá un expediente disciplina­rio para saber qué ocurrió.

“Estamos extremadam­ente preocupado­s por el contenido de un video que circula en las redes sociales y que plantea posibles problemas de integridad en torno al partido de la Liga Concacaf entre Inter Moengotapo­e y CD Olimpia”, publicó la entidad presidida por el canadiense Víctor Montaglian­i. Y añadió: “El caso está siendo remitido al comité disciplina­rio de la Concacaf, que iniciará una investigac­ión formal. Se proporcion­ará una nueva actualizac­ión cuando ese proceso haya concluido”.

La prensa hondureña también fustigó a Olimpia. Más allá de que los gestos de los futbolista­s y auxiliares de ese equipo denotaban el tono bromista de la situación, las imágenes no ayudan a la reputación de ese club. El plantel le siguió la corriente al vicepresid­ente surinamés. Y todo quedó filmado y publicado en tiempo real. la nacion intentó comunicars­e con Troglio y Reggi, los argentinos del cuerpo técnico, pero ninguno respondió a la consulta. El equipo volaba de regreso a Honduras vía Miami desde Paramaribo (capital de Surinam) y estaba previsto que llegara a Tegucigalp­a, la capital hondureña, en la mañana de este jueves.

Críticas a la Concacaf

Olimpia esperaba el comunicado de la Concacaf para dar su visión del asunto. Luego del partido quienes hablaron ante los medios fueron el argentino Reggi (ayudante de Troglio) y Johnny Leverón, mediocampi­sta del equipo hondureño. “Nos dimos cuenta de eso previo a entrar en el campo, el técnico nos dijo eso y nos dio una idea. Nosotros hicimos el partido con la mayor seriedad del mundo, veníamos con cansancio por los juegos y el viaje”, dijo el futbolista sobre la participac­ión en el partido del vicepresid­ente surinamés. Del reparto de dinero, ni una sola palabra.

“Nos enteramos media hora antes, cuando dieron la alineación del rival, eso es una cuestión del rival, nosotros hacemos lo que entrenamos esté enfrente quien esté. Eso es lo que venimos hacer, contento por la victoria y con los jugadores que hicieron goles”, dijo, a su turno, Reggi, citado por el diario hondureño Más. Al igual que Leverón, tampoco opinó sobre lo ocurrido en los camarines y la lluvia de billetes.

Las críticas en la prensa se multiplica­ron. Andrés Agulla, de ESPN, acudió a su cuenta de Twitter para llamar la atención de las autoridade­s: “Seguro todos leyeron la historia de Ronnie Brunswijk, presidente del Inter Moengotapo­e y vicepresid­ente de Surinam que ayer jugó un partido de Concacaf a los 60 años. Después del partido fue al vestuario de Olimpia a repartir dinero. Concacaf va a tener que intervenir”, escribió Agulla.

“¡Son octavos de la Liga Concacaf! ¡Esto no le ayuda en lo absoluto a la zona! ¡Increíble que permitan que se registre y juegue! ¡Así sea quien sea!”, protestó el periodista Marco Cancino. “Olimpia hizo un viaje larguísimo de un día completo para jugar en Surinam. Lo que ha hecho el presidente de ese equipo es una verdadera falta de respeto para la institució­n y para el fútbol profesiona­l”, opinó su colega Oscar Funes. “Concacaf no debería permitir esto. El dueño del equipo y vicepresid­ente de Surinam, con 60 años, juega ante Olimpia de Honduras por la Concacaf League”, reclamó Diego Cora. Las imágenes se viralizaro­n en cuestión de horas y hasta “El Chiringuit­o”, popular programa de tertulias futboleras de la TV española, hizo un informe sobre el tema.

“Todo lo que tengo se lo doy a la gente”, dijo Brunswijk a The New York Times en una entrevista publicada a principios de este año. “Desde que era niño, quise ayudar a los demás. Ahora tengo la oportunida­d de ayudar a todo el país”, afirmó. El “Robin Hood” surinamés llegó al fútbol. Y, segurament­e, querrá quedarse.

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A los 60 años, Ronnie Brunswijk, vicepresid­ente de Surinam y presidente del Inter Moengotapo­e, jugó un partido oficial de la Concacaf

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