La poética de todos los movimientos caninos, en escena
En 2003, el director suizo/alemán Stefan Kaegi montó Sentate! El escenario del Teatro Sar- miento, alternativamente, era ocupado por dos tortu- gas, una iguana y conejos, con sus respectivos due- ños; y varios perros del ba- rrio junto con un paseador. En el escenario de El Galpón de Guevara los sábados a la noche, después de que la pandemia nos haya mandado a la cucha durante tantos meses, lo sábados el escenario está ocupado por cuatro bailarines de Cucha que, obsesivamente, se adueñan de los movimientos caninos y hacen de eso su propia indagación poética.
Reciben a los espectadode res dando órdenes al público como hacían los dueños de aquellas mascotas años atrás en otra sugestiva propuesta sobre un mismo universo aunque desde ópticas distintas. Al apagarse las luces de sala, el trabajo de la talentosa coreógrafa Celia Argüello, los cuatro performers (Pablo Castronovo, Andrés Molina, Macarena Orueta y Samanta Leder) decididamente, se apoderan la gestualidad canina en sus movimientos más reconocibles, en esos otros en los que se confunden con la misma gestualidad humana y aún en esos instantes más lúdicos, íntimos, casi imposibles de categorizar en medio de un escenario despojado y atravesado por un tenue trabajo sonoro.
De todos estos corrimientos y sus derivas, con momentos sumamente logrados en lo grupal como en lo individual, pero también con registros un tanto desparejos, se va nutriendo esta propuesta que se permite romper la famosa cuarta pared con los performers circulando entre los espectadores a la búsqueda del encuentro, midiendo lo permitido en estos tiempos regidos por protocolos. Como en las instancias iniciales cuando se va ubicando el público en la sala, en esas escenas finales se producen los momentos más lúdicos en los que Castronovo y Molina se entregan al juego con una enorme libertad interna y es cuando Cucha indaga su veta política: salir al encuentro afectivo de cuerpos que vienen de transitar un distanciamiento impensado.