El terror religioso en su máxima expresión
(EE. UU/2021). CREADOR: Mike Flanagan. GUION Y DIRECCIÓN: Mike Flanagan. ELENCO: Zach Gilford, Hamish Linklater, Kate Siegel, Rahul Kohli, Kristin Lehman. DISPONIBLE EN: Netflix.
Mike Flanagan llegó para revitalizar el terror con un estilo que combina secuencias escalofriantes con soliloquios interminables sobre tópicos densos. Con Misa de
medianoche, sin embargo, hay que hacer una salvedad: esta propuesta se mueve con otros tiempos, pero que sigue siendo Flanagan en estado puro.
El creador concibió una historia donde se entrelaza la fe con lo monstruoso, concepto que va trabajando a lo largo de los primeros –y quizá excesivamente largos– seis episodios, y que refuerza su último capítulo, que efectivamente está entre lo más escalofriante de su filmografía. En contraposición a Hill
House y Bly Manor -y hasta aquí podemos trazar las diferencias-, en Misa de medianoche la acción transcurre en un pueblo costero venido a menos llamado Crockett Island. En ese escenario en el que todos se conocen convergen diversos personajes pero son tres quienes se destacan inicialmente: Erin (Kate Siegel, esposa del director y su actriz fetiche), una mujer que regresa a su lugar de origen atormentada por el recuerdo de su madre; Riley (Zach Gilford), un joven que sale de la cárcel tras cumplir una condena por haber matado a una joven al conducir ebrio; y el cura Paul (Hamish Linklater, excelente), quien arriba a Crockett Island para reemplazar a otro sacerdote al parecer muy enfermo. Los intercambios entre Riley y el cura Paul no tienen desperdicio, al igual que los de Riley y Erin, su exnovia, la única con la que puede tener conversaciones francas sobre la vida después de la muerte y la culpa, otro tema ineludible.
Ese ida y vuelta entre el cura y el joven ateo (un alcohólico en recuperación también atormentado: en su caso, por el fantasma de la chica a la que mató) no se desarrolla con frases hechas porque el showrunner se muestra muy enfocado a la hora de presentar las dos posturas y llevarlas a un punto en común. Pero, claro está, se trata de una producción de Flanagan, por lo cual el terror eventualmente llega, ya sea con una primera imagen de ese pueblo azotado por una plaga, como por un milagro que, más que celebrarse, se cuestiona y se teme. A medida que va llegando a su desenlace, Misa de medianoche vuelve a dialogar con Bly
Manor en su original modo de abordar una historia de amor entre las dos figuras menos pensadas cuyo vínculo, gracias al minucioso desarrollo de esos personajes, logra conmover en medio de una tragedia a gran escala.