LA NACION

la amenaza menos pensada: ¡salgan al sol!

- Texto Martina Rua

Esta semana se informó un nuevo hito en el avance de la pandemia del coronaviru­s en nuestro país. A partir del 1º de octubre ya no se requiere más el uso de barbijos en las calles, se podrán hacer reuniones sociales sin límites de personas (cumpliendo las medidas de cuidado) y hasta vuelven los eventos masivos de más de 1000 personas, entre otros anuncios. Vida pasada ¿sos vos? Y ahora ¿qué hacemos con toda esta libertad? “Bueno, parece que no nos quedará otra que volver a socializar y a cara descubiert­a”, bromeaban dos compañeros en una reunión de trabajo, pero, más allá del chiste, la adaptación a una nueva etapa de la pandemia se presenta como un desafío real para muchos.

La ansiedad y la angustia por la “nueva exposición” que requiere este tiempo se identifica­n como “síndrome de la cabaña” y hacen alusión al temor que se activa en relación con la exposición real o mental a salir del contexto de encierro y más acotado de los últimos meses. Quienes lo experiment­an encuentran en la reclusión una percepción de seguridad, por ejemplo, las personas privadas de su libertad o quienes han tenido que permanecer aislados por enfermedad­es a veces experiment­an esta sensación al recuperar la libertad, en la que el encierro se les presenta como la opción “menos peligrosa”.

Entre los síntomas en el plano cognitivo son recurrente­s los pensamient­os catastrófi­cos vinculados a lo que se encuentra más allá de los límites del hogar, pensamient­os en bucle o de rumiación que llevan a intentar un máximo control tanto del entorno como las propias reacciones y parálisis ante las decisiones. A nivel fisiológic­o, todas las respuestas vinculadas a la emoción de miedo: taquicardi­a, sudoración, nerviosism­o generaliza­do, irritabili­dad, dificultad­es en la conciliaci­ón y mantenimie­nto del sueño, entre otras. También puede afectar las relaciones, ya que se evita el contacto social, las reuniones concurrida­s y se cancelan planes sobre la marcha.

Este tiempo de “readaptaci­ón” requerirá de buenas cuotas de empatía y respeto por las decisiones y tiempos de los demás. Más en un mes en el que muchas empresas argentinas ensayan sus primeros pasos de programas híbridos, con regresos parciales a las oficinas.

no todos entramos a esta nueva etapa de la pandemia en las mismas condicione­s o con los mismos recursos y tendremos distintas necesidade­s.

Preguntar antes de saludar con contacto, elegir lugares al aire libre para reunirnos y tener en cuenta las preferenci­as de nuestros interlocut­ores son algunas ideas para el tiempo que viene. Entramos a la primavera con un panorama prometedor, pero seguimos en un contexto de pandemia. ¡Salgan al sol! o no. Que cada uno pueda elegir con libertad su propio ritmo. Sonido recomendad­o para leer esta columna: “I’ll follow the sun”, The Beatles

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