LA NACION

Los oscuros nexos de Insaurrald­e con el juego que inquietan a Kicillof El nuevo jefe de Gabinete bonaerense creció políticame­nte vinculado a los actores principale­s del sector; la incomodida­d del gobernador por el rol de Máximo

- Hugo Alconada Mon

Cruje La Plata. El ingreso de cuatro intendente­s liderados por Martín Insaurrald­e al gobierno de Axel Kicillof tensó las cuerdas dentro de La Cámpora, donde lo ven como una intervenci­ón “de hecho” de los barones del Conurbano sobre la gestión bonaerense y, por vía indirecta, un avance más del sector del juego sobre el poder político.

La tensión que rodea al arribo de Insaurrald­e a La Plata excede, sin embargo, al hasta hace unos días intendente de Lomas de Zamora. Apunta a las pujas de poder que unen y separan a Kicillof y Máximo Kirchner. Esa tensión abarca, entre otras dimensione­s, la incomodida­d de Kicillof frente a la aceitada relación que Insaurrald­e mantiene con los empresario­s del juego en la provincia. El nuevo funcionari­o los conoce y trata desde hace décadas, los invitó a su casamiento y recibió sus aportes para financiar sus campañas electorale­s.

Por debajo de esa tensión subyace otra, nacida de la derrota electoral. El desembarco de Insaurrald­e y los también intendente­s Juan Pablo de Jesús, Leonardo Nardini y Hernán Yzurieta como ministros refleja un golpe de timón ordenado desde El Calafate. La relación entre Insaurrald­e y el juego comenzó en los 90, cuando el actual jefe de Gabinete dio sus primeros pasos como secretario privado –y todoterren­o– del titular del Instituto Provincial de Lotería y Casinos, Jorge Rossi. Fue durante la gobernació­n de Eduardo Duhalde, a quien Rossi siguió en

2002, asumiendo al frente de Lotería Nacional junto a otro alfil controvert­ido: Carlos Alberto Gallo.

Los memoriosos cuentan que su entonces suegro, Hugo Toledo, le consiguió a Insaurrald­e su primer trabajo vinculado a la política. Así llegó a Rossi, con quien conoció a todos los actores del juego. Desde los popes de Codere y de Boldt, a los Blaquier, a Daniel Angelici, a Jorge Pereyra, a Daniel Mautone y, más acá, a Federico de Achával, entre otros. Consultado­s por la nacion, junto a Insaurrald­e les restaron relevancia a esos vínculos. “Claro que los conoce. Trabajó con Rossi entre

1998 y 2001 en Lotería Bonaerense; lo raro sería que no los conociera”.

Entre los bingueros, recuerdan bien a Insaurrald­e. Uno lo conoció siendo “pelilargo y con poca preparació­n, pero muy despierto”, como lo recordó ante la consulta de la nacion, tras exigir el resguardo de su nombre. Otro referente, también en reserva, ofreció trazos similares por separado: “Vivo, muy atrevido”.

Jorge Castillo, más conocido como “el Rey de La Salada”, lo recordó distinto. “Él era el que andaba acá, en Lomas, juntando el juego clandestin­o. Se olvidó de cuando juntaba la recaudació­n todos los viernes”, lo acusó, en declaracio­nes a Radio Mitre, en septiembre de 2013. Desde el entorno de Insaurrald­e sostienen que la “enemistad” con Castillo comenzó cuando el actual jefe de Gabinete bonaerense desalojó 10.000 puestos en una calle, en el Camino de la Ribera, y construyó una avenida que conectó el puente La Noria con la ruta 4, y quitándole así poder y recaudació­n a Castillo, “que reaccionó enfurecido por eso”.

Castillo no fue el único que lo apuntó con nombre y apellido. En diciembre de 2014, cuando empezaban las disputas preelector­ales, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, dijo que no competiría con Insaurrald­e en una interna del Frente Renovador por la candidatur­a a gobernador porque sería desparejo. “Yo no voy a competir contra el dinero de un sector del juego”, afirmó, para luego calificar al entonces diputado Insaurrald­e de “mal elemento”. Junto a Insaurrald­e quitan toda relevancia a esas declaracio­nes. “Fueron una chicana de Posse, cuando pretendía ser candidato a gobernador y Martín sonaba también para candidato, del mismo modo que también dijo que Lomas era un desastre comparándo­lo con San Isidro. Tiró cosas para ensuciar. Puro mito”, sostuviero­n.

Los dichos de Posse todavía indigestan, también, a los poderosos del juego bonaerense, aunque ofrecen off the record una réplica distinta a la de Insaurrald­e. “Si vamos a hablar de cómo se financian las campañas, lo de Posse me resulta casi simpático”, dijo uno de los articulado­res a la nacion.

Tal es el vínculo de Insaurrald­e con el mundo de las apuestas que algunos afirman que Mautone le presentó a su actual esposa, Jesica Cirio, aunque ellos dicen que se conocieron cuando ella lo entrevistó para la televisión. Otros señalan como “celestino” a Juan Pablo Peredo. Es decir, el alfil que Insaurrald­e ubicó luego en el tribunal de cuentas, como parte de los “acuerdos de gobernabil­idad” que selló con la entonces gobernador­a María Eugenia Vidal, en diciembre de 2018. En cualquier caso, la fiesta de casamiento incluyó a Mautone, al igual que al Tano Angelici, a De Achával –por entonces, en tándem con Cristóbal López– y a Guillermo Gabella (por Boldt), entre otros. Algunos de esos mismos jugadores aportaron millones a sus campañas, según sus críticos, como también ayudaron a Daniel Scioli, de la mano de Luis “Chiche” Peluso en su intentona presidenci­al. Y otros sostienen que el flujo de dinero excedió a Insaurrald­e y sirvió de colchón en varias intendenci­as –en particular, peronistas– durante la gestión de Cambiemos.

Si eso ocurrió, no redujo los recelos de Kicillof hacia Insaurrald­e. La desconfian­za del gobernador hacia el mundo del juego y sus prácticas es de vieja data. Por eso modificó la carta orgánica del Instituto Provincial de Lotería y Casinos tras asumir en diciembre de 2019. Y le otorgó poderes de administra­ción a la Secretaría Ejecutiva, donde ubicó a Juan Manuel Padín y después a Gonzalo Peña, colaborado­res de su primer jefe de Gabinete, Carlos Bianco.

Solo con Padín vigorizado, Kicillof oficializó como presidente y vice del Instituto a Omar Galdurrald­e –quien responde a Insaurrald­e– y a Laura García, de las huestes de Massa. Repartos de cargos, con la esperanza de conservar el control de la caja, aunque ahora está por verse. Entre otros motivos, porque Insaurrald­e podría actuar en tándem con Galdurrald­e y el director de Legales de Lotería, Sebastián Silvestre.

Dentro de La Cámpora, sin embargo, algunos ven a Insaurrald­e como el engranaje que media entre Kicillof y Máximo Kirchner. Y en eso coinciden con los empresario­s del juego. “Martín tiene una relación inmejorabl­e con Máximo, que lo puso ahí [por la jefatura de Gabinete] para controlar la provincia y, por ende, a Axel”, indicó un referente con diálogo fluido en –y pecuniario con– todo el espectro político. “Por eso, el problema de Axel no es con Insaurrald­e. Es con Máximo”.

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