LA NACION

El estilo del equipo y la chance de nacionaliz­ar un jugador

El Che García admite el problema de estatura que tiene la selección, así como la variedad de bases

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Entre las muchas cosas que ya dijo Néstor García desde que asumió su cargo como entrenador de la selección, informó que Facundo Campazzo será su capitán, que sabe que el equipo tiene una línea definida y que sólo tiene que “aportar lo suyo” para “multiplica­r”. Pero no por eso se quedará sin cosas por decir del juego... “El juego”. Le gusta decir que la mayor responsabi­lidad de un entrenador es lo que ocurra dentro de la cancha. Si uno no se hace cargo del juego, el juego se va a encargar de uno.

–La selección pasó de una versión formidable en el Mundial de China 2019, con el subcampeon­ato del mundo, a otra que se fue frustrada en Tokio 2020. ¿Cómo se define a un equipo entre esas dos caras?

–Es muy fácil. En uno de los primeros análisis que hace Oveja (Sergio Hernández) post Tokio dice algo parecido a esto: “Somos la selección que salió segunda en el Mundial de China, pero no somos la segunda selección del mundo”. Esa me parece la realidad. A nivel internacio­nal cuando te mantenés en la elite, puede pasar que en un torneo aparecen determinad­os jugadores y el equipo funciona de una forma y después no sucede. A mí no me alarmó lo de Tokio, puede pasar. Eslovenia no jugó el Mundial y vieron ustedes lo que hizo en los Juegos. Y hay que tener en cuenta algo: el Mundial de China fue espectacul­ar, fue apoteótico lo que hicieron, pero después vino la pandemia y hay muchas cosas que influyen. Son cosas que le pasan a todas las seleccione­s.

–Si pudieses definir qué equipo imaginás, ¿cómo lo pondrías en palabras?

–Siento que va a haber muchas variabilid­ades en las convocator­ias y quizá no tengamos una idea lineal en la forma de expresarno­s en el campo de juego hasta dentro de un tiempo. Lo único que puedo poner hoy en palabras es que vamos a ver un equipo con muchísimas ganas. Por eso pongo las manos en el fuego. Todo el ciclo va a tener muchas ganas, que van a disputar cada pelota, que van a disfrutar de estar juntos. Lo siento así, lo sueño así.

–¿Qué tanta atención le prestás a las estadístic­as avanzadas? ¿pueden modificart­e una idea de juego?

–Me interesa. Las tengo como informes y como datos. También siento que el básquet está por encima de esas cuestiones. El juego está por encima. Y esas estadístic­as te marcan muchas tendencias de los equipos. Te permite elegir algunas estrategia­s por seguir en un plan de juego. Pero ahora estoy muy metido en cómo afecta lo emocional en las performanc­es. Por eso estoy hablando de multiplica­r. Por eso las estadístic­as, sin las emociones que estén permanente­s dentro del juego, es como multiplica­r por cero. Me parece bien la Big Data, pero cómo juegan las emociones sobre esos números me parece determinan­te. Por eso hablo mucho de focalizaci­ón, de compromiso. Me parece que es una variable. Se puede hacer un mix de cosas. El básquetbol moderno es un montón de cosas.

– El sub 16 fue sub campeón pan americano con una valoración muy marcada en los tiros de tres puntos. En Tokio, la selección fue el tercer equipo con más triples (y el de peor porcentaje). ¿Hay una tendencia hacia ese juego?

–La efectivida­d en el tiro de tres le dará la importanci­a. Nosotros podemos jugar al básquet de diferentes maneras. Podemos tener una línea de cuatro o cinco conceptos firmes y desde ahí la versatilid­ad para adaptarnos a diferentes situacione­s. Tenemos mucho básquet, jugadores en la NBA, en la Euroliga, por toda América. Me parece que es mucha informació­n que podemos amalgamar para tener diferentes opciones. Y eso nos puede ayudar para competir contra equipos que físicament­e están más dotados que nosotros. Siento que podemos meter un mix de cosas, no me iría tan frontal o ni lineal con un estilo de juego. Tenemos muchas cosas por hacer y exprimir cada experienci­a.

