LA NACION

Cómo la FIFA y el COI buscan conversar con los fanáticos

- Marcelo Gantman

El manual de explicacio­nes que utiliza Arsene Wenger para justificar la idea de un Mundial cada dos años contiene argumentos que describen la actual situación de Lionel Messi en PSG. Cuando Leonardo, director deportivo del club, dice que Messi pasó en los dos últimos meses más tiempo con la selección argentina y entonces, “viaja, vuelve, viaja, vuelve y ahora tiene problemas musculares”, ofrece un ejemplo de lo que Wenger pretende corregir con su proyecto: menos partidos para las seleccione­s, pero más relevantes. Menos “stop and go” y un calendario más corto que también permita el cruce de equipos nacionales que actualment­e no se produce.

“Muchas confederac­iones no tienen acceso a partidos de máximo nivel, por lo que no disponen de opciones para reducir las diferencia­s entre ellas y las grandes confederac­iones”, dijo Wenger, en la presentaci­ón del plan como director de desarrollo de FIFA. Este es un problema invisible que ahora tiene la selección argentina: hay que hacer mucha memoria para recordar cuándo fue la última vez que jugó contra un selecciona­do europeo.

El factor temporal es otra variable que Wenger manejó para sostener la propuesta, pero con otra perspectiv­a: las jóvenes generacion­es han cambiado sus comportami­entos y ya no tienen el mismo interés en mirar fútbol todo el tiempo. Este latiguillo que muchos sostienen sin mucha prueba sólida para demostrar, sin embargo, es una situación que le quita el sueño a las dos principale­s propiedade­s globales que organizan el deporte: FIFA y COI. Son las grandes administra­doras de competicio­nes que tienen el favoritism­o global cada cuatro años. Sucede que entre un acontecimi­ento y otro pasan muchas cosas que “distraen”.

Hay que hacer un gran esfuerzo para tener muy presentes los momentos icónicos del Mundial de Rusia 2018. Desde entonces, el fútbol ha sido una máquina de producir focos de interés que ponen a una distancia enorme lo que pasó hace tres años: Cristiano Ronaldo cambió dos veces de club; Lionel Messi quiso irse de Barcelona en 2020 y no lo dejaron y en 2021 quiso quedarse y tampoco lo dejaron; doce clubes europeos ricos quisieron armar una superliga y en 48 horas colapsó el proyecto. Todo esto sin describir los contratiem­pos de la pandemia. El último Mundial queda tan lejos como siempre, solo que en otras décadas el fútbol era un valle con menos noticias que estremecía­n entre cada cumbre mundialist­a.

Cuando el COI anunció en la ceremonia de clausura el lanzamient­o del Olympic Channel, el lema de presentaci­ón de la plataforma reveló toda una intención: “donde los Juegos nunca terminan”. Esa sensación de continuida­d se consolida con un perfil más alto para los Juegos Paralímpic­os, de Invierno y de la Juventud. Cada dos años el COI participa en la conversaci­ón de la industria del deporte con eventos que hizo fuertes.

Ahora, el lanzamient­o de su propia plataforma online de venta de productos, Olympic Shop –un negocio que estaba reservado para los comités nacionales que organizaba­n los Juegos y que se cerraba una vez que terminaban–, le permite al COI un relación constante con sus fanáticos desde el comercio electrónic­o de sus productos oficiales y memorabili­a.

Intervenir en la conversaci­ón cotidiana de los hinchas, además de las razones económicas,es lo que la FIFA intenta con su proyecto que trajo a Gianni Infantino de gira por Sudamérica y que ya fue rechazado por Conmebol. Sucede que si el tópico de la charla va a ser un Mundial cada dos años, los hinchas no quieren escuchar nada al respecto. Será muy difícil conversar así, aunque Messi tenga que ir y venir por triplicado.ß

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