Biden condenó el maltrato a los haitianos, pero impidió el ingreso de la mayoría
“Va más allá de una vergüenza, envía un mensaje equivocado”, dijo
WASHINGTON.– Luego de una semana de fuertes críticas por su política migratoria, el gobierno de Joe Biden anunció ayer que los 15.000 migrantes haitianos que se habían instalado en un campamento bajo un puente cerca de Del Río, Texas, que encarnaron una nueva crisis humanitaria en la frontera, fueron removidos. Más de la mitad, alrededor de 8000, volvieron a México, mientras que otros 2000 fueron deportados de regreso a Haití y unos 5000 quedaron bajo custodia del gobierno federal, a la espera de ser deportados o de tener una oportunidad de permanecer en Estados Unidos.
“No quedan migrantes en el campamento”, anunció el secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, en una conferencia de prensa en la Casa Blanca.
El drama de los haitianos en la frontera había desatado un escándalo y una ola de furia en Estados Unidos luego de que se viralizaron imágenes de agentes fronterizos de Estados Unidos a caballo, manoteando y atropellando a los migrantes. El gobierno de Joe Biden, que ha mantenido algunas tácticas y reglas de deportación aplicadas por el gobierno de Donald Trump, quedó acorralado por las críticas de la propia tropa demócrata, que lo acusó de ser demasiado duro; de los republicanos, que tomaron la pesadilla de los haitianos como una nueva evidencia de que los demócratas alientan la llegada de migrantes y quieren promover “fronteras abiertas”, y de organizaciones civiles y de derechos humanos que lo acusaron de violar la legislación internacional y los derechos de los refugiados.
“Estamos lidiando con un sistema de inmigración que no funciona y necesitamos una reforma legislativa”, afirmó Mayorkas, haciéndose eco de una de las justificaciones que ha dado la Casa Blanca ante las recurrentes crisis en la frontera.
“Sabemos que esas imágenes conjuraron dolorosamente los peores elementos de la batalla en curso de nuestra nación contra el racismo sistémico”, agregó, en referencia a las imágenes de los agentes a caballo cargando contra inmigrantes negros.
Bajo una enorme presión por una nueva crisis en la frontera con México, el presidente Joe Biden habló por primera vez. Luego de un discurso en la Casa Blanca sobre la campaña de vacunación contra el coronavirus, Biden condenó el maltrato que les propinaron agentes fronterizos a migrantes haitianos al calificar el episodio como “una vergüenza”. El mandatario prometió que habrá “consecuencias”, aunque sin dar más detalles.
Fue la primera vez que el presidente se refirió al episodio ocurrido días atrás cerca de Del Río, en Texas, donde llegaron miles de haitianos luego de una larga procesión en busca de asilo en Estados Unidos. Los agentes fronterizos a caballo los manotearon, los atropellaron con sus caballos y blandieron sus riendas para expulsarlos de regreso a México a través del Río Grande. La escena generó un fuerte repudio, en particular de congresistas demócratas afroamericanos que la compararon con la esclavitud.
“Es horrible lo que vieron. Ver a la gente haciendo lo que ellos hicieron, con caballos, atropellándolos”, dijo Biden a los periodistas en la Casa Blanca, luego de brindar un discurso sobre la campaña de vacunación contra el coronavirus, en una breve conferencia de prensa.
“Es escandaloso. Les prometo que esta gente pagará, habrá una investigación, habrá consecuencias. Va más allá de una vergüenza, es peligroso, está mal, envía un mensaje equivocado a todo el mundo, envía el mensaje equivocado a casa. Simplemente no representa quiénes somos”, remarcó.
Biden tocó por primera vez el tema un día después de que Daniel Foote, un diplomático de carrera, presentó su renuncia como enviado especial para Haití con una durísima carta de dos carillas en la cual hilvanó críticas y acusaciones muy ásperas a su gobierno. Foote calificó la decisión de la Casa Blanca de expulsar a los haitianos –de acuerdo con las leyes y las reglas vigentes– de “inhumana y contraproducente”, y dijo que el enfoque del gobierno norteamericano para intentar ayudar a Haití era “profundamente defectuoso”.
La carta de Foote había sumado la primera crítica interna en el gobierno de Biden a la ola de furia que desató el manejo de la Casa Blanca de la crisis humanitaria en la frontera con México.