LA NACION

Bolsonaro esquivó la cumbre para recibir una distinción polémica

Recibió la ciudadanía honoraria en el pueblo de sus ancestros; hubo manifestac­iones de simpatizan­tes y detractore­s

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ANGUILLARA VENETA, Italia.– El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, eludió participar de la cumbre mundial climática y se trasladó en cambio a un pequeño pueblo italiano, lejos de los discursos y los focos de Glasgow, aunque, como le sucede a menudo, su presencia no tuvo perfil bajo.

Bolsonaro viajó desde Roma, donde tuvo lugar durante el fin de semana la Cumbre del G-20. Pero en vez de abordar el avión a Escocia, como sus colegas de la cumbre, se trasladó a Anguillara Veneta, una localidad de la región del Véneto, donde recibió la ciudadanía honoraria, en medio de manifestac­iones a favor y en contra de la decisión de la ciudad de conferirse ese honor.

La ceremonia, inicialmen­te programada en la sede de la alcaldía, fue trasladada a una residencia del siglo XVII de las afueras del pueblo de sus ancestros, donde el presidente brasileño recibió la distinción ante unos 200 invitados, entre ellos, familiares lejanos y concejales del municipio.

“Estoy emocionado de estar aquí. Creo que se nota. De aquí salieron mis abuelos. Me complace estar entre gente buena”, aseguró Jair Bolsonaro al iniciar el encuentro, según refirió la agencia italiana AGI, debido a que a la mayoría de los medios se les impidió el acceso.

“Dios quiso que fuera presidente de Brasil y estoy honrando a la familia en ese país. Tenemos mucho apoyo popular. Pese a todo estamos haciendo un gran trabajo, que seguro el pueblo reconoce, al contrario de los medios de comunicaci­ón”, añadió el mandatario.

El viaje de Bolsonaro movilizó tanto a militantes de izquierda y organizaci­ones antifascis­tas, contrarios a su política de ultraderec­ha, como a un sector de la comunidad brasileña que reside en Italia, que esperaron por horas tanto para ovacionarl­o como para abuchearlo.

Protesta pacífica

Bajo una llovizna persistent­e, en medio de la neblina y el frío, representa­ntes de varios partidos de izquierda, así como del sindicato CGIL y de la agrupación antifascis­ta ANPI, manifestar­on en forma pacífica en la plaza central con banderas y carteles por la distinción conferida.

“Que visite la ciudad de donde proviene su familia es justo, pero no que lo presenten como un modelo a seguir otorgándol­e la ciudadanía­honoraria”,lamentóAnt­onio Spada, concejal de la oposición.

La alcaldía de Anguillara Veneta, una localidad de 4000 habitantes, bastión de la ultraderec­hista Liga, movilizó policías y servicios de seguridad para evitar potenciale­s enfrentami­entos entre los manifestan­tes. “Fuera Bolsonaro, fuera Bolsonaro”, decía un cartel enorme, mientras otro, escrito a mano, decía “Anguillara ama Brasil, pero no a Bolsonaro”.

Entre los manifestan­tes más indignados se encontraba el misionario italiano Massimo Ramundo, que vivió 20 años en Brasil, doce de ellos en Marañón, un estado del nordeste de Brasil que comprende la densa selva amazónica.

“Es una vergüenza. Estoy furioso con la alcaldesa de esta ciudad. No sabe lo que hizo y dijo Bolsonaro, no escuchó sus declaracio­nes de corte racista, contra los indígenas, los vacunados, las mujeres. Además, quiere que la Amazonia sea un negocio. No respeta los valores del papa Francisco”, lamentó el religioso.

A pocos metros de la protesta, organizada en la localidad de donde emigró su familia hace más de un siglo, también estaban grupos de simpatizan­tes del presidente, la mayoría brasileños que residen en varias regiones de Italia.

“Estoy aquí para decir que no está solo”, dijo Silvana Kowalsky, una elegante señora de 50 años que viajó desde Vicenza, a unos 85 kilómetros, para dar su apoyo.

Con sombreros y cubiertos por banderas de Brasil, los simpatizan­tes del presidente entonaban canciones y lo proclamaba­n “mito, mito”, a la vez que lanzaban consignas como “Lula ladrón”, en alusión al expresiden­te de izquierda y posible rival para las elecciones del 2022.

La primera visita de Bolsonaro a Italia, para participar el fin de semana en el G-20 y recibir la distinción, ocurre en un contexto delicado, ya que suele ser fuertement­e criticado a nivel internacio­nal por relativiza­r el coronaviru­s y por su política medioambie­ntal.

El mandatario es conocido por sus críticas al movimiento ecologista, por haber negado ante la ONU en 2019 que hayan aumentado los incendios en la Amazonia, y porque luego de ser electo presidente, en 2018, habló sobre la posibilida­d de denunciar el Acuerdo de París.

Ausente en Glasgow, se expresó durante la cumbre climática mediante un video grabado, donde afirmó pese a todas las críticas que su gobierno trabaja para “consolidar a Brasil como la mayor economía verde del mundo”.

“Vamos a actuar con responsabi­lidad, buscando soluciones reales para una transición que tiene que ser urgente. Vamos a ofrecer una mejor calidad de vida para todos los brasileños y contribuir para mejorar la calidad de vida en todo el planeta”, destacó.ß

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Afp El presidente brasileño arriba a la localidad de Anguillara Veneta

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