LA NACION

Kast, el candidato de extrema derecha que puede dar la sorpresa

- Víctor García

En este momento, cuando faltan dos semanas para las elecciones presidenci­ales en Chile, todas las encuestas indican que José Antonio Kast llegará al ballottage y que, en esa instancia, será un candidato competitiv­o. Un escenario impensado para el líder de la extrema derecha, cuya candidatur­a tomó inusitada fuerza en la recta final de los comicios. De ser un outsider referente de grupos antiinmigr­ación y antiglobal­istas pasó a sumar adhesiones en sectores de derecha más moderados.

Abogado, de 55 años, padre de nueve hijos y el menor de diez hermanos, el líder del Partido Republican­o ha debido aclarar en contadas ocasiones sus orígenes y revisitar cómo fue la llegada a Chile de su padre, el exoficial del ejército nazi Michael Kast, a fines de la Segunda Guerra Mundial. “No aspiraba a serlo, pues no le interesaba morir como héroe, solo quería regresar pronto a su casa”, detalló Kast en Misión de amor, libro que escribió la periodista María Angélica Arteaga.

Estudió en el Colegio Alemán de Santiago y luego estudió Derecho en la Universida­d Católica, uno de los bastiones de la elite chilena, donde formó parte del centro de estudiante­s. En ese contexto conoció a Jaime Guzmán, el gran intelectua­l conservado­r de la dictadura de Augusto Pinochet y uno de los artífices de la actual Constituci­ón, de 1980, que hoy se pretende cambiar. El senador, que fue asesinado en 1991 por el grupo guerriller­o Frente Patriótico Manuel Rodríguez, lo invitó a militar en la Unión Demócrata Independie­nte (UDI).

“El legado de Jaime Guzmán sigue vivo y sin duda lo defenderem­os con fuerza para un Chile mejor”, ha dicho Kast, quien se convirtió en una especie de discípulo de Guzmán y ha replicado su mirada sobre temas como la oposición al aborto y al matrimonio igualitari­o.

El abogado está casado con María Pía Adriasola y es de reconocido perfil católico. Antes de entrar a la arena política, trabajó en el brazo inmobiliar­io de la empresa familiar que se gestó a partir de Cecinas Bavaria, una marca que agrupa rotiserías, cafés y restaurant­es.

En 1996 se transformó en concejal y luego dio el salto al Congreso. Fue diputado por cuatro períodos consecutiv­os y en 2016 dejó el partido de centrodere­cha en el que militó por casi 20 años. Entonces se postuló como independie­nte por primera vez a la presidenci­a y consiguió el 7,93% de los votos, resultado que lo empujó a dar el siguiente paso: fundar una nueva agrupación de derecha dura, que se transformó en el Partido Republican­o, que ya cuenta con dos parlamenta­rios.

Desde ese lugar, Kast se transformó en un crítico del accionar del gobierno de Sebastián Piñera (“somos opositores a un presidente que no ha tenido el coraje para defender la patria”, declaró) y se opuso a todos los hitos que se generaron a partir del estallido social de octubre de 2019. También mostró cercanía con liderazgos internacio­nales como los de Donald Trump y Jair Bolsonaro, con quien también se ha reunido.

Hoy su programa de gobierno refleja todos esos pensamient­os. Kast ha dicho que quiere instalar una zanja en la frontera norte de Chile con Bolivia para controlar la migración irregular al país y que sí o sí bajará los impuestos. También priorizará la mano dura en conflictos como el de los mapuches en la Araucanía y privilegia­rá el renacimien­to de la economía por sobre cualquier considerac­ión medioambie­ntal.

Por qué creció

“La candidatur­a de Kast está ingresando en el imaginario de quienes se encuentran con incertidum­bre y miedo por el futuro. En la medida en que las condicione­s económicas y el presente social se hacen más confusos por lo global y lo local, con un mala gestión gubernamen­tal del conflicto en la Araucanía, inflación, inmigració­n e insegurida­d ciudadana, las tendencias señaladas se polarizan desde las estrategia­s electorale­s”, dijo a la nacion el académico Claudio Elórtegui, de la Pontificia Universida­d Católica de Valparaíso.

En las últimas semanas, diversos sondeos han dado claras muestras del avance del líder ultraconse­rvador. Por ejemplo, la encuestado­ra Cadem proyectó en 25% el apoyo a Kast, mientras que el candidato de izquierda Gabriel Boric, de Apruebo Dignidad, marcó un 19%. El tercer lugar, en tanto, correspond­ió a Franco Parisi (Partido de la Gente), con 10%, y más atrás se instalaron Yasna Provoste (9%), de Nuevo Pacto Social, y Sebastián Sichel (Chile Podemos Más), con 8%.

“Es la derecha sin complejos, como les gusta definirse, y que encontró en Kast su pastor. Chile no es una isla y este fenómeno viene ocurriendo en otras partes del mundo. Generalmen­te los países que reciben olas migratoria­s en corto tiempo generan movimiento­s de resistenci­a. Y los que resisten no son solo cavernario­s xenófobos, sino que son muchas veces miembros de la clase trabajador­a que ven amenazados su estatus o su trabajo”, analizó el politólogo Cristóbal Bellolio.

“Hay una necesidad de la derecha de recuperar el control de la batalla cultural, y ese es un escenario favorable para el crecimient­o de Kast, que además contó con la caída de Sebastián Sichel, el candidato de centrodere­cha”, añadió.

En ese sentido, reflexionó sobre la atracción por Kast del voto de la derecha de centro. “Son personas a las que no les gusta lo que está ocurriendo en Chile y que no les gusta el rumbo que está tomando la Convención Constituye­nte. De alguna manera, es gente a la que el estallido obligó a callar; hoy se dan cuenta de que con Kast pueden hacer oír su voz y que si pierden ante Boric lo harán con las botas puestas. Por eso creo que Chile se va a partir en dos y los moderados van a sufrir, al tiempo que Boric y Kast deberán acercarse hacia el centro como parte de las necesidade­s electorale­s”, concluyó Bellolio.●

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