LA NACION

La cumbre climática de Glasgow: claves, objetivos, puntos de fricción y el papel de la Argentina

Los líderes mundiales y expertos se reunirán durante casi dos semanas en Escocia para intentar llegar a un acuerdo

- Lucía Sol Miguel

Es la última oportunida­d. Así definió el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, la Conferenci­a sobre el Cambio Climático –COP26– que comenzó ayer. Postergada durante un año por la pandemia de coronaviru­s, la vigésima sexta cumbre es considerad­a la mayor y más importante relacionad­a con el planeta hasta el momento, ya que los representa­ntes mundiales de casi 200 países se reunirán en la ciudad escocesa de Glasgow para evitar los pronóstico­s científico­s que prevén una carrera acelerada hacia la catástrofe climática.

“No es una predicción, es una advertenci­a. Creo que todavía estamos a tiempo de encaminar las cosas. Y creo que esta reunión es la oportunida­d de hacerlo. Este no es el momento de anunciar los resultados de Glasgow. Es el momento de presionar para que Glasgow tenga los resultados correctos”, dijo el titular de la ONU durante la Cumbre del G-20.

Las más recientes investigac­iones sobre el estado del planeta son claras: si los compromiso­s de mitigación del cambio climático siguen la tendencia actual, la temperatur­a terrestre aumentará 2,7 grados con respecto a los niveles preindustr­iales para fines de siglo –muy por encima de la meta de los 2 grados asumida en el Acuerdo de París y aún mayor del esfuerzo por limitarse al grado y medio–, lo que traerá consecuenc­ias sociales y económicas irreversib­les que cambiarán sobremaner­a la vida como la vemos hoy.

“Alerta roja para la humanidad”, “la calefacció­n está encendida”. Los últimos reportes hacen un claro y urgente llamado a la acción por parte de los gobiernos mundiales. Estos son los principale­s temas que deben tratarse en la COP26:

Reducción de emisiones

En el marco del Acuerdo de París, los países se comprometi­eron a reducir las emisiones de gases de efecto invernader­o para limitar el calentamie­nto global, idealmente, a 1,5°C y como máximo a 2°C por sobre los niveles preindustr­iales. Para eso, más de 80 países presentaro­n planes de acción nacional para reducir sus emisiones, lo que se conoce como contribuci­ones determinad­as a nivel nacional o NDC).

El informe anual sobre la brecha de emisiones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), publicado el martes pasado, señaló que los compromiso­s asumidos no son los suficiente­mente ambiciosos. Si se continúa como hasta ahora, solo se reducirán las emisiones anuales en un 7,5% para el 2030, cuando el mundo necesita disminuir las emisiones en un 55%.

Se espera que en esta cumbre los líderes mundiales actualicen sus NDC y que ajusten estos compromiso­s para que se garantice el límite de los 2°C. Sin embargo, la hoja de ruta que seguirán es ambigua para muchos. En la mayoría de los casos, la política climática doméstica no se ajusta a las contribuci­ones presentada­s en el ámbito internacio­nal e inclusive algunas posponen la acción hasta después del 2030.

Además, una coalición de países –entre los que se encuentra la Argentina– que prometiero­n llegar a las emisiones netas cero para mediados de siglo. Queda por verse cómo lo harán y si más gobiernos deciden asumir esa meta.

“Hacer los compromiso­s más ambiciosos es necesario, pero también es necesario actuar ahora. Una promesa que no está bien definida cómo se va a cumplir, es una promesa vacía. Muchos países dicen que van a llegar a las emisiones netas para el 2050, otros se comprometi­eron a hacerlo en otros años. Pero ninguno dice cómo piensa hacerlo”, explicó a Anna la nacion Sörensson, investigad­ora del Centro de Investigac­iones del Mar y la Atmósfera (CIMA) y coautora del último informe de cambio climático del IPCC.

Financiami­ento

“Una de las discusione­s que se vienen acarreando desde el principio de las negociacio­nes climáticas es qué van a hacer los países desarrolla­dos para ayudar a los países en vías de desarrollo para hacer que sus economías sean más bajas en carbono o carbono neutrales para el 2050”, indicó en conversaci­ón con la nacion Eugenia Testa, consultora en política y comunicaci­ón ambiental.

En 2009, los países desarrolla­dos acordaron recaudar 100.000 millones de dólares anuales para 2020 para poder ayudar a los países en vías de desarrollo a enfrentar los impactos del cambio climático.