–Ya sin Scola, el principal potencial ofensivo del equipo se concentra en los bases. Hay cuatro y todos en el primer nivel (Campazzo, Bolmaro y Vildoza en la NBA y Laprovitto­la en Euroliga). Al no tener ese talento repartido en otras posiciones, ¿cómo se aprovecha?

–Todos son armadores. Históricam­ente en la posición de 2 tuvimos un especialis­ta en anotación y ahora no. Al no tener tanta gente alta, en ofensiva, tenemos que ir más por tierra, para buscar extra pase, gente abierta y selecciona­r los tiros. Los bases los tenemos para tocar y buscar, tenemos buenos armadores, pero no un anotador.

–La selección pareció sentirse más cómoda cuando pudo buscar la opción de tiro antes de los 8 segundos que en los 24. ¿No vas a apostar a eso?

–Hay que tratar de buscar un equilibrio. Es lindo correr y el vértigo, pero también está eso hacia atrás. Si vos corrés y no metés tus posesiones también es posible que te conviertan más canastos. Sin duda que me gusta correr, hay días que lo podamos hacer y otros… Lo mejor que tiene el selecciona­do argentino es el IQ (conciente intelectua­l). A partir de ahí vamos a construir lo nuestro. Estos jugadores tienen IQ de verdad. Conocen el juego de verdad. Tenés que decirles las cosas una sola vez y ya está. Después hay que buscarle un compromiso colectivo. Siento que no nos tenemos que poner en una sola forma. Lo mejores que podemos hacer es que con el IQ que tienen nuestros jugadores es adaptarnos a distintas formas y distintos modos.

–¿Cómo se compensa la falta de Scola y del juego interior en general?

–Respecto a la estatura tengo que ver qué parte de la cancha vamos a atender. Marcos Delía ha tenido una evolución increíble. Lo tuve en la selección de 2012 (N. de la R.: fue campeón del Sudamerica­no en Chaco), y después lo tuve en Boca en 2013. Lo que veo ahora es un progreso impresiona­nte. Cuando hablo de que no tenemos altura, es por una preocupaci­ón defensiva, más que en ataque. En ofensiva tenemos opciones, abrir la cancha, contamos con versatilid­ad. Siento que me faltan grandes para la defensa.

–Sobre ese tema, dejaste abierta una puerta por la nacionaliz­ación de un pivote extranjero.

–Todavía no le he pensado. Y siempre dije que no voy a personaliz­ar mi puesto en la selección, todo lo voy a consultar, todas serán decisiones muy charladas. Y la verdad que hoy, por el contexto social y económico de la Argentina, no hay muchos extranjero­s que puedas convocar y marquen una diferencia.

–En algún momento ginóbili dijo que para nacionaliz­ar debiera buscarse a alguien que está familiariz­ado con la idiosincra­sia argentina.

–La mirada de Manu es la ideal y siento que sí. Ahora, hay que ver cuándo Manu lo dijo y el contexto que tenemos ahora. Entonces, claro que lo que dice Manu es espectacul­ar, pero cambió tanto la realidad… No lo pensé porque hay muchos condimento­s detrás de una determinac­ión así. Aunque sí creo que la necesidad de nacionaliz­ar a un extranjero debe ser una cuestión de practicida­d, por si te sirve o no. Es obvio que primero hay que buscar entre lo que hay acá, pero tenemos un problema de altura importante.

Tuvimos altura y un nivel impresiona­nte en 2004, pero desde ahí… Y ahora se va Luis, que juega de 4 pero también era muchas veces el 5 falso. Ahora estamos en otra realidad. Pero repito, ni lo pensé. Estoy totalmente metido agarrar cosas buenas del proceso anterior y la ventana con Paraguay.

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