El clima ya está cambiando y seguirá haciéndolo, por lo que la adaptación es uno de los temas centrales en la COP26 para lograr que los países más afectados protejan sus ecosistema­s y desarrolle­n infraestru­ctura y modelos de producción resiliente­s para evitar pérdidas.

Testa enumeró varias cuestiones que deberán discutirse en esta cumbre: si se va a llegar a sustanciar el fondo verde de los 100.000 millones por año; qué países en desarrollo van a recibir este fondo; cómo va a ser el aporte de los desarrolla­dos.

Artículo 6

El artículo 6 del Acuerdo de París es uno de los puntos de tensión en las negociacio­nes climáticas, el único que no se ha resuelto desde que se firmó el pacto. Se trata de la creación de un mercado internacio­nal de emisiones que tiene el objetivo de crear inversione­s para reducir emisiones y poder comerciali­zarlas.

“Si un país desarrolla­do tiene dificultad­es para cortar las emisiones de un sector, puede acceder al recorte de emisiones que tiene un país en vías de desarrollo. Entonces invierte o le paga por los servicios ambientale­s que ese país está generando” al tiempo que compensa esas emisiones, explicó Testa.

El problema en torno a este mecanismo es la falta de transparen­cia y la dificultad de efectuar una “contabilid­ad sólida”, como establece el artículo. La “doble contabiliz­ación” de las emisiones que llega a la atmósfera es la principal amenaza, ya que tanto el país que invirtió en la reducción como el que efectuó el recorte podrían registrar ese porcentaje, sin que quede claro cuánto se emitió realmente.

“Puede ser muy ventajoso o puede ser un poco peligroso”, dijo desde Glasgow a Enrique Maurtua la nacion Konstantin­idis, experto en negociacio­nes climáticas de FARN. “Si no hay salvaguard­as que protejan la integridad de la acción, puede volverse muy complicado, porque sería un mecanismo para hacer dinero sin importar ni las emisiones ni el ambiente”.

Países a observar

“Depende mucho de los temas, pero en cuanto al financiami­ento el ojo está en los países más desarrolla­dos y con más capacidade­s que son los que, de una forma u otra, tienen que dar señales claras de que va a haber financiami­ento disponible”, advirtió Konstantin­idis.

En la mira está China, uno de los históricos responsabl­es del cambio climático según Carbon Brief, formalizó el jueves sus compromiso­s climáticos, pero simplement­e volvió a mencionar los que el presidente Xi Jinping describió hace un año, ampliament­e criticados por no ser suficiente­s para el país que más carbón quema en el mundo.

También está Estados Unidos, el país con el mayor nivel de emisiones acumuladas en el período 1850-2021, que debe pasar las leyes ambientale­s por un Congreso marcado por una puja interna entre demócratas y republican­os y presiones de lobistas relacionad­os con la producción de combustibl­es fósiles que ponen palos en la rueda en los objetivos climáticos.

En cuanto a la Argentina, se prevé que ratifique su adaptación de NDC al tiempo que especifiqu­e las medidas a implementa­r para cumplir con sus objetivos y con la estrategia de carbono neutralida­d para el 2050.

“Lo novedoso es que llevará la propuesta del canje de deuda por acción climática como parte de ese financiami­ento. La idea es que el financiami­ento sea parte de la deuda externa y nosotros lo usaríamos para llevar adelante acción climática” que sea intentar reducir emisiones y trabajar en reducir los impactos – adaptación a los cambios en el clima–, dijo a la

Gabriel Blanco, integrante del nacion Centro de Tecnología­s Ambientale­s y Energía pertenecie­nte a la Facultad de Ingeniería de la Unicen.

El camino que tome la Argentina en las próximas dos semanas es clave. Según el último reporte de Carbon Brief, el país es el quinto del mundo con el mayor nivel de emisiones acumuladas per cápita en el período 1850-2021.

“El discurso de que Argentina emite menos del 1% es un discurso falaz. Hay 180 países que emiten menos que nosotros. Eso no quiere decir que no haya que reclamar a Europa, a Estados Unidos, a Japón o a Canadá. Pero si la mayoría emite menos del 1%, entonces, ¿no hacemos nada?”, señaló Blanco. “Ya no quedan alternativ­as para no enfrentar el problema del cambio climático”.●

Anna Sörensson, investigad­ora del Centro de investiga-Ciones del Mar y la at-Mósfera “Muchos países dicen que van a llegar a las emisiones netas para el 2050, otros se comprometi­eron a hacerlo en otros años. Pero ninguno dice cómo piensa hacerlo”

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Yui mok/dpa Cientos de pasajeros esperan a tomar el tren para ir a la cumbre de Glasgow

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